Dieciséis.

121 6 0
                                    

Chelsea

Me levanté súper feliz porque Thomas vendría hoy, aunque también me levanté con muchas ganas de orinar, en serio ¡muchas! He ahí la consecuencia de tomar mucha agua en el transcurso de la noche.

Como ya es de costumbre, me quité mi blusa para ponerme el brassier como primera cosa que hacer cuando me levanto. Gracias a mis incesantes ganas de ir al baño, fue un poco complicado, porque casi cualquier movimiento hacía que sintiera que casi se me salía la orina.

Después de ya estar lista, salí de mi habitación para ir al baño.

Lamentablemente no podía caminar como una persona normal, ya que  mi vejiga está por explotar y eso causa que parezca que estoy bailando una canción que suena solo dentro de mi cabeza.

Rogué porque Nathan no saliera y me viera así porque seguro no tendría compasión y me grabaría y subiría el video a Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y/o cualquier otra red social que me perjudicaría de por vida.

Gracias a Dios llegué a la puerta del baño sin señas de que Nathan me hubiera visto.

Un poquitín más aliviada, tomé la perilla de la puerta e intenté girarla, pero ésta no giró.

Antes de que pudiera entrar en pánico (o que me orinara allí mismo) escuché el molesto chillido que hace la llave del agua de la ducha al  abrirse, seguido de eso se escucha el sonido del agua chocando contra el piso.

—Puta madre. –maldije.

¡No podía aguantar más!

Toqué la puerta con desesperación.

— ¿Qué? –gritó Nathan.

— ¡Nathan, déjame entrar, por favor!

—No puedo ¡me estoy bañando! 

— ¡Nathan, por favor! ¡Necesito hacer, UR-GENTE! –Lloriqueé- Tomé mucha agua anoche.

—A la otra, antes de tomar agua en la noche, piensa las consecuencias.

—Ah, claro, ahora todas las noches, antes de irme a acostar, voy a ponerme a pensar que no debo tomar agua porque por la mañana voy a tener muchas ganas de hacer pis y tal vez Nathan esté bañándose –dije sarcástica-.  ¿Eres idiota o te haces? ¡¿Cómo jodidos me pondré a pensar las consecuencias de beber agua?!

No podía más, iba a hacerme aquí mismo.

—Nathan, te lo ruego, mi vejiga explotará.

—Está bien. Espera un segundo.

Seguido de eso, escuché como se abría la cortina y como quitaba el seguro de la puerta.

—Aun no. –advirtió.

Escuché de nuevo la cortina y luego el grito de Nathan diciendo que ya podía entrar.

Abrí la puerta de inmediato y casi corrí al escusado.

—Te juro que si te asomas o la cortina tan solo se mueve, por muy poco que sea, te corto lo que te hace hombre y hago que te lo tragues. –le advertí.

Nathan tragó saliva sonoramente.

—Entendido, pero tú tampoco te asomes, eh, por más que quieras ver porque me encuentro en la lista de los veinte más sexys de la universidad.

Let me hold you, let me love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora