La faena va cumulándose, como todo ser humano únicamente tengo dos manos. Aunque mi jefe crea que soy una heroína con fuerza titánica y que poseo poderes, como por ejemplo: mover cosas con la mirada.
Sería la hostia, pero no.
Si a esto le sumas las llamadas que me van entrando a cada rato, un compañero que no se entera de nada y una mujer mayor que pareciera que no tuviera vida, el resultado da: estoy hasta el farolillo (y aún creo que la expresión me ha quedado muy fina ya que lo reemplazaría por un 'coño' muy grande).
-Niña, verá, mi amiga Carmen, de Móstoles, me ha enviado un paquete...
-Señora, ya he mirado en todo el almacén y no hay ningún paquete a su nombre. Debería preguntarle a Carmen si, por lo que sea, se ha equivocado a la hora de hacer el envío.
Si no lo he repetido ciento un mil veces debo estar rozando esa cifra.
Ella sigue meneando su cabeza de pelo canoso y me pone enferma.
Respiro hondo, cierro los ojos, cuento hasta tres. En cualquier momento entro en cólera y acabo hablando latín.
- Es un paquete muy importante.
Sus ojos brillan apenados y me ablanda, suspiro y apoyo mis codos sobre el mostrador relajándome un tanto.
- No puedo hacer nada -. A lo mejor cree, como mi jefe, que hago magia.-Pase mañana y lo revisamos de nuevo-. Casi suena a suplica.
La mujer, por fin, se da por vencida, aunque sé que mañana a primera hora estará de nuevo aquí, pidiéndome que mire cada rincón del almacén.
Cuando la puerta se cierra y escucho el delicioso silencio acariciar mis oídos, apoyo mi frente sobre la fría madera de la mesa.
Tengo ganas de llorar, mandar mi trabajo a la mierda, pegarle una patada en el culo al idiota de mi jefe, prender fuego al recinto, pero no puedo porque soy pobre como una rata, tengo un alquiler que pagar y un perro salchicha llamado 'frankfurt' al cual amo con todas mis fuerzas pero come como un cerdo vietnamita.
Son más de las doce de la mañana y todavía no le he dado ni un bocado a mi donut.
Alguien carraspea, me pongo rígida en medio segundo. Cuando alzo la mirada, noto como mi aliento se
entrecorta, una vibración extraña hormiguea mi estomago y sube hacia el pecho haciendo que mi pulso acelere.¿En serio?
Una sonrisa me deslumbra, unos dientes blancos y perfectos se esconden detrás de esos labios carnosos bien perfilados. Sus ojos color miel me observan con un brillo tan intenso que casi puedo verme reflejada en ellos. Su cabello
corto, ligeramente despeinado, no hace otra cosa que favorecer su enigmático rostro. Y yo sudorosa, despeinada y con cara de amargada. Debo de ser la viva imagen de la Reina Grimhilde.Pero... ¿en serio? Que me cruce con
él en el Gim tiene su lógica, que me cruce con él en la cafetería del mismo barrio de Gim tiene su lógica, pero
cómo cojones puede ser que me cruce con él en mi trabajo, cuando este está en la otra punta de la ciudad.Miro hacia el techo y mentalmente le pregunto a Dios el por qué de esta situación y qué diantres quiere de mi vida.
Sonrío falsamente mientras mi corazón canturrea con perfectos latidos: ¿Quién es ese hombre que me mira y me desnuda?
Si si, yo también vi Pasión de Gavilanes, ¿quién no?
-Vengo a buscar un paquete- dice viendo que yo no digo nada, pero, como podéis apreciar, mi silencio interno es una locura.
ESTÁS LEYENDO
HUYENDO DEL AMOR SD#1
RomanceThiago y Mel, dos personajes que huyen del romance. En ocasiones la vida nos pone aprueba dándonos un poquito de aquello que siempre dijimos:¡Jamás! Podrán correr todo lo que quieran, negarse a sentir esas puñeteras mariposas, pero huir nunca. El am...