¿Soy la única que cuando le invade los nervios, a cada rato, tiene ganas de hacer pipí? Espero que no y mi sentimiento sea compartido. No me gusta ser un bicho raro, aunque las personas que me conocen dicen que llevo tatuada en la frente esa frase. He salido de casa una hora antes, cruzar Barcelona no es cualquier tontería y menos a primera hora. Tengo que coger dos líneas de metro e ir andado unos diez minutos y no me gustaría llegar tarde mi primer día de trabajo. Y menos teniendo a Thiago como jefe. No hay nada peor para comenzar el día que sentarte a contramarcha en el metro. Me mareo, pero todos los asientos están ocupados. Cojo mi teléfono y lo desbloqueo. – Tengo que hacerlo -. Me digo en voz baja. – Puede matarme si no lo hago en breve -. Musito. Mi compañero me mira de reojo, creo que esta sopesando si levantarse y retirarse. Me imagino que no es muy normal toparte con una chica hablando sola mirando el móvil. Yo de él también huiría. No me lo pienso dos veces y le doy a llamar.
-¿si?- Escucho su voz al otro lado del teléfono.
- ¿No?- me rio de ella. Sabe que soy yo, no sé por qué siempre contesta con un ‘si’ entre signos interrogatorios.
-Pensaba que ya te había perdido para siempre.
Si, si, mi mamá es así de exagerada siempre.
-Pues no estás de suerte -. Sonrío.
Sé que hace mucho que no la llamo, pero es la típica madre que aborrece. Su sobreprotección llega a abrumar. De hecho, me vine a vivir a la ciudad para saber que era vivir sin que nadie me prohibiera nada. Nunca me dejó correr con una piruleta en la boca, tampoco escalar en arboles ni montar en bicicleta. Me estropeó toda mi infancia, pero aún, y con todo eso, la quiero.
-¿Cómo va todo, cielo?- Su voz denota preocupación.
-Bien. Me gusta la ciudad -. La escucho resoplar. Sé que no le gusta que esté en la cuidad, pero tiene que entender que a mí me encanta. Recuerdo que cuando se enteró de mis planes, intento convencerme para que no me marchara y como no lo consiguió, se inventó un bulo diciendo que estaban secuestrando a chicas jóvenes. Casi me la creo.
- ¿Cómo va el trabajo? – Sabia que tarde o temprano tenía que hacer frente a esto. Y ha llegado el momento.
-He comenzado un nuevo trabajo -. El silencio se hace al otro lado de la línea. No me gustan los silencios tan repentinos de mi madre porque sé que posee una imaginación mas grande que Janne Rowling. Tengo miedo de descubrir la película que acaba de inventarse con ‘cero datos’.
-¡Ese trabajo esta muy bien! – Me recrimina. Me la imagino batiendo sus brazos a la velocidad de la luz, con el trapo en la mano y la mopa a menos de tres metros de distancia, al igual que el cubo de la fregona y el aspirador.
-Era una mierda, mamá.
-Mira tu lenguaje, pequeña…- me amenaza.
-Era una caca -. Corrijo rápidamente. Temo a mi madre, es algo que nunca voy a superar.
-Era un trabajo excelente.
- Es un cambio para mejor -. Digo en un susurro. ¿Por qué le cuesta tanto aceptar que soy yo quien elijo mi vida?
- Eso espero, hija…- se da por vencida.
-Mamá, te llamo en otro momento- . No quiero cortarla, pero mi parada ya está aquí.
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HUYENDO DEL AMOR SD#1
RomanceThiago y Mel, dos personajes que huyen del romance. En ocasiones la vida nos pone aprueba dándonos un poquito de aquello que siempre dijimos:¡Jamás! Podrán correr todo lo que quieran, negarse a sentir esas puñeteras mariposas, pero huir nunca. El am...