La casa aparece en mitad de un oasis de césped. Me precipité al pensar que hablaríamos de una casa rustica, muy por el contrario, tengo ante mi, una casa cubica de diseño moderno. Sus grandes ventanales, desde el suelo hasta el techo, consiguen hipnotizarme. Una puñetera locura. Es la típica casa con la que todos soñamos tener cuando nos toque la lotería. Porque lo juegos de azar tocan, claro que si. No hay que perder la esperanza. Da igual que seas pobre como una rata, como es mi caso, siempre hay que mantener la ilusión y la fe intacta. Hay una inmensa y preciosa piscina en el jardín con forma redonda, sobre ella flota una colchoneta con forma de tajada de sandía navegando al son de la brisa. También hay una pelota inflable, por si el dato se considera importante. Pero la piscina esta vacía.
-¿Puedes ver a nuestros hijos jugando alrededor de la piscina? – la voz de Thiago susurra en mi oído. Rie de forma canalla.
-Antes prefiero que me fecunde un reptiliano.
La carcajada de Thiago, tras mis palabras, consiguen atraparme. Giro mi cuello y le veo riendo, de forma tan natural que acaban embelesándose. Tiene una bonita sonrisa. Niega con la cabeza, como si mis palabras le hubieran volado la mente. Una chica menudita, corre pegando saltos mientras grita el nombre de Thiago, esta llega, brinca y le abraza por el cuello. No he podido verle la cara, lo que si aprecio es que tiene una sedosa melena rubia. Él duda unos instantes antes de abrazar su fina cintura.
-Pensé que no vendrías. – le dice con su rostro escondido en el cuello de Thiago. Él por fin reacciona y la estrecha de forma más sincera.
-Supongo que soy un mierda de hermano.- se lamente, con la mirada fija en algún punto.
-Lo eres. Pero eres el mi mierda de hermano y eso lo cambia todo.- escucho ambas risillas.
Me conmueven estas escenas. Se que soy una idiota hipersensible, pero me fascinan estos reencuentros.
Thiago la deja en el suelo para repasarla con la mirada.
-¿Qué coño has comido para crecer tanto?- le dice alucinado.
-¡¿Me estás llamando gorda?!- le recrimina.
- No. Solo que no sé... - la revisa otra vez.
La muchacha le da una palmada sonora en el hombro.
-Tengo dieciocho años, Thiago, ni ocho ni nueve ni diez. ¡Dieciocho!
-Lo siento.- La besa en la frente.- Prometo que no dejaré que pase tanto tiempo para próxima visita. -La joven asiente, dando a entender que lo ha perdonado. -Tengo algo para ti .- Thiago rebusca en su bolsillo trasero y saca un sobre. – Es de papá. Veo como la chica se tensa al coger el sobre. Lo abre y ve que es un cheque, pero no logro leer la cifra. Si, ya lo sé, este dato es más relevante que la puñetera pelota inflable, pero hay cosas que son así. Para mi sorpresa, en vez de saltar de la alegría, vuelve a cerrarlo y se lo entrega.
-Dile que no lo quiero. – Acto seguido gira su cuello hasta toparse conmigo y sonríe. - ¿Y tú? ¿quién eres?
No sé si contestarle diciendo mi nombre o presentarme como 'la victima con la cual tu hermano se divierte chantajeando'.
-Melanie.- me decido por fin extendiendo mi mano. La muchacha abraza mi mano y con una sonrisa sincera, se presenta:
-Lexi, aunque suelen llamarme Lex.
-Encanta, Lex. – Aprieto su mano suavemente. Me sorprende, es tan diferente a Thiago y Carl... su mirada destila dulzura, sus hermosos ojos verdes, su piel blanca, el flequillo escondiendo su frene y sus pecas salpicando su nariz la hacen adorable.
***
Lex ha sido muy amable conmigo y me ha mostrado todo el interior de la casa, desde el comedor, salón, cocina, habitaciones, hasta llegar al trastero. Es un cielo de niña. Me ha acompañado hasta mi habitación, una lujosa cámara con una amplia cama doble, con unas vistas hacía el campo abierto impresionante. Dejo la maleta aparcada en un lado de la pared mientras me dirijo al ventanal. Siento vértigo cuando me planto enfrente del limpio cristal, casi apenas se distingue.
-Al principio es bastante impresionante, pero luego pierde asombro.
Me giro y veo que Lex todavía me hace compañía.
-Supongo que a todo se acostumbra el ser humano.- sonrío.
-Supones bien.- asiente. – Te dejo para que descanses – habla mientras abre la puerta de la habitación. – La comida no tardará en estar lista.
Una vez sola en la habitación me apresuro para darme una ducha rápida. Salgo de la ducha y me lio la toalla alrededor del pecho, no es muy grande así que apenas llega a tapar por completo mis cachetes. Lio otra toalla en mi melena mientras canto Satisfaction de los Rolling Stones, con un ingles infumable. Yo lo llamo ingles, pero puede que entre como idioma desconocido. Abro la puerta del baño con un 'posiblemente el mejor movimiento de caderas de la historia' mientras sigo cantando.
Grito. Grito de nuevo. Vuelvo a gritar. Estiro de mi toalla hacia abajo, eso hace que se afloje de la parte del pecho. Abrazo mi cuerpo para lograr que la toalla no caiga al suelo.
¿PERO QUÉ COÑO HACE AQUÍ?
-Tranquila...- comienza a decir calmado, recostado en el asiento que adorna la estancia en una de sus esquinas.
-¡¿Tranquila?!¡Estas en mi habitación!
Una sonrisa de costado me muestra ese lado maligno de él. Entrecierra mientras me mira de pies a cabeza. Tengo la sensación de que mi toalla ha cogido el tamaño de un pañuelo bajo su intensa mirada. Menea su cabeza en modo de negación.
-Siento decirte que, esta, es nuestra habitación.
-¿nuestra? – pregunto como si de repente no habláramos el mismo idioma. Porque obviamente no estamos hablando el mismo idioma.- Thiago, - suspiro con frustración -, ¡lárgate! – exclamo apretando los dientes para evitar gritar. Thiago parece que me obedece, se levanta del asiento y camina, con la sonrisa torcida dibujada en su rostro, hacia mi. Frena su paso cuando llega a mi altura y me besa sin previo aviso. Gruño en su boca. Enmarca mi cara con sus manos y prácticamente me devora. Solo logro aferrarme a mi pequeña toalla mientras me quejo con su lengua jugando en el cielo de mi boca. Noto como mi cuerpo se enciende, como la dichosa electricidad recorre todo mi interior consiguiendo hacerme vibrar. Me riendo con un suspiro. Inteligente como él solo se percata de mi debilidad y frena su beso para morder mi labio inferior. Solo consigo inclinar mi cabeza con los ojos cerrados. Cuando los abro me topo con su malévola mirada, disfrutando el momento de mi debilidad. Con un brillo divertido en sus ojos, lame mis labios.
-Juro que no iba a tocarte, pero en mitad de tu pataleta, se te escapó un pezón fuera.- justo entonces pellizca mi erizado pezón, provocando una ola de cosquilleos acariciando mi interior de manera devastadora. Mierda, soy carne de neón. No puedo ser tan débil. – Sabes...- inclina su cabeza para verme mejor. – Tengo la sensación de que va a ser un fin de semana muy divertido.
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HUYENDO DEL AMOR SD#1
RomanceThiago y Mel, dos personajes que huyen del romance. En ocasiones la vida nos pone aprueba dándonos un poquito de aquello que siempre dijimos:¡Jamás! Podrán correr todo lo que quieran, negarse a sentir esas puñeteras mariposas, pero huir nunca. El am...