Capitulo 26

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Carolina nos mira con el ceño fruncido. Observa a Thiago con su ceño tan marcado que parece un acordeón. Elegantemente vestida, como de costumbre, sobre unos tacones de aguja y su pelo perfectamente alisado, hace que automáticamente mi autoestima disminuya hasta coger el tamaño de un guisante. No debería, lo sé, pero lo consigue. Mi cara pálida, con ojeras, el pelo enmarañado y mi conjunto normalito no es que puedan hacer competencia, ni por la gran diferencia de edad. Que debe ser unos veinte años mayor que yo. Esta claro que ser joven no te hace guapa. Pese a todo, firmaría ahora mismo para llegar a su edad con todo el glamur que la rodea.

-¿Dónde vas? - sus ojos clavados en Thiago como flechas a punto de disparar.

-Mi compañera no se encuentra muy bien. - Le explica Thiago. No sabría cómo explicar ese 'mi compañera' me ha hecho sentir, pero se me ha antojado como un disparo directo en el pecho. Creo que si paso mi mano por la zona, esta acabe repleta de sangre. Es la fiebre, no me lo tengáis en cuenta, por favor. El rostro de Carolina habla por sí solo, casi diría que puedo escuchar sus pensamientos. Mis ojos viajan de un a otro, mientras ellos batallan en cruce de miradas malhumoradas. No sé que cojones se estarán diciendo con los ojos, pero nada amigable. Finalmente, Carolina decide romper el silencio, el cual he intentado descifrar fracasadamente.

-Tenemos que hablar sobre el negocio - le recuerda moviendo la carpeta que sostiene entre sus manos. Thiago suspira porque, intuyo que, no va a poder librarse de ella.

-Dame un par de minutos.

-Ni uno más - le aclara con una mirada fulminante.

A mi me entra la risa. Y no es para menos, tengo casi treinta y nueve grados de temperatura corporal y unas amigdalitis queriendo estallar dentro de mi garganta. A todo este hay que sumarle que Thiago me lleva en brazos, como si fuera una cría de siete u ocho años, y a toda la oficina pendiente de nosotros. Puedo visualizar a toda la plantilla haciendo sus apuestas para ver quien se lleva el gato al agua.

El ascensor vuelve abrirse y entramos en él, Thiago queda mirando hacia dentro y yo hacia fuera, viendo a Carolina nada contenta. Vuelve a entrarme la risa, sé que me estoy ganando una enemiga a pulso, pero cuanto más quiero dejar de reír más ganas me entran de seguir riendo. A todos nos ha pasado en algún momento, ¿no?

-No seas cruel, Mel. Te aseguro que no te gustaría tenerla de enemiga, créeme.

Hablar mientras él me sujeta entre sus brazos es lo más erótico que he vivido nunca. De hecho, tener sus labios tan cerca de los míos es lo más erótico me ha pasado en la vida. En realidad, Thiago es lo más erótico que existe en la vida.

-¿Qué piensas?- me pregunta Thiago mientras me analiza alzando una ceja.

-No, de verdad, no quieres saberlo - niego con la cabeza mientras se escapan mis risillas. Las puertas del ascensor se abren y caminamos hacia la salida.

-Si quiero saberlo - insiste con su ceja aún más pronunciada.

Automáticamente noto el calor del sol chochar en la piel de mi espalda, pero, debido a la sensación de frio, me resulta gratificante.

-Era una tontería sin importancia - niego con la cabeza para quitar hierro al asunto, pero sus palabras consiguen sorprenderme:

- Eso es lo que te hace tan interesante.

¿Acaba de decir que 'mis tonterías sin importancia' le resultan atrayentes? No sé a que se refiere. Abre la puerta trasera de un taxi que hay parado en la acera y me tira en el interior como si fuera un saco de patatas. Será que no tengo fuerzas ni para mantenerme sentada. Claro que eso ha hecho que el acabe torpemente sobre mi y sus labios a milímetro de mi boca. Una sonrisa pilla se manifiesta en su rostro, sus labios deliciosamente curvados hacia arriba, no hacen otra cosa que incrementar mi apetito lascivo repentino. Mis manos se aferran a su camisa atrayéndolo hacia mi, él inclina su cabeza hacia atrás sin abandonar su seductora sonrisa.

-Si la tocas, te haré picadillo hasta convertirte en una hamburguesa - muerdo mi labio inferior tras mi amenaza. Thiago lame mi boca de arriba abajo, gesto que podría resultar algo repugnante de no ser porque este hombre consigue encenderme de una manera inexplicablemente rápido. Finaliza besándome de manera fugaz y consiguiendo liberarse de mi agarre. He de anotar que lo sujetaba con todas mis fuerzas, pero imagino que era fuerza de hormiga.

-Descansa y recupérate - me dice con el antebrazo apoyado en la puerta. - Para cualquier cosa, no dudes en llamarme - cierra la puerta dejándome como un paquete en busca de su destinatario. Aunque el destinatario podría ser, tranquilamente: 'Nunca y jamás no existen'. Le da ordenes que no llego a escuchar al taxista y lo veo adentrarse en el edificio de la oficina, notando como en mi estomago se va creando un nudo del tamaño de un universo apunto de estallar como el mismísimo Big bang.

Solo diez minutos más tarde estoy en la consulta del doctor, donde Thiago pidió al chofer que me llevara. Mis manos sudan frías mientras el doctor a punta con el foco de una linterna, como un autentico francotirador, el interior de mi garganta. Tras un par de minutos que se antojan internos, este por fin da su veredicto. Sé que soy muy exagerada, pero temo que diga algo que me alarme, tipo: estas muy enferma, a punto de morir. Me invita para que me siente en la silla de su mesa y entonces me explica lo que sucede en mi cuerpo:

-Tienes amigdalitis aguda. Deberás tomar antibióticos durante diez días - teclea en el ordenador, lo que imagino que será la receta o mi hora de la muerte. - Reposo, mínimo, cuatro días. Sería bueno tomar cosas frescas, no frías - me recalca para que vea la diferencia. Yo a todo asiento. Si mi vida no corre peligro ya soy feliz. No necesito nada más. - Esto es el resultado de utilizar aire acondicionado en exceso.

Es cierto que en el avión cogí algo de frio, pero no lo consideré en su momento. Acaba dándome la receta y me aconseja dar baños de agua templada para ayudar a que la fiebre baje. Cree que, en un par de días tomándome la medicación, notaré las mejorías. Pero reposo absoluto durante cuatro días. Cuatro días sin ver a Thiago. Anteriormente me parecería fascinante, pero ahora me entristece la idea. Cuatro días sin ver a Thiago... ¿Qué cojones me está pasando? ¿Es momento de comenzar a correr?

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Muy buenas!! En primer lugar quería disculparme por mi ausencia. Lo siento de corazón, de verdad verdadera y de la buena que me fue IM PO SI BLE subir capitulo la semana pasada... A veces querer no es poder. Intentaré compensaros esta semana :)))) Por cierto, ¿Como veis el asunto? A Mel la veo un poco hasta las trancas, ¿vosotros que creéis?

HUYENDO DEL AMOR SD#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora