Capitulo 4

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Thiago

Mientras que Carolina va en busca de su cigarro, voy recoginedo mi ropa que está esparcida por toda la habitación.
Odio el olor del tabaco. Encuentro mis calzoncillos colgados con gracia en una de las esquina de un cuadro y no
recuerdo en qué momento salieron volando. Los cojo y me los coloco, despues hago los mismo con lo pantalones. Busco por todos los rincones la camisa, alzo la vista y observo que Carolina la lleva puesta. Suspiro retorciendo los ojos.
Sabe, y de sobra, que no me gusta esas tonterias. Rasco mi nunca. Carol tiene cuarenta y siete años, una mujer independiente, sabe qué quiere y lo qué detesta. Mi relación con ella es perfecta, nos entregamos pĺacer y se
acabó. Sin entradas para el cine, sin veladas romanticas, SIN COMPROMISOS (este último dato es importantísimo). Lo importante es que el roce no haga el cariño.

-Necesito mi camisa.

Resopla por la nariz y eso no me gusta.

- ¿Tienes prisa?

Me sé ese truco, lo he puesto en marcha esta mañana con una chica con semblante dulce.

-Si. Tengo una reunión importante. - miento.

Chasquea la lengua y le da otra calada a su cigarro.

- Siempre huyes justo después. A veces tengo la sensación de que me utilizas.

No vamos bien y no entiendo a qué viene esto.

- No vayas por ahí...

- sé que eres un chico joven... - camina hacía mi, llega a mi altura y posa su mano en mi abdomen. - y te gusta vivir sin ataduras...- su mano baja lentamente sobre mi piel. Trago saliva y aprieto mi mandíbula cuando su mano entra por debajo de mi pantalón. - pero comiemza a molestarme que no tengas tiempo para mi.
Freno el movimiento de su mano, abrazando su muñeca y la saco del interior de mi ropa.

- Necesito la camisa.- repito bastante serio. Carolina obedece y comiemza a desabrochar los botenes, veo su juego e intenta seducirme con suaves movimientos de caderas. No. No va a suceder. Cualquier cosa que ahora mismo esté pasando por su cabeza, no va a suceder. Antes muerdo la boca de quien realmente tengo sed y
no, no eres tú Carolina.

***

MEL

Sostengo la tarjeta entre mis manos mientras me tomo el café de la mañana. He de decir que mi café está asqueroso porque me quedé sin azúcar y no he tenido tiempo para ir a comprar. Mil ochocientos euros. Se dice pronto pero son dos sueldos de mi actual trabajo. Tesa ha sido admitida por la empresa, comenzó hace un par de días y está¡ contenta con su nuevo puesto, pero su sueldo es la mitad de mi propuesta. No lo entiendo. Mi amiga me ha animado para que acepte, yo estoy bastante indecisa. Tesa dice que es mucho dinero, podríamos pagar el alquiler sin problemas y nos sobrará para hacer cosas que hace años que no hacemos, por ejemplo: cenar en un restaurante, comprar ropa y pagarnos caprichos varios. Lo peor de todo es que tiene razón. No tendríamos problemas económicos contando con dos sueldos. Respiro hondo y marco el numero de teléfono que sale en la parte derecha de la tarjetita. Extrañamente me entran ganas de hacer pipí­ y noto como mi estomago se encoje hasta coger el tamaño de una nuez. Dios mio, pero que cojones desprende este hombre que hace que sude incluso sin tenerle delante.- Mel, no seas tonta.- me regaño en voz baja, viendo como mi pulgar tiembla antes de darle al botón de llamar. Tengo la boca espesa y noto el corazón retumbar en mi cuello. Si no le doy a llamar ahora mismo, no lo haré nunca. Cuento hasta tres cerrando los ojos con fuerza y le doy a llamar. Escucho el primer tono, el segundo y el tercero, Tengo la sensación de estar subida en una montaña rusa. -¿Si?- Su voz imponente, ruda y algo molesta suena en el otro lado de la linea. Mierda, Joder. Hostia. -Emm...- maldita sea Mel, aclara tu maldita cabeza.- yo...- Suelto el aire que tenia contenido en mis pulmones y abro los ojos que, sin saber por qué, seguían cerrados.- quería saber si seguía en pie aquella propuesta de trabajo.

Silencio absoluto al otro lado del teléfono, casi creo que me ha colgado cuando por fin comienza hablar. -¿Melanie?- pregunta ahora con un tono más suave que el anterior. Por mi columna sube un escalofrío al escuchar mi nombre salir de su boca. De repente tengo la sensación de que mi nombre es más bonito de lo habitual.



HUYENDO DEL AMOR SD#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora