•❁•Capítulo uno•❁•

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Gritos, insultos, golpes, era lo que Jimin veía a diario en su casa.
Antes de irse al instituto, al llegar del instituto su padre era el protagonista de todo eso, un hombre que trabajaba para una pequeña empresa archivando papeles casi todo el día, era alcohólico desde que tenía uso de razón y su madre era una ama de casa muy tranquila, se dejaba llevar mucho por su esposo, lo respetaba mucho... no, eso no era respeto, era miedo.
Esa mañana era fría, Jimin se levantó temprano como de costumbre tenía clases de matemáticas, su clase favorita la que lo hacia olvidar todo lo malo que pasaba en su casa.

— Jimin, cariño el desayuno está listo —Dijo su madre desde fuera de su habitación.

— Está bien mamá —Dijo el chico ya vestido y tomando su bolso junto a los libros.

Al llegar a la cocina, vió su desayuno ya servido, su madre se encontraba lavando platos sucios, se sentó a comer tranquilamente hasta que se escucharon unos pasos en las escaleras.

— ¿Papá no está trabajando? —Murmuró asustado.

— No bebé, hoy le dieron libre —Respondió bajo su madre— No lo mires a los ojos, sabes que le molesta —Los pasos se escuchaban cada vez más cerca— ya casi llega. Jimin, pase lo que pase debes irte por la puerta trasera. Te amo hijo.

— Yo también mamá y mucho… —Susurró Jimin.

— ¡NAM SOO! —La mujer abrió los ojos atemorizada— ¡¿Dónde carajo estás!?

— E-en la cocina —Balbuceó.

Park KangHoon llego a la cocina rojo de la rabia.

— ¡¿Por qué la casa esta tan desordenada y sucia?! Para qué crees que te tengo aquí —Gritó mientras se acercaba peligrosamente a ella, ignorando el hecho de que Jimin estaba ahí.

— He limpiado, cariño. —Dijo mirando el suelo.

— ¿Segura? —La tomó del pelo y la llevo hasta la sala— ¿Ves cómo está todo, maldita perra? —La empujó haciéndola caer al suelo de golpe, ella se quejó a causa del dolor— ¿Ésto te parece limpio?

Mientras seguían las sesiones de gritos por parte de KangHoon, Jimin estaba sentado mirando su desayuno, con la mirada baja y con su cara empapada de lágrimas, su padre era de lo peor, no había día en que estuviera calmado. Sin terminar su comida se levantó y camino hasta la puerta de la cocina; obedeciendo a su madre, saldría por la puerta trasera tal y como le había dicho.

Ya en la calle, se apresuró a tomar un taxi para llegar al instituto, antes que sus compañeros para así poder esconderse en la biblioteca, ahí era el único lugar donde se sentía bien y podía desahogarse.
A salvo en la biblioteca, sacó unos de sus libros favoritos de historia antigua, leería algo ligero antes de su primera clase.
Tras unos quince minutos se escuchó el timbre que indicaba el comienzo de la primera hora. Jimin se apresuró a dejar el libro donde lo había encontrado para llegar a tiempo a su clase, en la que al llegar, se sentó en su lugar que estaba al frente con la vista baja, ahí se sentía seguro, nadie lo molestaba.

— Bien clase —El profesor entró— hoy haré un examen sorpresa, ya han pasado semanas en la que he estado explicando la materia así que hoy veré si realmente pusieron atención a todo lo que dije. —Tomó un montón de hojas de su escritorio— Park, pasa las hojas a todos, por favor.

Sin decir nada, Jimin se levantó, tomo las hojas y fue entregando una a cada uno de los chicos, al terminar fue hasta su lugar para comenzar su examen.
Fue el primero en terminar como de costumbre, se levantó y fué hasta el profesor a entregarle la hoja con las respuestas, sintió las miradas de sus compañeros, aun así no volteo, sabía que si lo hacía no se encontraría precisamente con miradas amistosas.

— Excelente Jimin, sabía que no me decepcionarías —Le dijo el profesor al terminar de revisar su examen— puedes irte si así lo deseas.

Jimin asintió y fué por sus cosas, pero antes de salir uno de “los populares” le puso el pie y Jimin tropezó cayendo al suelo. Todo el salón comenzó a reírse.

— Vaya Park, sí que eres torpe —Hablo TaeHyung el líder de todos los populares.

— Kim, no me hagas tener que quitarte tu examen y reprobarte, deja a Park en paz. —Dijo el profesor en tono de advertencia.

— Ok profesor.

Sin más nada que hacer Jimin salió y corrió hasta los baños para encerrarse allí. Cada día odiaba más su vida, se sentía inútil, no podía defender a su madre, ni siquiera a él mismo, se consideraba un cobarde.
Después de quince minutos llorando, fue a lavarse la cara, al verse en el espejo notó sus ojos hinchados y rojísimos, si TaeHyung y su grupo lo veían, seguramente se burlarían y lo golpearían.

Siempre era así.

Abrió la puerta del baño sin fijarse por donde iba, sintió un golpe fuerte.

— Auch. — se quejó una voz femenina.

— Oh, lo siento mucho —Se apresuró a decir Jimin tímidamente.

— No, tranquilo —Río mirándole— no me fijé.

Jimin levantó la vista y vió a una chica sentada en el suelo, bueno más bien tirada. Sin saber qué hacer, sus manos empezaron a sudar, estaba nervioso, jamás había hablado con una mujer que no fuera su madre.
La chica se levantó del suelo sacudiendo su ropa, y miró con más atención al chico con el que había chocado.

— ¿Estás bien? —Le pregunto al ver sus ojos rojos.

Con miedo, Jimin salió corriendo y la dejo allí sola, ella no entendía nada solo lo vio alejarse y doblar por un pasillo hasta que lo perdió de vista. Raro, apenas había estado conociendo el instituto, mientras su madre arreglaba las todo para que ella al fin entrara a estudiar y se topaba con un chico que llamo mucho su atención; a primera vista parecía triste, asustado, aterrado le habría encantado poder conocerlo, bueno conocer su nombre al menos, pero nada, él solo huyó.
Recogió su bolso del suelo y fué hasta la oficina del director a esperar a su madre la reunión debió haber terminado.
Jimin al llegar a un lugar seguro se detuvo a tomar un respiro, aquella chica lo había asustado, era de estatura baja pero, nunca nadie le había preguntado cómo estaba, ni mucho menos había intentado mantener una conversación con él. ¿Habrá sido una trampa de TaeHyung para luego burlarse de él? Sí, eso tuvo que haber sido, el no debía confiarse de nadie, al final todos lo traicionaban.
Al terminar sus clases, se fue inmediatamente a su casa, ya a esta hora seguramente su padre había ido a beber algún bar así que solo estaría su bella madre esperándolo, cosa que lo tranquilizaba.

— ¿Mamá? —Pregunto al entrar, todo estaba muy silencioso- ¡Oh, Dios mío! ¡MAMÁ! –Gritó al encontrar a su madre en el suelo inconciente y cubierta de sangre— Mamá, por favor despierta. —Dijo con lágrimas en los ojos, seguramente su padre la habría golpeado hasta dejarla así.

— Bebé…—Susurró su madre— hijo, no llores ¿si? Mamá esta bien.

— Mamá, vamos te llevo al hospital.

— No, hijo. Estoy bien, ayúdame a levantarme.

Y así lo hizo, la llevó hasta el baño y la ayudo a limpiarse, su madre no merecía ser tratada así, ella era una mujer, madre y esposa ejemplar, aún no entendía por qué su padre la trataba así y creía que jamás lo entendería, solo le quedaba apoyar a su madre en todo lo que pudiera y estudiar para tener un buen trabajo para llevársela de ahí he irse lejos. A un lugar donde su padre nunca pudiera encontrarlos.
La cena pasó normal ya que su padre no llego a la casa ese día, y eso era algo bueno al menos no hubo gritos esa noche y se fue a dormir por primera vez sin miedo a que su padre entrara a su habitación a golpearlo ya sea por perder una apuesta o por perder un juego de cartas. Así de cruel como sonaba, era lo que diariamente tenía que soportar Jimin y su madre.

• El Nerd • || P. JIMIN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora