Estaba completamente harto de todo, ¿no era suficiente? Probablemente era uno de los demonios más castigados; sin embargo, a los demás no les importaba y nadie intervenía, más bien los espectadores disfrutaban la escena como si fuese una película de comedia.
Con el tiempo perdí la esperanza de recibir cualquier clase de ayuda, más bien me quedaba quieto cuando me golpeaban e intentaba no quejarme, así se aburrían pronto y me dejaban tranquilos.
¿Por qué tuve que morir así?
Varios se acercaban a mí con la intención de tener sexo u otros motivos, pero cuando era castigado ni se inmutaban por hacer algo. Aquí nadie tenía verdaderos amigos, todos se lastimaban entre sí y a nadie le importaba el otro. Posiblemente era mil veces peor a comparación de la tierra, después de todo, yo fui el amigo tóxico y falso, cuando Hoseok siempre estaba ahí para mí, no lo valoré y ahora me arrepentía.
Mi rostro estaba siendo pisoteado al igual que el resto de mi cuerpo por unos cinco demonios, mientras continuaba sumido en mis pensamientos. Me acostumbré tanto que el dolor ya no es tanto.
—¡Déjenlo! —finalmente escuché.
Por un instante creí imaginarlo o recordarlo, mi amigo solía defenderme en mi juventud. Era demasiado noble. Es más, nunca llegó a lastimar a nadie, pero su enojo asustaba a cualquiera.
Pasé de ser defendido a ser quien lo hería, irónico, ¿no? Después de tanto, quizás sí merecía estar en este horrible lugar.
Una figura de aspecto bajo y debilucho se abrió paso entre la emocionada multitud, la cual comenzó a abuchearlo por detener la diversión.
La sangre nublaba mi vista, brotaba de mis heridas sin parar y se deslizaba por doquier. Sentí una cálida mano acariciar mi mejilla y deseé que la infinidad de aquél grato acto.
La pequeña criatura se colocó de rodillas cerca de mí, me limpió el rostro, me observó con un atisbo de preocupación y cariño. Después de tanto tiempo, me sentí apreciado e importante nuevamente.
—Si le ponen otro dedo encima, los destruiré a todos —aunque su voz fue amenazante, nadie se lo tomó en serio y más bien comenzaron a carcajearse.
Sin embargo, su cuerpo comenzó a crecer, mientras su piel lucía tan gruesa como una armadura, de su boca salían llamas y de sus manos filosas espinas, las cuales expulsaba contra los demás. Asimismo, podía enviar ondas para someter a los demás.
Los gritos de dolor se apoderaron del lugar. El pequeño era más violento de lo esperado, no debía ser subestimado.
—Gracias —murmuré. Seguramente tenía años de no utilizar aquella palabra, pero bastó para que él se detuviera.
—¡Aburrido! —la mayoría exclamó, mientras salían despavoridos de la habitación.
Su figura indefensa regresó, se acercó nuevamente a mí y me sonrió.
—Soy nuevo por aquí, por ello te elijo.
—¿Elegir?
—Sí, eres el indicado.
Claro, nada sería gratis. La ayuda no es honesta, siempre se debe dar algo a cambio.
—No me veas así, solo deberás alimentarme con energía.
—¿Qué clase de energía? —lo vi confundido.
—La respuesta es bastante obvio.
Sexo, ¿no?
—¿Qué hizo alguien como tú para estar aquí?
A simple vista podía darme cuenta de que era joven, probablemente murió a los 19 años.
—¿Incluso debo hablar aquí de ello? —se incomodó.
—Olvídalo. Si algún día quieres hablar conmigo al respecto, hazlo, pero si no quieres hacerlo, no lo hagas. Da igual —intenté ponerme de pie.
Si lo ayudaba, estaría menos tiempo allí, dejaría de ser la marioneta y el payaso del infierno.
Jamás imaginé que con el pasar del tiempo se aferrara más a mí, hasta el punto de perseguirme o mostrarme afecto. Generalmente buscaba una forma de sacármelo de encima, aunque mis intentos solían ser inútiles.
—Tae, déjame darte mimos —continuaba estirándome las mejillas y atraía mi rostro al suyo para besarme.
—¡Qué meloso! ¿No te cansas de no recibir nada a cambio?
—No espero recibir cariño de tu parte. Cuando das algo porque simplemente te nace, no deberías esperar nada a cambio.
Un día, sin pedírselo, quiso hablarme sobre su pasado. Esa vez me sentí impotente, hasta me arrepentí por quejarme de mi vida cuando la suya fue peor. Contradictoriamente, era el mejor demonio que conocí, pero algunas veces se juzgaba injustamente a los demás.
Creció en la calle con una mujer alcohólica y drogadicta, quien se prostituía para conseguir su vicio; no obstante, cuando sintió que no era suficiente, prostituyó a su pequeño de ocho años. Si tan solo lo hubiese conocido antes... habría hecho lo posible para sacarlo de la calle.
A los 15 fue vendido a un desagradable tipo, al cual no le importaba hacer con él lo que se le viniese en gana, hasta lo tenía encerrado y amarrado en su sótano. Fred intentó escapar y suicidarse, aunque todo fue en vano. Una noche intentó invocar a un demonio como última opción, este lo ayudó a desatarse y salir del sótano, además, le dio el coraje de asesinar a su secuestrador, a los amigos de este, a su madre y otras personas que detestó.
Aunque ellos también ardían en el infierno, se encontraban en otras secciones.
—Eres tan lindo —el insoportable pequeñín estaba sobre mi espalda —. Te amo —besaba mi cabeza.
—¡Qué irritante!
En el fondo le tenía muchísimo aprecio y admiración, incluso, me sentía afortunado por ser a quien amara, por ello de vez en cuando le hacía un poco de cariño, pero para él era suficiente, lo cual era de esperarse de una persona que jamás recibió afecto.
Cada vez que era castigado por incumplimiento, se enojaba y preocupaba muchísimo, hasta colocaba mi cabeza sobre su regazo, mientras lloraba amargamente y acariciaba mi cabello.
—Mi mayor temor es que te hagan cenizas o te envíen a la sala de torturas eternas —sollozaba —. Si eso pasara, pediría que me hicieran lo mismo.
—¡Idiota! Solo tendrías que seguir y conseguirte a alguien más.
Sería yo quien no soportaría saber que él estaba siendo torturado nuevamente, no lo merecía.
Cuando conocí a So Hee, él se encolerizó más de lo usual. Siempre se ponía celoso por mi trabajo, sin importar que era para alimentarlo a él. Como ella no accedía, él se estaba debilitando y actuaba como si no le importara; sin embargo, temía muchísimo que un día simplemente desapareciera y ya no tuviera a alguien para mí.
No obstante, cuando lo logré y él recuperó parte de su vitalidad, se molestó. Bueno, el enojo era parte de él.
—Jamás debiste hacer algo así con ella. Conozco perfectamente cómo se siente, es un acto despiadado y abominable. Estoy decepcionado de ti —se entristeció, hasta apartó mi mano cuando intenté acariciar su cabello —.Deberíamos buscar otro método para ganar energía —tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—Tal vez.
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I'm not playing// Tae // Jungkook
Fanfiction"Querida So Hee, no te enamores de mí, los demonios no sentimos amor ni compasión". xWangPuppyx 12/11/2017