Todo tranquilo como debía de estar.
No había nada que lo hiciera alterarse por la administración del local, todo iba de maravilla.
Los bailarines eran bien pagados, los hombres venían y se iban con una sonrisa de satisfacción en sus rostros, no se decepcionaban por lo que les entregaba el club. Cada vez eran menos los hombres de la mafia que venían e incomodaban con esa imponencia y aura que tanto los caracteriza.
Desde que Viktor se llevó a Yuuri, la rutina que se había formado en el bar dio un giro de 180 grados.
Sí, se había quedado como unos tres meses trabajando en el local, pero aún así, fue bastante extrañado, no sólo por Phichit, si no también por las personas que trabajaban en el local.
Emil extrañaba bastante la compañía del japonés cuando juntos acomodaban mesas y hacían el tonto por el lugar, al igual que el chico nuevo Minami, el cual se había encariñado bastante con el japonés y siempre le dedicaba esa mirada de admiración por su esfuerzo... y pues claro, tenían un poco en común, fue muy fácil para ambos poder llevarse bien.
A Celestino le causaba cierta nostalgia la ausencia del japonés, no lo podía negar, era inevitable que se extrañara a alguien tan dispuesto a ayudar... no puede creer que lo vendió al peor mafioso de Rusia.
Con un poco de tristeza, salió de su pequeña oficina, desacomodando de poco a poco la playera celeste que tenía para obtener un poco de aire fresco.
Al salir de esta, logró ver a un enérgico Yurio practicando en el pole como siempre lo hacía. Demostrando su cuerpo esbelto, pálido y bello en cada movimiento dulce que lograba hacer, cabe decir que con un aire mucho más sexy de lo normal. Parecía estaba bastante inspirado en su baile.
El mayor se acercó con una sonrisa, colocando sus manos en la orilla del comienzo del escenario, viendo a Yurio mucho más de cerca. Ese chico tenía tanto encanto saliendo de sus movimientos, era increíble por donde sea que se viese.
Aplaudió alegre cuando vio al rubio hacer un movimiento difícil al deslizarse como gracia por la base de metal, pero le salió de una manera perfecta e impecable que lo hizo parecer muy sencillo a quien no sabía de la técnica tras todo eso.
-¡Muy bien, chico! ¿Has estado practicando, eh? -preguntó animado hacia el menor.
El menor detuvo sus movimientos y se agachó en la orilla de la plataforma para ver con una ceja alzada al moreno en esa actitud condescendiente tan típica de él.
-Es obvio que estoy practicando -removió sus doradas hebras en un gesto coqueto y de diva-, de esto trabajo, anciano -gruñó por debajo esto último haciendo sonreír al mayor.
-Por Dios, eres todo un enigma -se burló de él.
Comenzó a reír moviendo su pecho de arriba abajo, dejando salir su gruesa voz para que esta llegara a los oídos del rubio.
El rubio estaba a punto de reír con el mayor, hasta que vio de soslayo una sombra en las afueras del local... o tal vez varias sombras en la puerta de entrada. Frunció el ceño, acercándose un poco más al extremo del escenario, queriendo mirar mejor por el vidrio de aquella puerta, pensando que eran simples clientes que hacía final para esperar a que abriera el local.
Estaba a punto de comentar algo al respecto...
Pero no contaba con que las personas que estaban en la puerta, de la nada entraran al local en movimientos claramente bruscos y horripilantes a los ojos del rubio, quien en seguido supo que debía ocultarse y salir de la vista de cualquiera cuando de sus largos abrigos sacaron con velocidad armas de fuego y las apuntaron por todos lados del lugar.
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F L E S H [❄Viktuuri❄]
FanfictionEl secuestro de Yuuri Katsuki lo lleva a parar a Rusia, lejos de su familia y su lugar natal de nacimiento. Tras haber estado días en la obscuridad de un sótano se le da la oportunidad de escapar, haciéndolo llegar por obras del destino a un cabaret...