Yuuri jamás se había sentido tan cómodo por las mañanas en una cama que no fuera suya. Abrió los ojos un poco desorientado por el paradero de su cuerpo, sonriendo enseguida cuando vio al platinado durmiendo plácidamente a su lado.
Sus cabellos ocultando uno de sus ojos como normalmente lo hacía, pero esta vez de una manera despeinada y rebelde que causaba que su corazón se estrujara de lo lindo que se veía su amado. Con una mano algo tímida, acarició los cabellos del mayor con una sonrisa permanente en su rostro, sintiendo la suavidad de estos con una enorme felicidad.
Juraba dar todo de sí por una vista como esta cada vez que despertara.
Sí, por mucho tiempo pensó en la hermosura que Viktor tenía como hombre, y era obvio que le encantaba. Jamás pensó que iba a estar tan cerca de aquel hombre tan guapo que lo conquistó desde aquel primer vistazo que le dio en el local, desde que lo defendió de uno de sus propios colegas frente a todo un grupo de gente que probablemente no se pararía por alguien como él.
No estaba tan orgulloso de la profesión de Viktor, aún tenía muchos temores con respecto a ello y la preocupación le quitaba horas preciadas de sueño por las frías noches de Rusia, aunque no era nadie para decirle al mayor que dejase su trabajo por un simple capricho del japonés, era consciente de que algo como eso causaría un gran impacto de muchas maneras y le temía mucho al cambio, a lo desconocido, prefería estancarse con lo que ya vivía.
Sorprendido, sintió la mano del mayor colocarse en la suya con suavidad, con las cejas alzadas y el pecho agitado admiró cómo los ojos del mayor se colocaron en los de Yuuri para sonreírle con ternura evidente. Se movió un poco en su lugar, y, en un movimiento inesperado, acorraló a Yuuri entre sus brazos, atrapándolo en un abrazo de oso que lo abrumó por tanto cariño tan de la nada, dejando al castaño descansar su cabeza en el pecho el ruso, escuchando los latidos del hombre que parecían ir en sincronía con los suyos.
Ambos rieron mientras se abrazaban el uno con el otro, dejando que el sonido de su felicidad inundará la gélida habitación y aligerara la mente de Yuuri con burbujeantes carcajadas. Estaban felices de estar juntos, disfrutaban de su compañía, esperaban que así fuese por mucho más tiempo. Nunca se habían sentido tan a gusto con la presencia de otra persona.
—¿Sabes, Yuuri? —comenzó el mayor con una sonrisa en sus labios—. Antes creía que eso del amor y estar enamorado o encontrar a tu otra pareja eran porquerías que los abuelos me contaban cuando era pequeño —miró al pelinegro, agachando su cabeza para quedar a centímetros del otro, regalándole una sonrisa encantadora que le quitó el aliento—. Ahora veo que me equivoqué.
El nipón no pudo hacer más que sonreír y sonrojarse por las palabras del más alto. Se abrazó mucho más al platinado.
Eran palabras que creyó nunca iba a escuchar de él. Viktor resultó ser un romántico empedernido, lo creería de cualquiera menos de alguien como él que llevaba el título de ser un temible y despiadado personaje. Sin corazón, sin sentimientos. Era toda una caja de sorpresas y no podía esperar a descubrirlas todas.
—Cuando te vi —comenzó el japonés—, pensé que solamente ibas a ser otro de mis amores platónicos —se acurrucó contra él—. Eres demasiado perfecto para estar con alguien como yo, te veías... tan lejano, imposible de alcanzar.
Viktor frunció el ceño al escuchar aquello.
Tomó la barbilla del japonés y le hizo mirarlo. La carita hermosa del chico le recordaba a un adorable cerdito gracias a sus mejillas aún regordetas. Para Viktor, Yuuri Katsuki era el ser más perfecto y tierno que podía existir en esta tierra, pero él parecía tener una opinión diferente de sí.
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F L E S H [❄Viktuuri❄]
FanfictionEl secuestro de Yuuri Katsuki lo lleva a parar a Rusia, lejos de su familia y su lugar natal de nacimiento. Tras haber estado días en la obscuridad de un sótano se le da la oportunidad de escapar, haciéndolo llegar por obras del destino a un cabaret...