Para cuando el sol se había levantado y anunciado un nuevo día, los Katsuki habían decidido hacer una pequeña cena familiar... con todo y cierto invitado ruso comiendo con ellos.
Viktor no iba a mentir en que no había estado bastante confundido durante aquella comida ya que, obviamente, la familia de su querido amante hablaba en japonés. Tal vez se sentiría más cómodo con sus hombres a sus espaldas, mas no quería irrumpir la paz en la morada, por lo que les pidió quedarse en un hotel cercano a las aguas termales.
Yuuri ya les había mencionado por el teléfono a su querida familia sobre la persona que lo rescató y lo amó durante estos seis meses que estuvo fuera de su ciudad natal, pero todavía con aviso se sentía cierta tensión en la mesa. O, al menos, el Nikiforov lo veía así.
—Entonces —comenzó Mari con su característico tono neutral—, ¿este hombre... es tu novio? —lo apuntó con los palillos con los que estaba comiendo su arroz.
—Hum... se podría decir que sí —se encogió de hombros el japonés con una sonrisa nerviosa decorando su rostro.
Sabía que en parte estaban hablando de él ya que la hermana del chico le apuntó de nuevo. Ah, regresando a Rusia se buscaría unas clases de japonés para poder hablar con su suegrita con facilidad y que le cuente anécdotas de un Yuuri pequeño.
Vaya, eso no sonaba nada mal. Lo anotaría en su lista de quehaceres.
La familia japonesa siguió platicando como si nada, casi ignorando el imponente perfil de Viktor Nikiforov, quien se sintió pequeño por primera vez en su vida.
Nunca nadie lo había pasado de largo de tal manera, siempre era normal que la gente le diera la vuelta al saber su apellido, o probablemente le coquetearían por su belleza natural.
Pero no, ahora mismo se sentía como un insecto en un charco de gente esperando ser aplastado.
—Te preguntan tu profesión, Viktor —le llamó el nipón con aquella sonrisa nerviosa.
—Ah —se puso recto el ruso—, s-soy un hombre de negocios —habló en inglés, viendo si alguno de los familiares del chico le entendía —. Y-Yo tengo bastantes plantas de uhm, de, ¡de productos para la piel!
—¿Productos para la piel? —preguntó Mari alzando una ceja.
¡Ah, así que entendían el inglés!, pensó el ruso. Probablemente para los turistas.
—¡Sí! —acertó el peli plateado—. S-Soy dueño de —miró a todos lados de la habitación, esperando ver alguna marca no tan conocida para él. Miró debajo de la mesa una pequeña bolsa por los pies de Mari— Nars... on — murmuró casi con confusión.
—¿Narson? —preguntó esta vez confundida Hiroko.
—¿Sí...? —aludió nervioso— E-en realidad, no hay por qué hablar de una pequeña empresa de la que en realidad nadie conoce —se burló de manera nerviosa.
Todos en la mesa lo miraban como si se tratara de un bicho extraño que se la pasaba delirando.
Yuuri se dio cuenta de la atmósfera que estaba pasando por la habitación como una horrible nube verde. Decidió poner su mejor sonrisa e inició otro tema de conversación, salvando a su amante de decir otra tontería.
—M-mamá —llamó el japonés a la adulta—, ¿ya está listo el katsudon? Me gustaría que Viktor lo probara —se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.
Hiroko alzó sus cejas, como si su hijo le hubiera recordado algo que hace mucho había olvidado.
—¡Eh, es verdad! —se levantó de la mesa apurada.
ESTÁS LEYENDO
F L E S H [❄Viktuuri❄]
FanfictionEl secuestro de Yuuri Katsuki lo lleva a parar a Rusia, lejos de su familia y su lugar natal de nacimiento. Tras haber estado días en la obscuridad de un sótano se le da la oportunidad de escapar, haciéndolo llegar por obras del destino a un cabaret...