Capítulo 5

24 6 3
                                    

Capítulo 5

La mañana estaba fría y el aire se sentía demasiado pesado, Alice echó una mirada hacia la ventana que se encontraba en su habitación del orfanato, todo estaba gris, en los días que llevaba en la ciudad el cielo siempre estaba gris, como si hubiera grandes nubes tapando el sol durante todo el día.

Empezó a toser y a respirar con pesadez mientras se dirigía a la escuela, aunque hacia varios minutos que había salido el sol, el cielo se veía demasiado oscuro, pero esto no era lo que más le resultaba extraño, lo era mucho más la actitud de las personas de aquella mañana, ninguna parecía percatarse de las condiciones del aire, todos parecían respirar con normalidad y ella parecía ser la única que tenía problemas para hacerlo al caminar. Alice se preguntó cómo era posible que pudieran respirar ese aire tan tenue sin ningún problema, mientras que ella sentía que se asfixiaba.

Luego de caminar varios minutos con bastante lentitud, ya que aún sentía el sueño apoderarse de ella, llegó a la escuela, allí la esperaba Alexander con cara de pocos amigos.

– ¿Dónde estabas?– dijo sin ni siquiera mostrarle un gesto de saludo.

– ¿Dónde podría estar? Venía hacia acá.

– Pues has tardado demasiado– dijo molesto–.Se suponía que nos veríamos a las 6:15, te he esperado un montón, pero ya camina, se nos hace tarde– la cogió del brazo llevándola por largos pasillos de la escuela que no había visto antes, mientras ascendían por una escalera que se le hizo demasiado larga, Alexander la arrastró hasta una puerta de piedra, y después la había conducido por unas escaleras que descendían.

Dejó de prestar atención cuando empezó a sentirse mareada por la falta de aire, empezó a ver borroso y a tropezar por el camino, hubiera parado si Alexander no la estuviera sosteniendo fuertemente del brazo.

Al llegar se sintió bastante cansada, parecía como si hubiese caminado por un montón de horas sin descanso y el tenue aire no le ayudaba mucho, empezó a respirar soltando pequeños jadeos.

Alex la miró con preocupación– ¿Estas bien? Te ves muy pálida.

– El...aire– dijo entrecortada– ¿Siempre es así de pesado?

Luego de una pausa Alex agregó–Sí que lo es–la atrajo hacia él con delicadeza y posó su mirada a sus labios, dio un fuerte suspiro, como de resignación, antes de colocar su boca contra la de ella, Alice nunca pensó que unos labios que se veían bastante maltratados pudieran sentirse tan suaves e incluso que pudiera sentir esa suavidad cuando lo que él hacia no era precisamente besarla, él solo le daba una pequeña respiración boca a boca, antes de que a ella se le fuera totalmente el aire; sintió una gran tranquilidad al darse cuenta que su mareo había cesado y como su respiración volvía a ser normal, luego él se apartó bruscamente, pero ella se quedó parada bastante atónita de lo que acababa de pasar.

Al ver que Alice la miraba sorprendida él solo agregó– ¿Qué? No quería que te desmayaras, estabas muy pálida...-carraspeó-¿Estás mareada?

–Un poco, pero ya se me ha pasado.

–Con razón no dejabas de tropezarte por el camino–sonrió mientras que Alice sentía vergüenza y sentía como sus mejillas se encendían, pues había pensado que él no lo había notado–.Pasa casi todos los días, los días son grises y el aire y el calor son insoportables, muy pocas son las veces llueve o en las que puedes dar una gran respiración sin empezar a toser. Mañana te traeré algo para no te sientas tan asfixiada, supongo que no solo eres nueva en el instituto sino también en la ciudad, pero no tardarás mucho en acostumbrarte a, ya sabes, la contaminación–dijo él en un tono bastante casual, como si lo que había acabado de pasar fuera lo más normal, en cambio Alice apenas había caído en la cuenta de que él le había estado hablando.

AmbiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora