Capítulo 19

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Capítulo 19

Decir que Alice estaba sorprendida era poco, ni siquiera pudo dirigir la mirada hacía Alex para ver si él estaba tan anonado como ella, su atención estaba totalmente centrada en la mujer que tenía al frente, la misma a la que llamaban la presidente y la cual se llamaba así misma Alice Blanco, la que tenía su mismo nombre.

–No es cierto, ¿cómo puede ser posible?

La presidente se arrodilló para quedar un poco más baja que Alice, alzó su brazo y le mostró la cicatriz de luna que tenía, luego tomó la mano de Alice y puso su brazo junto al de ella, quedando así las dos cicatrices idénticas una al lado de la otra– ¿Ves? Tenemos la misma cicatriz, la misma estúpida media luna, soy tú, somos lo mismo.

Alice apartó el brazo con brusquedad–.Vámonos de aquí, Alexander, esta mujer está loca, está mintiendo, yo lo sé–tomó el brazo de él con fuerza.

–No, un momento. ¿Tu nombre no es Alisha? –Alexander se apartó de ambas, quitando su mano con demasiada fuerza de la de Alice– ¿Quién mierda eres entonces? ¿Me has estado mintiendo? –Siguió alejándose de ellas– ¿Quiénes son ambas?

La presidente soltó una risita suave–No se van a ir de aquí–hizo un movimiento con la cabeza, mientras se levantaba del suelo y los robots, que todo el tiempo habían estado detrás de ellos, los agarraron fuertemente para impedir que se fueran, a Alexander uno de ellos le tapó la boca, pero este no protestó, estaba tan confundido que no podía ni reaccionar– ¿Así que crees que estoy mintiendo? – Su mirada se posó en Alice.

– ¡Pues claro! ¿Cómo pretendes que crea que eres yo? Eso no es posible.

–Sí es posible. Un viaje en el tiempo o mundos paralelos, ¿no ves películas?

– ¿Un viaje en el tiempo? Eso tampoco es posible

–Lo es, es el futuro...al menos para ti lo es, en todo caso, ¿Qué esperabas? ¿Pensaste que todo este tiempo habías dormido o algo así?

Alice se sonrojó–Sí, pensé que mi padre había olvidado despertarme, o al menos que lo había aplazado.

La presidente volvió a reír, esta vez con fuerza, a Alice le empezó a molestar que esta siempre encontrara una razón para reír–Eres una idiota, Alice, ¿En serio creíste que te habías quedado en la cápsula, durante más de 50 años?

–Bueno, pues eso parecía más posible que viajar en el tiempo.

Se encogió de hombros–La verdadera pregunta es, ¿por qué tú sí y yo no? ¿Cómo lograste traspasar las líneas de tiempo?

– ¿De qué hablas? –preguntó, intentado zafar sus manos del robot que la agarraba con fuerza.

–Debe haber un error, tal vez no somos del todo la misma persona, tú viajaste en el tiempo, yo nunca lo hice–La presidente se sentó en la silla del escritorio, después hizo una seña a los robots, el que sostenía a Alice la llevó hasta el escritorio de la presidente, el que tenía a Alexander despareció por una habitación.

– ¡No! Espera, ¿a dónde me llevas? ¡Alisha! –alcanzó a escuchar Alice mientras que intentaba zafarse nuevamente del robot que la sostenía, al final se rindió, pues la máquina empezó a apretarla con más fuerza.

– Cuéntame qué te hace diferente.

– No sé de qué me hablas. ¿Y adónde llevas a Alex?

Los ojos grises de la presidente se iluminaron de desesperación–Cuéntame todos los detalles de tu vida desde que tenías 10 años. Necesito saber por qué has viajado en el tiempo y yo no lo he hecho.

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