Capítulo 21

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Capítulo 21

Alice aún no sabía que conclusión podía sacar de las notas de su padre, la pregunta aún estaba en su mente « ¿Por qué yo sí he viajado en el tiempo y ella no?» Pero no sabía el porqué, pero había decidido que lo que había descubierto podría ayudar de algo, así que tenía la intención de pedirle a Olivia que la llevara hacia la presidente para mostrarle las notas. Pero había algo que aún no la terminaba de convencer, así que decidió faltar a la primera clase y fue hasta la habitación abandonada, se sentó en la hierba mientras ignoraba al perro mecánico, quien intentaba llamar su atención y saludarla; sacó las dos libretas y las puso frente a ella, cogió una, sin saber muy bien si era la suya o la de la presidente y empezó a ojear las fechas y por las últimas fechas se pudo dar cuenta que era la suya; pasaba las paginas sin mucho interés, apenas se detenía a leer las notas de su padre cuando la fecha era la de su cumpleaños, generalmente decía que él le hablaba a ella, le decía que estaba totalmente orgullosa de ella y cosas así, pero luego seguía pasando las paginas, era como si realmente le faltara el interés de qué idea tenía su padre sobre ella. Cogió la otra libreta y empezó a hacer lo mismo, todas las fechas parecían iguales, y las notas de los días de cumpleaños eran las mismas, excepto la nota del día en que ella había cumplido 19 años.

7 de Julio 2037: Algunas veces me entristece que no puedas sentir allí adentro, que tus emociones sean suprimidas, que ni siquiera puedas escucharme hablar de lo orgulloso que estoy de ti. Algunas veces pienso que no estoy haciendo lo correcto, preferiría estar regalándote pinturas el día de tu cumpleaños que estar escribiéndote esto, pero luego aparto esos pensamientos y recuerdo que cuando cumpliste 12 años, me tiraste los lápices que te regalé y me gritaste que odiabas dibujar, que ya no era lo mismo, que ya no te hacía sentir como antes, y que todo eso era mi culpa; en ese momento pensé que debía parar lo que estaba haciendo, parar con las dosis y dejarte tener una vida normal, para que recuperaras tu pasión por el arte, pero no me lo permitiste, Alice, porque en la noche me dijiste que querías hacerlo, que ya dibujar no tenía sentido para ti pero que nuestros planes sí, que estabas ansiosa porque la "Essence" funcionara y que todo lo que ideamos se hiciera realidad. Me dejaste pensar que era esto lo que querías, y yo, cegado por la ambición me convencí de que serías feliz, pero ahora veo que no es cierto, porque en el momento en que dejaste de dibujar dejaste de sentir completamente y no me di cuenta; las inyecciones ya no te dolían y cuando yo intentaba descifrar alguna emoción en tu rostro no hallaba nada, pero decidí ignorarlo, pensando que eran tan solo ideas mías, y ahora, en la cápsula, pareces estar muerta en vida, te hablo y no lo sientes. Recuerdo también el día en que ibas a ingresar a la cápsula y me dijiste que debía estar feliz porque tú lo estabas, que yo no podía arrepentirme, que ya era muy tarde, que ahora debíamos seguir con el proyecto. Tienes razón, Alice, es demasiado tarde, ahora solo nos queda continuar.

Recordaba haber recibido lápices el día de su cumpleaños número 12, pero no recordaba haberlos tirado ni haber dicho que odiaba dibujar, porque no era cierto, ella amaba dibujar y nunca dejaría de hacerlo, sin importar qué, incluso dibujar había sido su escape cuando recibía las dosis, era lo único que la hacía sentir algo diferente al dolor de las inyecciones, lo que describía su padre parecía ser todo lo contrario a lo que ella era, parecía imposible que la presidente y ella fueran la misma persona, resultaba imposible que tuvieran el mismo padre, que hubieran pasado por lo mismo...pero ese era el problema, no habían pasado por lo mismo, no del todo, definitivamente no eran completamente la misma persona, había algo que la diferenciaba, posiblemente el poder que la presidente quería tener, la ambición que la cegaba, el hecho de que la presidente había dejado de sentir lo que realmente importaba, y sobre todo las diferenciaba que ella ya no sentía amor por dibujar y que para Alice lo era todo.

Luego de haber cerrado las libretas y haberse marchado hacia las clases se acercó al pupitre de Olivia de mala gana.

–Debemos hablar–dijo, poniendo las palmas sobre la mesa con brusquedad.

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