Capítulo 12

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Capítulo 12

Alice se sonrojó cuando notó que Alexander sonreía tímidamente; no pudo evitar también sonreír.

Hubiera podido imaginar miles de escenarios junto a Alex, pero ninguno como aquel, como el que vivía en ese preciso momento. Jamás pensó que él llegaría hasta ella de repente y la besaría con tanta ternura, una ternura que la había hecho estremecer, había hecho que su corazón latiera con mucha rapidez, había sentido una sensación electrizante mientras él la besaba, lo que sintió fue mucho más hermoso que lo que sentía cuando dibujaba.

Se separó suavemente del chico, quien tenía un brillo especial en los ojos, este la miró fijamente y al hacerlo su expresión de felicidad y ternura fue reemplazada por una de temor, como si temiese que ella estuviese molesta, pero Alice no estaba molesta, todo lo contrario.

Alice carraspeó.

–No me respondiste–su tono fue cortante, aunque esa no hubiese sido su intención–, ¿Qué haces aquí?

–Yo...no sabía qué decirte, siento si lo que acaba de pasar te ha molestado, es sólo que...–suspiró pesadamente–no quería perderte ¿comprendes? Porque me gustas realmente.

– No me ha molestado, antes al contrario...–Buscó las palabras, ya no se sentía confundida respecto a lo que sentía, ahora estaba realmente segura–.Tú también me gustas, pero es algo extraño.

– Entonces ¿Por qué me estabas evitando? ¿Cómo pretendías olvidar todo lo que pasó?

– Te evitaba porque no solo porque me gustas deba olvidar que me ibas a traicionar, ¿qué pasaría conmigo? ¿Con mi padre? –hizo una pausa antes de continuar–.Quería que lo olvidaras porque me enfurecía tu confesión, me enfurecía lo que estabas tentado a hacer y me enfurecía lo que sentí en ese momento, quería olvidar el hecho de que sentí un profundo odio hacia mi padre y hacia ti, y quería olvidar que la presidente había intentado secuestrarnos ¿sabes cómo suena de loco eso? Que ella nos haya secuestrado es una locura, es demasiado que procesar– Alice casi podía sentir la misma ira que sintió al saber la confesión de Alex, pero la contuvo con gran esfuerzo, porque muy en su interior quería que esa ira se fuera y solo quedara la sensación de que ambos se gustaban.

– Lo sé, lo sé, fui un idiota, pero enserio me arrepiento de haber pensado así y ahora te puedo jurar que te voy a ayudar, que jamás volveré a pensar en traicionarte y que me arrepiento demasiado por mentirte–dijo él suavemente antes de continuar–. Pero todo esto no se resuelve olvidando, Alisha, es mucho que procesar, pero simplemente no podemos olvidarlo, deberíamos haber unido fuerzas para empezar a idear un plan para llegar a la presidente de una vez.

Al escuchar que él estaba arrepentido Alice se sintió un poco mal por el hecho de que ella no había sido tampoco del todo sincera con él, pero estaba segura de que no podía confesarle que ella había nacido hace muchos años atrás y todo lo que su padre le había hecho, sonaría como una locura, lo que ella no sabía era que ella no era la única que se sentía así.

–Debo decirte algo más...

–No–le interrumpió Alice–, está bien, comprendo, yo te perdono, reconozco que también fui una idiota...pero no me hables ahora ni de mi padre ni la presidente, debes irte, antes que...–fue interrumpida por una voz mecánica que se oía desde el otro lado.

– ¿Señorita Collins?–dijo la voz entrecortadamente, Alice pensó que sería el robot que vigilaba en las noches el orfanato–señorita Collins sabe usted que no debería tener visitas en su habitación.

Alexander la miró extrañado, luego le susurró– ¿Por qué? Todo el día las enfermeras me han estado evitando al decir tu nombre, ¿sólo tú no puedes recibir visitas?

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