Epílogo

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Epílogo

Estive estaba desesperado, hacía mucho tiempo que le había enviado un mensaje a Alisha y esta no respondía, tenía muy mal presentimiento, pero probablemente estuviese ocupada, aun así no podía evitar querer que esta le respondiese rápido, estaba emocionado por mostrarle lo que había descubierto, por demostrarle que lo había logrado, a pesar de que se había esforzado demasiado y había creído que no lo lograría por el inmenso dolor de cabeza que sentía, que no le permitía pensar con total claridad.

Nunca en su vida había sufrido de dolores de cabeza tan fuertes como aquellos, seguramente era el estrés, por haber pensado que no lo lograría y que todo le salía mal, el estrés de pensar que a Alexander le sucedía algo malo, lo veía extraño, pero tal vez estaba exagerando, no podía esperar que siempre fuera el mismo chico, aunque le molestaba un poco su cambio de actitud, muchas veces el chico no quería hablar con él y pasaba la mayoría del tiempo fuera de casa en compañía de una chica rubia. Lo que más le dolía de ese cambio era que ahora Alexander no quería hacer nada con él, no quería ayudarlo con los nuevos proyectos que tenía, se dedicaba a hacer los suyos propios encerrado en su habitación sin ni siquiera contarle que planeaba, como lo hacía antes.

Revisó de nuevo su LiPo. Nada, no había ni un solo mensaje.

Decidió salir para buscar a Alisha, cuando estaba a punto de salir la puerta se abrió de golpe y pareció Alexander con una expresión de cansancio, pasó por su lado sin ni siquiera dirigirle un saludo o mirarlo.

– ¿Alexander?

Se giró hacia él y abrió un poco los ojos, sorprendido, como si al entrar no hubiera notado que Estive estaba allí, pero permaneció callado.

– ¿Has visto a Alisha? –suspiró, hubiera preferido preguntarle por qué tenía ese aspecto, preguntarle qué el pasaba y en qué podría ayudar, pero estaba cansado de que Alexander siempre le diera respuestas vagas que en realidad no tenían mucho sentido.

Lo miró extraño antes de preguntar: – ¿Quién es Alisha? –Estive no supo qué responder, se limitó a observarlo, no podía creer lo que le estaba preguntando, esperó que este no lo estuviera preguntando en serio y que le respondiera si la había visto o no, pero ambos se quedaron mirando fijamente en silencio con una expresión de asombro en el rostro, finalmente fue Alexander quien habló– ¿Vas a salir Estive? Porque yo también pensaba hacerlo, con Emma, no te importa, ¿verdad?

–Yo...sí, puedes salir, pero, ¿estás bien?

–Siempre me preguntas lo mismo, sí, estoy bien–puso los ojos en blanco.

–Vale...tal vez demore en regresar.

–Como quieras, iré a recostarme un rato–dijo mientras caminaba rápidamente hacia su habitación.

Estive no comprendía lo que acababa de pasar, ¿por qué habría preguntado eso? ¿Acaso era una etapa de superación o algo así? Definitivamente Alexander no se encontraba bien, pero ¿qué podía hacer? Este parecía que ya no lo escuchase, ni siquiera lo veía, él ya no parecía importarle a Alexander, en realidad, parecía que al chico ya todo le daba igual, excepto aquella chica, Emma.

Debía averiguar lo que le pasaba y ayudarlo, solo que no sabía cómo hacerlo; el dolor de cabeza y su mal presentimiento aumentó, no quería dejar a Alexander así, pero sentía la necesidad de que debía encontrar a Alisha lo antes posible, le mostraría lo que había descubierto y luego hablaría tranquilamente con el chico. Cogió la mochila en donde había guardado el chip y el aparato que serviría para desactivarlo.

Salió en dirección al orfanato, la gente caminaba deprisa por las calles, actuaban extraño, no sabría explicar cómo pero había algo en ellos que los hacía ver extraños, los hacía ver como ausentes, nunca había notado que todas las personas parecían estar en su mundo, cada una haciendo algo diferente, algunas hablando por la LiPo o por sus tabletas; tampoco había notado lo tenue que era el aire, lo difícil que era respirarlo, no había notado al cielo se veía muy gris...«No es algo extraño, seguramente va a llover» Pensó, pero nuevamente le pareció extraño, hacía mucho tiempo que no llovía, y no haría mal, porque en esos momentos hacía demasiado calor, lo que hizo que tuviera que sentarse en una banca para relajarse un poco, el dolor de cabeza lo estaba matando, a su lado había una gran planta de plástico, que pensándolo bien, ¿en qué podría beneficiarlos que fueran de plástico? Lo único que se le ocurría al ver a esa planta era que al presidente hacía cosas muy raras, si no lo hubiese traicionado tal vez...

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