Capítulo 25

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Capítulo 25

«Olivia, tienes que salir de aquí, ahora. Busca a Estive, dile que he leído sus mensajes y que puede confiar en ti, haz que desactive su propio chip y el de Alexander con las descargas, Date prisa» Escribió Alice lo más rápido posible.

La presidente cogió bruscamente su mano antes de que pudiese enviar el mensaje.

– ¿Qué...?–antes de decir algo coherente cerró la boca, solo se quedó mirando a Alice y al mensaje que estaba a punto de enviar– ¡Mierda! Debí haberlo sabido, es una idiota.

Alice se liberó de su agarre–No es una idiota, lo sabe, igual que yo, que no eres una buena persona, que eres incapaz de sentir amor, que eres incapaz de sentir, ni si quiera por ella, da igual que sea adoptada, ¡Es tu hija! Y no la amas, ¿verdad que no? Solo has logrado hacerla infeliz.

Intentó controlar la respiración mientras cerraba los ojos, luego los volvió a abrir, la presienta la miraba desconcertada, como si no entendiese lo que decía, estaba a punto de decir algo cuando Alice la interrumpió–Eso es, por eso yo he viajado el tiempo y tú no, porque tú no puedes sentir, es eso, no puedes sentir algo que no sea odio, te has convertido en una persona vacía...tú no amas, ¿verdad? No amas a Olivia, no amas lo que has hecho, no te amas a ti, ¡No sientes! Esa es la diferencia, que yo siempre he sido alguien sensible, que yo sí he sabido amar–Alice pensó en su padre, aunque este le había hecho tanto daño, pero no podía dejar de amarlo, después de todo era su padre y ella estaba ahora en esa época porque este se había arrepentido; pensó en sus notas, en como el Robert que había criado a la presidente describía como esta había gritado que odiaba dibujar, como Robert decía que la presidente no podía sentir allí adentro; recordó cómo, en cambio, su padre narraba que a ella se le había acelerado el corazón al escuchar la voz de Joseph y como la otra libreta no narraba lo mismo. Alice había sentido en ese momento, con la voz del chico, así su padre entendió que lo que había hecho estaba mal, y creó la máquina del tiempo; en cambio, la presidente no sintió aquello que Alice. Eso las hacía diferentes, que no sentían igual.

Pensó en Alexander, ya no podría salvarlo, ya no había nada que Alice pudiera hacer. Lo había intentado todo y en vez de lograr algo había echado todo a perder, ahora no sabía que le haría la presidente a Estive y no sabía que le podría hacer a Olivia después de descubrir que la había traicionado. Había intentado salvarlos a todos y en vez de eso había logrado que la presidente sintiera más odio y que tal vez les hiciera más daño a todos.

–Vamos, Alice, no te pongas sentimental, lo que dices no tiene sentido.

Alice suspiró furiosa mientras sacaba las libertas de la mochila, se acercó al escritorio y tiró las libretas encima de la mesa de cristal–Haz lo que quieras con ellas y saca tu propia conclusión, ya no me interesa en absoluto conservar esas estúpidas libretas, ¡No me interesa quitarte tu estúpida ciudad, ni mucho menos arruinar todo tu esfuerzo en crear una población idiota! ¡Haz lo que quieras! Ya no me interesa, debiste quitarme las libretas desde el principio, ¿por qué mantenerme aquí? ¿Por qué no tomar las libretas por tu cuenta? Sólo querías que yo pensara que te llevaba ventaja, solo querías que yo sufriera, querías que me humillara solo para que tú supieras que tienes todo el poder, que has creado algo genial y que eres súper poderosa y que yo nunca podré destruir los chips, sólo querías que yo me rindiera para alimentar tu ego y que viniera suplicante ante ti para que me ayudaras a regresar a mi tiempo, ¿verdad? Pues lo has logrado, maldita sea, ¡Me rindo! Tienes las libretas, ayúdame a regresar junto a mi padre, ya no tengo nada que hacer aquí, lo he arruinado todo.

La presienta tomó las libertas y se inclinó un poco en el escritorio, para luego reír–Maldita sea, Alice, nunca creí que caerías tan bajo–volvió a reír– ¿Rendirte? ¿Entregarme las libretas, así, nada más? ¿Acaso sabes lo que estás haciendo? Me has hecho ganar, Alice, ¡Por fin lograré lo que siempre he querido! Gracias a ti. He deseado esta libreta desde que supe de su existencia, ni siquiera me interesa saber por qué viajaste tú en el tiempo, si me entraba la curiosidad, ¿qué te hacía especial? Pero eso ahora es lo de menos. Tampoco me importa que Olivia me haya traicionado, siempre tendré el chip para controlarla y en cuanto a Estive, podré reiniciar el chip y no recordará nada...

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