CAPÍTULO 10

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Ya estábamos a finales de agosto, para ser exactos a 27. Me levanté sobre las 10:30, ya estaban todos desayunando y me uní a ellos.

- Sí que sois madrugadores.

- Nah, es que tú eres una marmota.- dijo René mientras se reía.

Cuando estábamos acabando de desayunar me sonó el móvil. Todos se sobresaltaron ya que a ninguno nos había sonado en todo el mes que llevábamos allí. Miré la pantalla y vi que la llamada entrante era de Minerva, mi mejor amiga en Barcelona, y descolgué.

*Llamada telefónica*

- Si, ¿Min eres tú?- dije con un hilo de voz

- ¿Mel? ¡Estas viva! Que alegría más grande, creo que voy a llorar.- Gritó tan fuerte que casi me deja sorda.

- Sí, estoy bien tranquila no hace falta que me dejes sorda... ¿pero si todo este tiempo has estado bien como que no has llamado antes?

- Lo mismo podría decirte yo a ti. Bueno la verdad que al principio tenía miedo porque estaba sola, pero a la semana de que sucediera esto me percaté que mi vecino también seguía vivo y hemos estado juntos todo este tiempo. En cuanto a ponerme en contacto con la gente que conocía se me ha ocurrido hoy ya que como sabrás es mi cumpleaños y me he acordado de todas las chicas del grupo y lo guay que sería montar una fiesta todas juntas para celebrarlo, total que he empezado a llamar a todos los contactos de mi agenda por orden alfabético sin ningún éxito hasta que te he llamado a ti. Por cierto, ¿Dónde estás? ¿Sigues en el pueblo? ¿Estás sola?

- Para, para las preguntas de una en una. Sí, estoy en el pueblo y no, no estoy sola. Aquí hemos sobrevivido bastantes. Pero ahora me toca preguntar a mí, ¿Cómo ha quedado Barcelona?

- Pues daba mucho miedo al principio, todos esos bichos raros pululando por ahí, pero después de unos días quedaban uno o dos dándose cabezazos contra las paredes, yo aguanté todo lo que pude en mi casa, con la comida pero cuando se agotó tuve que salir, fue la experiencia más aterradora de mi vida, entre los muertos por la calle, el olor que desprendían y que cada vez que escuchaba un ruido me acojonaba, casi no llego a mi casa. Luego alguien llamó al timbre y entonces sí que me acojoné, pero cuando vi que era mi vecino y que estaba vivo me alegré bastante, y bueno desde entonces hemos estado tranquilos. Y tú, ¿Qué te cuentas?

- Tantas cosas que te quiero contar en persona...

- Es verdad, no estaría nada mal que vinierais a buscarnos y nos fuéramos a tu pueblo.

-¿Nosotros?

- Pues claro tonta, yo no sé dónde está tu pueblo y tú sabes hasta dónde está mi casa, así que ya podéis venir cuando queráis, joder que oportuno, me quedo sin batería Mel, ya te llamaré, te quiero...-

Y colgó.

- ¿Quién era?- me preguntó Joel

- Mi mejor amiga de Barcelona, sigue viva y esta con un vecino suyo que también ha sobrevivido. Me ha dicho que podríamos ir a buscarlos ya que allí no queda nada ni nadie.

- A mí me parece perfecto, ¿Qué os parece si vamos mañana a buscarlos?- dijo Kail

- Vale, pues nos podemos dividir en dos grupos, unos cuantos que se queden en el pueblo y los otros van a buscarlos.- explico René

- Muy bien pues esta tarde lo prepararemos todo para el viaje.- dije emocionada

***

Nos encontrábamos René y yo hablando de cómo organizar el viaje.

- Mel, ¿Quién va a ir a Barcelona?

- Mmm... podría ir Fer, ya que él también es de allí y así podrá coger sus cosas para traerlas al pueblo, también puede ir Kail que es el mayor y conduce y yo, el resto os podéis quedar en el pueblo porque no hace falta que vayamos muchos ¿Qué opinas?

- Por mi bien, así aprovecháis Fer y tú para traeros vuestras cosas y podéis ir en dos coches para poder traerlo todo, el de Kail y el tuyo.

- Sí, eso es lo que había pensado.

- Bueno y cambiando ahora de tema... ¿qué tal con Liam?

- ¿Qué? ¿De qué me estás hablando?

- No soy tonta René, me he fijado en cómo te mira y en como lo miras y esas miradas esconden algo más que una amistad.

- Joer chica, a ti no se te escapa una jaja

En ese momento René comenzó a contarme lo que había sucedido con Liam días atrás...

*Flashback*

Estaba en mi habitación pensando en todo lo que había sucedido y en todo lo que podríamos hacer para continuar vivos cuando alguien llamó a la puerta.

- Adelante

- Hola René...- Me dijo Liam.- ¿Qué haces aquí sola?

- Nada, pensar...

En ese momento él se sentó a mi lado y me miró fijamente a los ojos, su mirada hacia que cada musculo de mi cuerpo se contrajera y que todo el vello se me erizara. Poco a poco pude observar cómo se iba acercando a mí hasta que mis labios y los suyos se juntaron y nos fundimos en un profundo beso que lentamente se fue volviendo más salvaje. Cuando nos separamos por falta de aire él comenzó a besar mi cuello y a subir su mano por debajo de mi blusa hasta el broche de mi sostén. No me podía creer lo que me estaba pasando, el chico al que he amado durante todo este tiempo estaba besándome y acariciándome. Había decidido seguirle el juego y llegar hasta el final con él. Así que yo hice lo mismo, metí mis manos por debajo de su camiseta, notando su abdomen definido, él me recostó en la cama quedando encima mío y desasiéndose de mi blusa. Levanté mi mano y le aparté de mí, me encantó la cara que puso, algo así como, ahora no, por favor, pero hacerme de rogar me encanta así que me levanté y le sonreí pícaramente, saltó la cama y me acorraló con sus brazos en la pared, estaba fría, lo que hizo que se me estremecieran los pechos, entonces vi su cara, esto le encantaba, pero ya no me podía escapar de él, me besó y acariciándome los muslos me subió a él, se dio la vuelta y caímos sobre la cama. Comenzó a besar mis pechos mientras me iba quitando el sostén y acariciando el cuerpo. Yo le quité la camiseta. No dejábamos de besarnos y yo cada vez estaba más excitada. La situación estaba subiendo de tono, él fue dejando un camino de besos desde mi boca, bajando por mis pechos, abdomen hasta llegar a la goma de mis pantalones, los bajó junto a mis bragas y me los quitó. Empezó a besar y acariciar mi feminidad, yo cada vez estaba más mojada hasta que no aguanté más y sin saber de dónde saqué las fuerzas, me di la vuelta quedando yo encima suyo, en esa posición desabroché sus pantalones y los tiré a algún lugar de la habitación junto a sus boxers, entonces pude ver lo excitado que estaba, me acerqué a su oído y le susurré que no me aguantaba más que necesitaba que me hiciera suya. Mis palabras fueron la chispa que le faltaba para provocar un incendio en él que ya ni unos bomberos podrían apagar, así que acto seguido pasó lo que tanto tiempo llevaba anhelando, me hizo suya... en un principio me dolió un poco ya que no lo había hecho nunca pero al cabo de unos minutos el dolor se fue volviendo placer hasta que ambos llegamos al clímax a la vez.

* Fin del flashback*

- ¡Que fuerte me parece! Estoy flipando...

- No es para tanto mujer

- Bueno creo que me voy a dormir que mañana me espera un día muy largo con el viaje y además tengo que quitarme la imagen de lo que me acabas de contar de la mente, bueno buenas noches René.

- Jajaja, que exagerada ¡Buenas noches prima!

SupervivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora