•|CAPÍTULO DÍEZ

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[S i n E d i t a r]

Harry no podía dejar de ver al pequeño niño de cabellos rojizos y ojos esmeralda que ahora se encontraba sentado en el sofá junto a Grace, la cual estaba encargada de distraerlo pero el pequeño no parecía despegar su vista de la entrada a la sala, seguramente esperando a que su mamá entrará. Desde hace unos minutos que había llegado y desde que su adorada Clare se había desmayado, pobre, había sido una fuerte impresión para ella, estuvo a punto de correr hacia ella para supervisar que estuviera bien y de alejar a Nathan a golpes por tocar lo que le pertenecía, sin embargo se contuvo y solo observó cómo Nathan se llevaba a Clare hacia las habitaciones junto a su padre y a su madre que por cierto estaba en la cocina pero que al escuchar todo el alboroto se había acercado a la sala, mientras veía como su pelirroja era llevada en brazos por otro hombre que no era él y sobre todo que era su hermano, desvió la mirada y la centro en aquel pequeño.

—quiedo a mí mami— dijo por cuarta ocasión a Grace.

Ian estaba recargado en la chimenea, viendo con aburrimiento lo que estaba pasando tanto él como Harry intercambiaron miradas, Harry asintió e Ian se sintió satisfecho al darse cuenta que lo que supuso era cierto.

—en unos momentos baja, no te preocupes cariño— consoló o trató, Grace.

—¿Pol que se dumio?—preguntó con curiosidad.

Grace miró a su marido pidiendo ayuda silenciosamente pero él solo fingió no darse cuenta, no tenía ánimos de dar explicaciones a un niño tonto, está vez miró a Harry y afortunadamente, él asintió mientras se acercaba más a ellos.

—es que se sentía muy cansada pero ahora que se le quite el sueño ya verás que baja para estar contigo—una extraña sensación se instalo en su pecho al verde reflejado por aquellos ojos tan iguales a los suyos, tuvo la sensación de querer agarrar al niño y estrecharle entre sus brazos pero no podía, no quería aún no era el momento para estar con su hijo.

Vaya, su hijo, sonaba tan surrealista aún no podía creer que una parte de su plan de haya hecho realidad y en esos momentos se encontraba cara a cara con su primogénito.

—¿Eles el de las fotos?—Edward preguntó con curiosidad, inclinando su pequeño cabecita hacia un lado.

Harry observó que sobre la repisa de la chimenea hacia retratos de él y sus hermanos, ¿Clare los habrá visto?, Era probable que no por su reacción ante su llegada.

— sí—respondió.

Edward asintió y ya no dijo nada, aún así quería ir con su mamá, centro su mirada en ese hombre pero una mirada sobre él lo hizo desviar la y solo en ese momento se percató que aún se encontraban ahí la pareja que había llegado antes que su mami se durmiera y ambos lo miraban fijamente en especial aquella mujer que no dejaba de inspeccionar lo haciéndolo sentir incómodo pero él no iba a dejarse intimidar así que miro con la barbilla alzada a la mujer y después giró su cabeza hacia el otro lado, dándole a entender que no le importaba.

—¿A cabo de ver bien?—preguntó por fin Daniel, saliendo de su estupor—¿Aquella chica es Clare?

Eso llamó la atención de los presentes pero en especial de dos oji-verdes.

— ¿La conoces?—preguntó Grace, acercándose a su marido.

Daniel miró a Abby, después a Harry y por último a al pequeño niño que lo observaba con atención.

— mmm...bueno—se removió en su lugar.

—era mi amiga—respondió Abigail rápidamente, le dolió pronunciar el "era", pero suponía que ya no era merecedora del "es".

➋ EL PLACER DEL DOLOR «HS»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora