❝F.E.A.❞ |matthew espinosa| EDITANDO

10.

Por la mañana, Lou estaba tan cansada. El asunto de la niñera la tenía demasiado confundida y a la vez preocupada. No les diría nada a sus padres, no hasta que alguien le dijera que oficialmente era la nueva niñera de Sky. Sonrió al recordar a la pequeña. Era muy agradable, y a decir verdad, Sky prefería un millón de veces, quizás años luz, a Louise en vez de Elizabeth, la pelirroja bruja, como la llamada la chiquilla.

Louise se había levantado una hora antes. A las 6:00 a.m. en punto. Pero es que se había dormido hasta la una y sentía como si en cualquier momento, no resistiría más y caería dormida sin importar qué o dónde estuviera.

Le dijo a su madre que caminaría porque en el bus hacía mucho calor y olía feo. Además de que sus compañeros eran tremendamente sucios y solían manchar la ropa de los demás. Cosa que era cierta, pero no había detallado todo el suceso maquiavélico y sumamente inhumano que la habían obligado a drástica medida de ser niñera y caminar a las seis de la mañana.

Cuando llegó, parecía no haber ni un alma en la escuela. Pero claro. ¡Eran tan solo las 6:45! Ni siquiera a las 7:00 en punto había alumnos todavía. Así que cansada, camino hasta uno de los jardines que rodeaban la escuela. Tiró junto a un árbol su mochila rosada, algo infantil y vieja, pero no tenía dinero o no quería gastarlo en algo tan tonto como una mochila para la escuela. Se dejó caer en el suelo, al fin de cuentas, llevaba unos jeans desgastados, de los 3 pares que tenía, sólo los usaba cuando tenía gimnasia.

Se cubrió lo más que pudo con el suéter y cubrió sus manos los más que pudo con las mangas, abrazándose así misma por la parte del abdomen, quedando en posición fetal. Comenzaba a hacer un poco de aire frío matutino y aunque fuese California, las mañanas podían llegar a ser un poco frescas.

Pero su siesta se prolongó. No supo cuándo, pero alguien comenzó a zarandearla tan fuerte que abrió los ojos muy asustada. Quedó helada.

Sus ojos estaban viendo los del mismísimo Matt. Él había llegado tarde, casualmente, claro. Él nunca llegaba tarde, señores.

Fue cuando Abbie se bajó bruscamente del auto, se había quedado todavía unos 5 minutos más porque debía retocar sus pestañas. ¿Qué quería? ¿Qué las pestañas le lucieran como el Guasón? Eso mismo decía Matthew. Rápidamente ayudó a Louise a ponerse de pie y la jaló a uno de los arbustos, para que su hermana no la viera.

Abigail entró y ella lo miró aún confundida.

-¿Matt?

-Linda mañana ¿No Louise? -se burló. Las mejillas de la chica enrojecieron.

-¿Qué horas son?

-Llegamos al almuerzo, el cuatro periodo debe estar por terminar.

-¡Me quedé dormida! -sus ojos demostraban lo preocupada que estaba.

-Descuida, conseguirás ponerte al margen -le sonrió- Yo lo logro siempre.

-¿Por qué llegas a esta hora? -le preguntó curiosa. Él bufó algo molesto.

-La reina de California armó drama en la mañana porque había una mosca en su café de Starbucks.

Louise rio.

-Hablo en serio Hudson, mi hermana es todo menos humana -Matt negó con la cabeza mientras mirada por donde la chica había desaparecido.

El corazón de Louise latió fuerte. ¡Sabía su apellido! ¡Vaya estuche de monerías que era el niño! Ella sonrío torpemente.

-¿Entonces Hudson? ¿Serás nueva niñera para los Grier? -el apellido Grier lo pronunció con un poco de amargura que hasta Lou siendo tan torpe en esas cosas, lo notó.