❝F.E.A.❞ |matthew espinosa| EDITANDO

13. Diamante en bruto

Mahogany sonrió al mirar a la chica que tenía en frente. Sus labios brillaban más y con un poco de polvo mate, había logrado que su cutis dejará de brillar tanto. Su sonrisa era graciosa, por los frenillos. Le había deshecho la trenza algo deshecha y aburrida y la había hecho una nuevamente, pero una trenza hermosa. Le había dicho que se quitara aquellas mayas, Louise no tuvo otra opción más que quitárselas, LOX era demasiado convincente. Con unos seguros, le subió un poco más la falda, no demasiado, pero le alargaba más las piernas. Le dejo el suéter pero hizo que un poco de su blusa blanca saliera por debajo, se veía más suelta. Y le cambió los zapatos por unas balerinas negras que tenía en su bolso. LOX a lo que venía, de casamentera.

Seguía siendo Louise, pero ahora era más Lou, como decía Matt. Era más ella, sólo que la chica pensaba que no era cierto, porque siempre le hicieron pensar que nunca podría ser bonita y que debía tener cierto estilo. Sólo había exaltado un poco más las cualidades en las que nadie se fijaba nunca.

Todos esperaban afuera, sí, pues, Mahogany la había arrastrado al baño sin decir una palabra y eso a nadie puede parecerle normal, ¿cierto?

La puerta se abrió con una pelirroja con una expresión como el sonriente gato de Alicia en el País de las Maravillas.

-No me lo agradezcan -rio- Está hecho, yo soy una genio.

Todos miraron adentro. Louise estaba un poco encogida de hombros, las mejillas coloradas. Soltó esa risa poco linda y común, como chillona. Sonrieron. Inocente y preciosa Louise. Su peculiar actitud les hacía ver que era especial.

-Que linda -sonrió Jacob.

Silvia se giró confundida y bajó la mirada, pero luego este le tomó la mano dándole un leve apretón de modo que ella se exaltó pero comprendió que Jacob no lo había dicho con esa intención. Porque realmente Lou se veía casi linda, no precisamente una chica hermosa pero si había una mejora en su aspecto.

-¡Pero mira qué cosa más linda City! -le gritó Brisa con intención de hacerle un cumplido.

Eso provocó que Louise se pusiera más nerviosa y sonrojada. Sus orejas, su frente y su nariz irradiaban calor, eso lo estropearía todo.

No sudes, no sudes, se repetía.

Caminó con timidez fuera del baño. Los chicos le hicieron un camino y así fue pasando hasta que llegó a la mitad del pasillo y sintió desmayarse.

Matthew pasó frente a ella, la miró por 5 segundos, 5 segundos donde no pudo hacer más que mirarle con los ojos bien abiertos.

¿Louise? ¡Qué está pasando por tu cabeza Lee!

Matt siguió atontado su camino y por consecuente, distrajo y tropezó, con alguien con quien jamás hubiese querido tropezar, con su antigua pesadilla, su rival de vida. El chico más listo de toda la escuela, un genio.

Lo detestaba porque aquel chico de ropa formal y para nada desobediente, un muchacho que había logrado lo que él nunca había podido hacer y era ser un estudiante ejemplar, ser alguien brillante por naturaleza.

Sueño interno frustrado de Matthew que sólo ciertas personas conocían. Sí, que extraño.

Se miraron fríamente y Matt siguió derecho, no quería seguirla viendo la cara a aquel imbécil.

Louise estaba más que roja, ahora no pudo evitar nada y sin más comenzó a sudar un poco, tan sólo un poco. Pero en cuanto pasara el tiempo, los nervios la comerían viva y sudaría verdaderamente y luciría asquerosa o al menos ese era el concepto que ella tenía, asquerosa, palabra un poco fuerte.