44. Soldado personal

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La mañana del lunes fue para Matt como despertar en un paraíso. Aún podía sentir los labios de Louise sobre los suyos, podía sentir el calor de su piel, sus manos frías y acariciar su suave cabello. Eso hacía que una sonrisa se incrustara en sus labios. Sentías sus mejillas coloradas por los pensamientos que lo invadían, sentía una corriente de electricidad que le erizaba la espalda. Sentía cariño, ganas de besarla otra vez. Tenía tantas ganas de ver a Louise. No la había visto el día después del 14 de febrero, puesto que su madre los había llevado a él y a Abigail a una comida con sus amigas donde las personas más cercanas a la edad de los gemelos Espinosa era unos chicos de 23 y otros de 12. El resto eran puros niños o bebés, así que ansiaba ver a su Fruit Loups, su pequeña, su Louise.

Pero los deseos incrementaron cuando tocó sus labios, como si los de ella estuvieran ahí mismo. Estaba perdiendo la cabeza. Pero no le importaba en lo más mínimo. Ella valía la pena en todos los sentidos, provocaba en él un millón de emociones y mil gana de besarla y abrazarla. El amor llega espontáneamente.

Sólo había un pequeño gran problema: Madeleine. No tenía remota idea de lo que iba a hacer con ella. ¿Cómo decirle que todo ese tiempo había estada gustando de su prima? ¿Qué su relación había sido más bien un repentino arrebato de furia y celos en contra de Jai y Louise?  No había manera de no lastimarla, pero si no se daba prisa, iba a volver a perderla. Ahora la cosa estaba en que Louise aceptara dejar a Jai, pero sabía que ella era demasiado dulce, amable y sensible como para hacerle eso a él. Lo triste, es que Matt no sabía lo amarga que había resultado la noche del 15 de febrero, las gotas hechas lágrimas en vida, el dolor que se respiraba y la soledad que invadía el mundo de los Brooks. La nube gris que inundaba la mente de su enamorada y los corazones rotos que había dejado sin que supiera que gran parte de ello fuera su culpa a pesar de que no lo hubiera hecho con la intención de.

Las ganas que Matt tenía cuando había despertado se esfumaron en cuestión de segundos al entrar a la escuela y ver que no estaba. Aún peor, se sintió más desesperado al darse cuenta de que Louise ni siquiera había ido a la escuela, aliviado porque Madeleine tampoco pero asustado al darse cuenta de que ambas vivían juntas. Su mente sólo divagaba en eso, le daba miedo ir a casa de los Hudson, seguramente se metería en un gran aprieto y era lo que planeaba evitar a toda costa.

Así que en cuanto salió de la escuela, saturó de mensajes a las chica, la llamó todas las veces que pudo, pero Louise no contestó y no se le ocurrió nada sino hasta que los gemelos Harrison pasaban por ahí.

-¡Mary! ¡Nate!

-¿Matt?

-¿Dónde está Louise? -dijo de prisa.

-Eh...verás...es difícil de explicar.

-¡Dónde está!

-¿Y a este que le pasa? -decía Nay agarrada de la mano de Hayes.

-Matt...¿te has preguntado dónde está Jai? ¿Si vino a la escuela?

Él quedó pensativo, no había pensado en Jai... ¡Jai! ¡Carajo! No, no lo había visto en los absoluto, tampoco a Beau, James, Skip p Luke en realidad, a ninguno. Su mente pensó lo peor, quiso gritar, pero entonces tomó rumbo a la casa de los Brooks con muchas palabrotas por salir de su boca, con tanto coraje en la sangre que le daría bilis o algo peor. ¡Sabía que no podía confiar en los Brooks! Esos malditos problemáticos terminarían por hacerle daño.

Matt no sabía que en realidad, él parecía el villano de la historia.

Cuando llegó a la casa, tocó el timbre descontroladamente, pero al ver que no respondían, fue directo a golpear la puerta. La golpeó con todas sus fuerzas. La golpeó tan enojado que los nudillos le sangraron un poco después de varios minutos de seguir ejerciendo la misma fuerza sobre la dura madera pintada de blanco. Pero era en vano, porque nadie abría. Estaba perdiendo la paciencia y estaba por patear la puerta pero eso no pasaría.

❝F.E.A.❞ |matthew espinosa| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora