4
Nueva York, hacía frío. Estábamos a varias calles de donde estaba Luke, no queríamos llegar de improviso para evitar que escapara por el susto así que decidimos caminar.
— ¿Qué es eso? —preguntó Bowreen cuando miró al frente con recelo en su tono de voz. Todos miramos a donde él señalaba y notamos que había un enorme árbol con un fruto peculiar. Además de eso, había mucha gente muerta alrededor de ese árbol.
Ninguno de nosotros supo qué decir, hasta que Hemías intervino.
—Es el árbol de vida.
— ¿Es una broma? —preguntó Killed sarcásticamente. Cuando Hemías intentó acercarse más al árbol había un chico de espalda comiéndose a otra persona—. ¿En el medio de la calle? ¡Por Dios!
— ¡Eso es asqueroso! Voy a vomitar —expuso Bowreen al voltearse y escupir en el suelo. En ese momento Hemías levantó la cabeza de aquel joven que comía con tal ansiedad que me causaba repulsión.
—Es Sam —dije. Bowreen volteó de repente y se quedó boquiabierto—. ¡Killed!, me dijiste que lo habían capturado.
—Lo sé, lo sé, pero no sé qué hace ahí —explicó él un poco nervioso y asqueado—. No entiendo porqué actúa de esa forma. ¡Ni siquiera sé porqué se está comiendo a alguien!
—Esto es patético —comentó Hemías con desprecio—. Tengo entendido que te sabes la biblia de los pies a la cabeza. ¿En serio no lo has notado?
Hemías soltó la cabeza de Sam, posterior a eso lo alzó, agarró y le partió el cuello. Se me entumeció la piel y de repente sentí un susto.
— ¡¿Qué hiciste?! —grité, luego de haberme acercado a él.
—No va a morir, es un cazador. Son inmortales —comentó él un poco molesto ante mi ignorancia. Me quedé tranquilo y suspiré expulsado todas esas emociones de miedo—. Si comes del árbol de la vida, te pasa eso. Tu peor temor se convierte en tu más alto deseo de consumir.
— ¿Cómo lo arreglamos? —preguntó Ezequiel.
Había aún muchas personas vivas alimentando su deseo carnal.
—Hay que buscar al originador de esto.
De pronto, apareció alguien detrás del árbol comiendo del fruto, la verdad no me esmeré demasiado en detenerlo ya que su apariencia era fría y no parecía afectarle demasiado el veneno. Cuando se bajó de todos los cuerpos, noté que a su lado derecho había una mujer y a su izquierda estaba un hombre.
—Es Adán y Eva —pronunció Hemías. Lo noté un poco asustado.
—Vaya, vaya Hemías, te ves tan hermoso usando ese traje de carne —comentó ese hombre. Al verlo detenidamente supe que era un demonio, fue entonces cuando me vino una profecía.
—Amosdeus.
—Y tú como siempre regando tu instinto carnal y de lujuria por el mundo —expresó Hemías incómodo, pude oler sus sentimientos.
— ¡No inventes! ¡¿De nuevo esos estúpidos demonios del pecado?! —Exclamó Zacarías molesto. Él sabía lo difícil que era matarlos, por eso le perturbó verlo a él, pues esta raza de demonios era casi imposible de ejecutar.
ESTÁS LEYENDO
Ángeles de la Muerte.
FantasyDe la trílogía Àngeles Caìdos. Todos los derechos reservados. (Prohibida su copia y/o adaptaciòn) Los ángeles de muerte son esos seres inmortales que bajan a la tierra con la intención de traer consigo a las almas perdidas: personas que mueren por r...