Infiltrado en mi vida [Terminada]

¿Por qué estabas hablando con Jason?

Capítulo siete

Camine con la cabeza a gacha por el pasillo del instituto. Desearía antes estar dos días dando clase en el colegio que volver a ver a Adam. Llegue a mi casillero y lo abrí. Una papel doblado calló al suelo. Lo cogí y lo desdoble.

"Te matare por lo que tu familia me hizo".

Vale esta es una de las notas esas que hace la gente para reírse de ti. Pues que se enteren ¡YO NO LE VEO LA GRACIA!

¡Idiota! La gracia está en la que de rían de ti no que tu te rías con ellos.

¿No me digas?- utilice el sarcasmo en mi mente- ¿Qué te crees que soy tonta?

Pues sí.

Mira estoy de mala hostia, no tengo ganas de discutir así que cállate.

No que estuvieras en tus días.

Pues para tu información la regla me salió ayer. Ya deberías haberte dado cuenta.

¡Es un dicho! La gente suele decir eso cuando la otra esta de mal humor.

¡Cállate maricona!

Cogí los libros de matemáticas y me dirigí a la clase.

(...)

Que horas más horribles. Y pensar que todavía voy por la comida. Además de que halla tenido que comer sola y pasar todo el día solo porque Spencer se ha puesto mala. ¡Justamente hoy! ¿No? Pues valla mierda.

Salí al patio para que me de un poco de fresco antes de que tenga que volver a entrar a la cárcel.

Toda mi atención se pudo en una moto que estaba aparcada. Juro por Dios que esa moto es la de Jason. Como sea la de Jason solo falta que al final del día me caiga un rayo encima. Me ahorraría el sufrimiento de tener otro día así.

Me senté bajo la sobra del mismo árbol en el que nos sentamos todos los días Spencer y yo. Recosté la espalda en el árbol y cerré los ojos disfrutando de la tranquilidad.

- Hey, Samantha. ¿Qué tal? -escuche una voz gruesa cerca de mi. Abrí los ojos encontrándome con el rostro de Jason a unos centímetros del mío. Sus ojos mostraban diversión y tenía cara de felicidad.

- Me hablas como sí fuéramos amigos de toda la vida.- empece hablando tranquila yo.- Pero..¿CÓMO COÑO TE SABES MI PUTO NOMBRE?.- le grite frustrada, pobre de el que me pillo con un día de perros. Estoy segura que mi saliva acabo en su cara. Pero es su culpa por haber estado tan cerca.

- Tranquila.- dijo el levantando las manos en signo de inocencia.- Bueno ya veo que no empezamos muy bien. ¿Qué te parece sí empezamos de cero?

- Mira estaría genial y todo eso de no ser porque sepas cosas sobre mi.- le mire con cara de cabreo.

- Bien voy a ignorar lo último que has dicho. Me llamo Jason Forks -extendió la mano para que yo se la estrechara.- ¿Y tu?

- Ya sabes como me llamo.- el contestó con una mirada amenazante típica de niño pequeño que quiere que hagas lo que dice. Suspiré indignada y le estreché la mano.- Samantha Marie Perkins. Encantada.

- ¿Samantha Marie Perkins? -dijo el separando nuestras manos y empezando a reír a carcajadas.- ¿Puede sonar tan mal un nombre? - en ese momento a cualquiera le hubiera cabreado que dijera eso. Pero yo no soy cualquiera y por lo tanto estoy con el. ¡Que asco de nombre tengo!

- Hay algo peor, créeme.- respondí con una pequeña risa.

- ¿Enserio? ¿Estas segura? Yo creo que es imposible.