8.

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Santiago se va, dejándome ahí sentada. El padre se Santiago me mira.
—¿Eres su novia? —Me pregunta.
—No, no, soy su amiga.
—Deberías ir con él, yo sé que lo que he hecho no es lo correcto, pero él piensa que se las sabe todas. Si supiera lo que en realidad pasó entre su madre y yo, quizás me entendería —Dice soltando un suspiró.
—Yo iré con el, con permiso.
No sé que decirle al señor.
Quizá ahora entiendo un poco mejor la actitud de idiota de Santiago. Me preguntó que pasará por su cabeza ¿Será su padre la causa de su actitud?
Camino hacia la salida, en busca de Santiago, y lo veo. Está golpeando su auto, corro hacia el e intentó detenerlo.
—No, no, ya basta Santiago. Te estás haciendo daño —Le digo. Pero el parece no escucharme.
Cómo puedo me pongo frente a él evitando que siga golpeado el capo del auto de Mauricio.
El me mirá y se detiene.
Me mira fijamente, sus ojos se han oscurecido, yo estoy temblando.
Sin más el me abraza y su abrazo me toma por sorpresa. Sin embargo no me aparto, por alguna rara razón me siento protegida en sus brazos.
Su respiración es agitada y siento un tanto caliente su cuerpo, debe ser por su enojo.
—Vamonos de aquí -Le digo separándome de él —¿Quieres que yo manejé? —Pregunto, el no responde sólo me entrega las llaves del auto.

(+)

Manejé de vuelta, no sabía hacia dónde ir, lo que si sabía era que Santiago aún no se había calmado, así que decidí manejar hacía el lago que había visto. Quizás un rato en el lago lo tranquilizaria.

EL (PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora