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—¿M-Mell?—cuestiono la pelirosada sujetándose con fuerza de una planta que salía desde la tierra, aferrada con fuerza a su muñeca y causando un gran enrojecimiento que comenzaba a amoratarse por el impacto que causo al detener la caída de ambas, mientras que con su mano libre se aferraba a la mano de la pelirroja.

—estoy  bien...—respondió la contraria suavemente

—tenemos que salir de aquí—obvio la menor, tratando de desviar el dolor de su muñeca, la cual juraría estaba rota, pues comenzaba a perder la fuerza en el agarre—sujétate de mis piernas

—espera creo que tengo una idea...—respondió—cuando te diga quiero que te sueltes ¿bien?—cuestiono alzando la mirada, alcanzado a divisar entre las penumbras la mirada temerosa de la contraria la cual accedió con un suave asentir.

Aprovechando la energía que aun le quedaba creo un gran orbe de energía el cual hizo implosionar después de ordenar a la contraria a soltarse , para que la onda de choque las impulsara  ambas fuera de aquel agujero, aunque el impulso fue bastante mas del que esperaban, por lo que la pelirosada tuvo que frenar la caída con algunas plantas.

Ellas cumplieron su parte al salvarse solas, mientras que por otra parte los demás que habían quedado afuera habían hecho retroceder con amplitud a los villanos, los cuales eran ahora los que estaban acorralados y comenzando a escapar.

—¿Estas bien?—cuestiono el cenizo acercándose rápidamente hacia la fémina, tomándola por los hombros, notando en su rostro que había dejado de lado el coraje que antes tenía, para tomarla con delicadeza al divisar aquella inflamada muñeca con tonos morados

—s-si...—respondió suavemente, aferrándose con delicadeza igualmente a el—duele, pero ahora eso no es lo importante

Parecía que todo iba a terminar bien, pues la mayoría e los villanos había escapado o estaban sometidos gracias a los héroes que habían llegado en auxilio a la academia, pero su peor error fue confiarse, pues bajaron la guardia y no se esperaban el movimiento desesperado que hicieron los villanos antes de marcharse.

El pequeño grito de sorpresa que dio la fémina de cabello rojo al ser sujetada con un brazo alrededor de su cuello y su brazo derecho inmovilizado tras su espalda alarmó a todos, los cuales se giraron alarmados, divisando la situación, al instante pero sin tiempo de reaccionar, pues al instante comenzó a retroceder rápidamente y supieron que no era buena señal pues los pocos que quedaban se agrupaban al centro con rapidez.

Actuando más por un impulso que por la razón la pelirosada se soltó del agarre que mantenía con el cenizo y se apresuró hacia ella sin dar tiempo al contrario de detenerla.

—¡Mell!—estiró su mano hacia ella con desesperación, reviviendo en su mente aquel momento que había vivido tiempo atrás solo que con el cenizo como víctima, por ello fue que no hubo cabida para la sensatez en aquel momento.

Por su parte la pelirroja se quedó anonadada, de todos los presentes de la que menos esperaba aquella reacción era de parte de ella, sentía que no era merecedora de causar tal preocupación y apuro, con todo lo que le había dicho y él como se había comportado esos días con ella, pero ahí estaba, mirando en cámara lenta como se acercaba rápidamente en su ayuda.

Muy para su desgracia un acto que es dirigido por el impulso no siempre termina bien, pues en su apuro se olvidó del hecho de que era ella el objetivo, por lo que los villanos no perdieron pa oportunidad y uno de ellos logró sujetarla del brazo, evitando que la liberara a su compañera a la par que la arrastraron hacia el centro, donde un hombre chasqueo los dedos con ambas manos y se trasformó en un enorme destello de luz que cegó a los héroes, evitando así que se acercaran.

—¡Ao!—exclamó el cenizo con el brillo lastimando sus ojos mientras estiraba la mano hacia ella tratando de alcanzarla.

A ella no la habían alcanzado a retener tan bien como a su compañera de cabello rojizo, pero se la llevaban sin problemas por que la sujetaban por la herida en su muñeca, la cual efectivamente estaba rota, y era solo por el calor del golpe y su alta resistencia al dolor que no se encontraba retorciéndose del dolor, aunque el agarre lograba hacer que obedeciera por instinto al dolor que este le causaba, aún así tenía un brazo libre, el cual estiró hacia el cenizo, dándole al mismo la idea de que era para que la sujetara, pero en el instante en el que sus dedos se rozaron sintió como lo sujetaban con fuerza, evitando que llegara a alcanzarla para que solo una milésima de segundo después desapareciera, dejando todo en un sepulcral silencio.

Con toda la rabia del mundo se giró con la intención de matar a aquel que había osado detenerlo, pero fuera de todos los que pensó se encontró siendo sujetado nada más y nada menos que por una planta, fue cuando lo entendió, no estaba tratando de alcanzarlo, estaba apuntando hacia el, con una fuerte explosión destrozó la planta mientras maldecía al aire.

El cansancio dio repercusión en sus piernas y le hicieron caer con una rodilla clavada al suelo, y remarcó su rabia y frustración con un fuerte golpe al suelo con el puño cerrado.

—¡All might espera!—se escuchó una voz a lo lejos, haciendo que el chico alzara la mirada, divisando como el héroe retirado se acercaba rápidamente con la preocupación plantada en su rostro, tratando de ser detenido por su compañera de cabezo azabache y coleta.

—...—repasó con la mirada el lugar, mirando desconcertado como lo miraban, con aquella mirada que le indicaba que algo malo había pasado y nadie tenía el valor para decirlo en voz alta, cosa que no disminuyo al ver a su discípulo con rastros de pelea, y al cenizo con aquella frustración.

—A-All Might...—Murmuro Midoriya acercándose al mismo con cautela, buscando las palabras correctas para hablar

—¿donde está Ao?—se limitó a cuestionar, con la esperanza de que la respuesta fuera que se encontraba resguardada en algún lugar.

El cenizo solo desvió la mirada, sin poder ocultar la expresión de rabia y frustración de su rostro, mientras que el peliverde lo hizo de igual manera solo que con una expresión cabizbaja que terminó por comprobar las teorías en su cabeza.

—ella...—comenzó a murmurar Midoriya

—se la llevaron, junto a Mell Acosta, es bueno que estes aquí, tenemos que agilizar las cosas pero antes...—interrumpió Aizawa y desvió la mirada hacia el cenizo, haciendo una seña con su mano para que se acercara—creo que tenemos un par de cosas de las que hablar...—agregó enfocando las miradas hacia el asesino de villanos el cual se encontraba igualmente esposado.

A mi lado [Flores explosivas book #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora