Oscuro

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El chico corría por las escaleras del enorme edificio, rápido, ágil, sin tener un sólo indicio de algún plan en la mente, en un territorio desconocido, resolviendo sus últimas dudas antes de conocer lo que probablemente sería su último esfuerzo. No tenía escapatoria, ellos lo seguían, había sangre por todos lados, las paredes manchadas, signos que nadie entendería, a menos que te considerarán loco, o que tú quisieras formar parte de ellos, ellos, los que corrían tan bruscamente, con una sola cosa en su tan escalofriante pero inexplorada mente, aun siendo un misterio, no podía terminar en nada más que en muerte, la misma muerte que ya no le asustaba, porque siempre supo que llegaría allí, a ese punto, a ese lugar, cuando estás en lo más alto, y aunque quisieras quedarte ahí, debes dejarte caer. Era el último piso, las piernas se le volvían un estorbo, ya no habían fuerzas, hace mucho tiempo habían querido marcharse. Sólo podía observar dos opciones, saltar o morir, de cualquier manera terminaría en muerte. Aceptando su destino, gira su cabeza, para observarlos, entonces, llega el primero, mirándolo fijamente, como si disfrutara de lo que estaba a punto de ocurrir.

- ¿le temes a la muerte? -preguntó el extaño.

El chico se incorporó y tras un suspiro contestó:

- hace mucho que ya no le temo a la muerte, pero nunca he dejado que me alcance.

Y se dejó caer.

Entonces despertó.

Eran las 6:30 am, Kodaka debía levantarse para ir al Instituto, cursaba el tercer grado, y después de haberse despertado con tal agitación por su sueño, se disponía a sumergirse en la misma rutina que llevaba desde hace unos cuantos años, aquella que era aprisionante, pero, que en la vida de un adolescente seguía teniendo un objetivo, ver a aquellas amistades que habían formado parte de toda su vida, esa era la motivación, nunca sabes que cosas nuevas te pueden esperar al salir por la puerta, y dirigirte al mismo lugar de siempre.

Tomó su mochila, bastante ligera, él ya había perdido las ganas de cargar con tanto peso, y se dirigió a la cocina.

En el primer piso, una nota de su madre encima de la mesa.

"Aquí hay plata para que pases a comprar pan, tuve que salir más temprano para ir a mi trabajo, nos vemos en la tarde"

- Bueno, tengo planeado regresar temprano de todos modos, esa historia me tiene enganchado, ya quiero terminar de escribirla -se dijo a sí mismo.

Kodaka se marchó rápidamente, no podía permitirse llegar tarde igual que ayer.
En el camino, al igual que todos los días, pasaba a buscar a su amigo, Lkros, su travesía consistía en saludarse y caminar al instituto, rescatando anecdotas para contar, después de todo, no había mucho más que hablar.

- tuve un sueño bastante raro, era de estos sueños en los que no esperas despertar, casi podía sentirlo como real -dijo Kodaka.

Lkros se quedó en silencio pensando unos segundos, él creía que su sueño también había sido interesante.

- yo soñé algo con mucha adrenalina, incluso sentí desesperación por unos momentos.

La conversación no llegó más allá, cada uno se quedó pensando en su propio sueño, sin llegar a interesarse mucho por el sueño del otro.

- el sol salió mucho más temprano hoy, ¿no crees? -dijo Lkros.

- sí, pareciera ser que sí, habrá que aprovechar el día antes de que caiga lo oscuro.

Al llegar al instituto se separaron, ya que estaban en cursos diferentes. El camino al tercer piso podía ser muy rápido o muy lento, esta vez era un poco de los dos, habían muchas personas en las escaleras, pero todas avanzaban con velocidad. Kodaka se percató de que en varios celulares estaba proyectada una noticia. A pesar de no poder verla con claridad, Kodaka demostraba ser muy observador, quizás por eso era callado.

Al entrar al aula observó a todos sus compañeros enloquecidos, era evidente que algo estaba pasando, ¿tendría que ver con la noticia?, se escuchaban ruidos por toda partes, los celulares alteraban el ambiente, en la mayoría se reproducían vídeos de noticieros distintos, eran tantos que no se podía entender nada.
Una mano se posó en su hombro.

- ey, Kodaka -era su amigo Quic -algo raro está pasando, ¿ya lo viste?

- ¿qué ocurre?, todo está muy desordenado y alterado.

- un grupo de gente está atacando la ciudad.

- ¡¿qué?! -exclamó Kodaka con sorpresa -¿por qué la están atacando?

- está pasando en varias partes del mundo, yo sabía que mi sueño no era buena señal.

- espera, ¿tú también soñaste algo raro?

Su conversación fue interrumpida por sirenas que empezaron a sonar por las calles, helicópteros pasaron por la ventana, el sonido de armas disparándose en las afueras del edificio, gritos por los pasillos del instituto, Kodaka y Quic salieron corriendo de la sala para observar el pasillo.

- ¿qué está pasando?

- vamos a buscar a Lkros y a Khito -sugirió rápidamente Kodaka.

Caminaron entre la gente, una masa completamente descontrolada, que seguramente tenía el mismo propósito que ellos, encontrar a sus amistades para mantenerse a salvo, o al menos sentirse así. Descendieron al segundo piso, se encontraron cara a cara con Lkros y Khito, ellos también pensaron en encontrarse con ellos, los 4 se miraban unos a otros.

- ya lo recuerdo, el que estaba en mi sueño eras tú -dijo Lkros dirigiéndose a Kodaka.

- ¿cómo?

- en el mío también -agregó Khito.

- sí, tú eras el que corría de esas cosas, aunque se veían borrosos, parecían monstruos -añadió Quic.

- ¿por qué todos soñaron conmigo?

- no lo sé, pero algo muy raro está pasando aquí -dijo Lkros analizando la conmoción.

Personas chocando, compañeros de clase empujando a otros, unos llorando, otros con palos en las manos, lo necesario para defender, es impresionante como actúa la gente en una situación así, porque ciertamente, nadie sabía que hacer.
Todos corrían de un lado a otro, excepto ellos 4, sabían perfectamente que tendrían que estar juntos para salir de esta. A pesar de tener más amigos dentro del instituto, ellos no planeaban moverse, ellos 4 habían estado juntos desde la escuela, eran prácticamente hermanos, y ahora que estaban aquí, en esta situación, no iban a separarse.

De pronto, a través de los cristales que mostraban las afueran del establecimiento, una flecha de fuego se vio cruzar por el cielo. Segundos después todo quedó en silencio, los 4 chicos sólo podían sentirse los unos a los otros, el sol se había ido, todo quedó completamente oscuro.

- tenías razón Kodaka, la oscuridad ya ha comenzado.

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