Oscuro

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Luz blanca sobre sus cabezas, el chico miró a su alrededor y vio a sus hermanos, sus rostros aterrorizados, sus almas sin esperanza. Uno a uno lo vieron a los ojos, y aunque nadie dijo nada, parecía ser que todos entendían que este era el final. Sin embargo, por alguna razón que en este momento no comprendían, el horror desapareció, y en una mezcla de aceptación y valentía, se pusieron de pie. Delante de ellos, unas sombras tan gigantes que no parecían provenir de nada conocido, las siluetas los observaban desde arriba, pacientes, autoritarias, sabían que eran absolutamente superiores.

- ¿De verdad creíste que tenías una oportunidad?

- Es momento de reescribir la historia -respondió el chico.

Entonces despertó.

Media hora más tarde, Kodaka salió de su casa rumbo al instituto, cursaba el cuarto grado de secundaria, a pesar de que el establecimiento quedaba un poco lejos, le gustaba caminar cada mañana. Observaba el cielo, en algunas épocas oscuro, en otras grisáceo, pocos días eran como hoy, en dónde lo rojizo empezaba a desaparecer y se notaba despejado. El sueño de hoy era su principal pensamiento, después de todo, le gustaban ese tipo de historias, se había despertado muy agitado, y ahora se empeñaba en pensar que sucedía después. También pensó en que, quizás era porque lo había repasado mucho, o quizás no, pero este sueño le había parecido, casi como real. 

Como era costumbre de todas las mañanas, en la mitad del camino pasaba a buscar a su amigo, Esteban, ambos asistían al mismo instituto, pero en cursos diferentes, se conocían desde los 4 años. Tocó la puerta y salió, con su uniforme azul, su cabello corto y liso. Caminaron un par de cuadras sin cruzar ni una palabra, hasta que Kodaka se volteó y dijo: 

- Te noto pensativo.

- Tuve un sueño muy extraño, digno de una película de ficción -Esteban.

Kodaka se sorprendió y retrocedió un paso.

- Cuéntame, ¿qué soñaste? -preguntó mientras esperaban que el semáforo estuviera en verde.

- Bueno, estábamos en un lugar muy amplio, completamente iluminado, y unas siluetas enormes nos miraban, y entonces...

- Nos levantamos para hacerles frente -lo interrumpió Kodaka.

- Sí, justamente así.

- Yo soñé lo mismo, todos nos miramos, era como si estuviéramos a punto de morir.

Esteban lo observó asombrado, su amigo estaba describiendo lo mismo que él había sentido.

- Oye Kodaka, y ¿no tienes una sensación extraña?, cómo si eso hubiera sido real.

- Esto está dando miedo, oye, ¿crees que los demás también lo hayan soñado? -respondió

- Hola chicos -interrumpió una voz desde sus espaldas.

- Hola profe Marcia, ¿cómo está? -Kodaka.

- Muy bien, se nota que habrá un día hermoso, ya está claro desde muy temprano.

- Claro que sí, es un día ideal para salir después de clases -Kodaka.

- Por supuesto, hay que aprovechar antes de que caiga lo oscuro -el semáforo cambió a verde.

Al llegar al instituto se separaron, cada uno fue a su salón. El camino al tercer piso podía ser muy rápido o muy lento, esta vez era un poco de los dos, habían muchas personas en las escaleras, pero todas avanzaban con velocidad. Kodaka se percató que en varios celulares estaba proyectada una noticia, eran tantos que no podía verla ni escucharla con claridad, pero al observar el actuar de la gente era evidente que algo estaba pasando.

Una mano se posó en su hombro.

- ey, Kodaka -era su amigo Cristian -¿viste lo que está sucediendo?

- ¿qué ocurre?, todo el mundo se ve muy alterado.

- un grupo de gente está atacando la ciudad.

- ¡¿qué?! -exclamó Kodaka con sorpresa -¿por qué la están atacando?

- está pasando en varias partes del mundo, yo sabía que mi sueño no era buena señal.

- espera, ¿tú también soñaste algo raro?

Su conversación fue interrumpida por sirenas que empezaron a sonar por las calles, un ruido tan repentino y estruendoso que hizo a los jóvenes taparse los oídos de manera automática. Helicópteros pasaron por la ventana, cientos de pájaros volaron en sentido contrario, y de pronto, el sonido que más miedo podía darles en ese momento, armas disparándose en las afueras del edificio, quienes sean los que estaban atacando la ciudad se encontraban muy cerca. Los gritos comenzaron por los pasillos del instituto.

- ¿qué está pasando? -gritó Kodaka, aún con los oídos tapados.

- ven conmigo, vamos a buscar a Esteban y Khito -sugirió rápidamente Cristian.

Caminaron entre la gente, una masa completamente descontrolada, que seguramente tenía el mismo propósito que ellos, encontrar a sus amistades y grupos para mantenerse a salvo, o al menos sentirse así. Descendieron al segundo piso, se encontraron cara a cara con Esteban y Khito, ellos también pensaron en encontrarse con ellos, los 4 se miraban unos a otros.

- ¿creen qué nuestro sueño tenga que ver con esto? -preguntó Khito.

- no lo sé, pero algo muy raro está pasando aquí -Cristian.

- no podemos entenderlo, pero quizás es una señal para mantenernos juntos -Kodaka.

Las personas pasaban a su alrededor, chocaban, empujaban, algunos lloraban, otros tomaban lo que podían para tener algo con lo que defenderse, maderas, sillas, palos, acciones que indicaban que nadie sabía que hacer.

Ellos cuatro permanecían quietos, quizás en un estado de shock  o simplemente analizando la situación, cualquiera de las dos opciones podía ser valida. Por un momento Kodaka desvió la mirada hacia las espaldas de Esteban, y observó a lo lejos en medio de la inmensa locura a una chica que estaba sentada en el suelo apoyando su espalda en una pared, sus brazos abrazaban sus rodillas, era una de sus compañeras, seguramente no había conseguido a nadie para formar un grupo, y en su resignación y desesperación sólo se sentó. Kodaka pensó en ir a ayudarla, había hablado un par de veces con ella y podía ofrecerle unirse a su grupo.

Luego de dar un paso, detrás de los altos cristales juntos a ellos, una flecha de fuego se vio cruzar por el cielo. Segundos después todo quedó en silencio, completamente oscuro, ¿un eclipse?, por un momento se les pasó por la cabeza que habían desaparecido el sol y la luna, pero tendría sentido, ¿por qué todo se oscureció tan rápido? Sólo podían sentirse los unos a los otros, se tomaban de los brazos y afirmaban de los hombros de los otros, pase lo que pase, no se iban a separar. 

Luego el silencio desapareció, los gritos inundaron una vez más el gran edificio. Entonces les pareció escuchar una voz. No, no les pareció, estaban convencidos de que si lo era.

"Los que provocaron esto ya vienen, vienen por ustedes, no sólo ustedes, todos ustedes, manténganse juntos, siempre juntos"


En una habitación desconocida 

Se observa una mesa alargada, 7 sillas, se acercan 6 siluetas todas tomando asiento, dejando una vacía. Era una habitación oscura, con la suficiente luz para sólo observar sus rostros.

- ¿Es aquí?

- Lo es.

- Debemos encontrarlo, aunque ocupemos nuestra arma más poderosa.

- No se saldrá con la suya.

- El destino de todo está en juego.

- Ya que todos estamos de acuerdo, que inicie el plan de conquista global.

Escuela de SupervivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora