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En la vida son pocas las cosas a las que te gustaría volver, sobre todo cuando se trata de esas cosas las cuales nos han hecho felices alguna vez.
La mayoría de las personas cuando habla de su pasado, siempre recuerda y añora su infancia, el cálido y reconfortante seno familiar, el olor a su casa, la picardía de dormir en la cama de mamá, el abrazo de sus padres, los rincones y paredes de su viejo hogar y esa seguidilla de cosas que escucharlas te traslada a tus propios recuerdo.
Suena lindo oírlo, pero en mi caso, siempre fue una tortura escucharlo, dado a que ese tipo de cosas hermosas nunca me pasaron. Mamá nunca me arropó, papá jamás me leyó un cuento antes de dormir, el seno familiar no existió ni tampoco el cálido y reconfortante calor hogareño.
Yo no tuve ese tipo de cosas por lo tanto mis recuerdos no eran lo mismo, mi realidad era distinta y a diferencia de lo que todo el mundo añoraba, yo, lo despreciaba.
Sentado en la misma sala donde miles de veces estuve solo, mirando hacia la ventana, observando la vida pasar, volvía a estar hoy, pero esta vez con la triste y cansada mirada de mi madre, que hacía maso menos 5 minutos esperaba a que dijera algo. A mi lado estaba Lena por supuesto, la cual no había soltado mi mano desde que llegamos aquí.
–Es un gusto conocerla señora …–Hizo una pausa Lena, dirigiendo su mirada hacia mi, ya que ella no tenía la mas mínima idea de cómo se llamaba mi madre, creo que ni siquiera sabía mi apellido, creí habérselo dicho en alguna ocasión pero como era Lena, lo más seguro era que se lo hubiese olvidado.
–Laurence, mi madre se llama Laurence– Le informe, y mi madre agregó.
–Laurence Collins y el gusto es mío, Jeremy es muy Bonita– Me comento mi madre con una sonrisa de dientes amarillos, producto de la nicotina.
–Su hijo y yo hemos estado saliendo por unos meses, bueno de echo, convivimos– Le comento Lena y mi madre sorprendida dijo:
–¡Oh!, vaya, pareciera que Jeremy se fue de aquí hace unos días pero ya hasta tiene una compañera, el tiempo pasa rápido allí afuera ¿no?–
–El tiempo simplemente pasa fuera de esta casa mamá– Le respondí de mal genio, odiaba volver a sentir como todo se estancaba al estar aquí, solía sentir el mismo sentimiento de agobio, de ver como el tiempo transcurría mientras yo solo lo observaba. Lo odiaba y no entendía como carajos mi madre podía soportar seguir viviendo así por años. De echo parecía rendirle eterna pleitesía a mi padre, ni siquiera usaba su apellido, si no el de mi padre. Me sonaba todo tan antiguo.
–Preparare un poco de café– Se excusó mi madre para no seguir hablando del tema, como de costumbre, evadiéndolo todo.
–¡Guau!, si que es pesada la energía aquí– Comento Lena una vez que mi madre se retiró a la cocina.
