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¿Hasta donde se puede llegar por amor? ¿Hasta qué punto son capaces las personas de jugársela, por la persona que ama?
A veces pienso que el amor te hace hacer cosas impensadas, puede llevarte incluso a enloquecer.
Lena era un gran ejemplo de eso, y tal vez, yo también lo era, ambos estábamos envueltos en una relación en la que prácticamente era nadar constantemente contra la corriente.
Pero ¿Que tal si Lena tenía razón?, que si dentro de tanta imperfección, habia algo más fuerte que nos unía, como polos opuestos, pero únicos, quizas si eramos el uno para el otro después de todo.
Me pasé la noche en vela tratando de encontrar una razón para no estar aquí, en esta cama cuidando de ella, no he encontrado ninguna. Por que aunque la lógica y la razón me dijeran una cosa, el corazón, me dictaba otra.
La noche ha sido larga, Lena había podido conciliar el sueño muy tarde, después de sufrir de dolores y tener 40 grados de fiebre.
Abby ,quien estaba estudiando medicina, tuvo la gentileza de aplicarle un analgésico y anti febril que le permitió descarzar.
Por supuesto que Lena no se enteró de eso, ya que estaba delirando para ese entonces.
Llegada la mañana, Abby prometió pasar nuevamente por casa a aplicarle un desinflamante y otro analgésico para que fuera más soportable el día.
Yo estaba muy agradecido con ella, por todo lo que estaba haciendo, pese a todo lo que ... ¿mi novia? O lo que fuera, le había dicho.
–¿Como está ella? ¿Ha dormido bien después del inyectable?– Me pregunto al regresar. Saco de su cartera una jeringuilla y una ampolla que contenía un líquido espeso –Esto es un antiinflamatorio, veo que le ha bajado la hinchazón de la cara, pero le voy a aplicar nuevamente para que siga curando– Dijo volteandose a mirarme. Asentí y está agregó: –Si quieres puedo darte un cicatrizante, para esas heridas de tu cara– me ofreció, jodida mierda, ambos éramos un desastre. Me imagino lo que le estaría pasando por la cabeza a Abby, de seguro estaría pensando en que eramos dos enfermos. Al igual que como nos veía su hermano, John.
–No te preocupes por mi, solo encárgate de ella– Le pedí, sacándole un peso de encima, ya demaciado estaba haciendo por Lena para que se preocupara también por mi.
–De cuaquier forma, pienso que deberías llevarla a un medico– Justo en el momento en que la agujeta se clavó en la piel de Lena, está despertó, y mirando la jeringa en su brazo y luego a Abby, apartandose bruscamente dijo:
–¿Que rayos estas haciendo?– su mirada llena de odio y desprecio. De inmediato intervine para que no se saliera todo de control, no queria que Lena se alterara y desatara una batalla campal ahora, aunque ya era un poco tarde, estaba mirando a Abby con unos ojos de loca que en cualquier momento cometería homicidio.
