Capitulo 8

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Abrí los ojos y voltee a ver el reloj

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Abrí los ojos y voltee a ver el reloj. Me había despertado media hora antes de que sonara mi despertador, supongo que ya me había acostumbrado a levantarme temprano. Me paré de la cama ansioso por todo lo que iba a pasar este día. Me gustaba estar fuera de la rutina otra vez. Aquí no estaba seguro de lo que pasaría, ningún día sería igual al anterior. En cambio en el internado todos los días eran iguales: levantarse, vestirse, desayunar, hacer rutinas físicas, ejercicios, entrenamientos, clases, más ejercicio, ejercicio, ejercicio, ejercicio, castigos, expediciones, comer, clases, actividades, ejercicio, cenar y dormirte. A duras penas nos daban tiempo libre para descansar y pensar.

Me puse los pantalones y antes de ponerme algo encima me acerqué al espejo a contar mis lunares como siempre. Busqué uno nuevo pero no había nada. Sabía que iba a ser un día de suerte cuando aparecía un lunar nuevo, pero esta vez no hubo. Me puse una playera y me peine con cera. Baje a la cocina y me hice un sandwich. Mientras le daba una mordida pude ver que el día había amanecido nublado y algo frío cuando ayer estuvo soleado todo el día. Cuando acabé de desayunar subí por mi chamarra y agarre mi mochila. Caminé hacia el cuarto de mi mamá y seguía dormida así que no quise despertarla. Me subí al Mustang y emprendí mi camino a la escuela.

A lo lejos pude ver que alguien me hacía señas pero no logre ver quién era. Mis ojos aún no se despertaban del todo. Cuando me acerqué reconocí esa chamarra verde peculiar de Ronnie que brillaba a 3 kilómetros.

-Si no es por la chamarra, no me paro.- le dije bajando la ventana del copiloto.

-Gracias.- rió y se subió al coche.

-¿A qué se debe esa chamarra? Me acuerdo que la usabas de niño cuando te sentías con suerte.

-Si, y sigue teniendo el mismo propósito.

-Además ya te queda.- reí.

-Así es.- sonrió y volteó a ver su chamarra.

-¿Entonces?

-Sí, me siento con suerte. No lo sé, algo me dice que debería llevarla puesta. Es como cuando tienes un nuevo lunar.

-Me parece justo. reí.

Llegamos a la escuela y estacioné mi coche. Cuando abrí mi puerta me topé con Bernard, quien se estaba bajando del coche de uno de sus amigos.

-Anders.- me fulminó con la mirada y me amenazó con sus gestos. Yo solamente pude notar su aliento que parecía que no se había lavado los dientes desde hace ya tiempo. Bernard era un tanto más alto que yo, tenía unos ojos negros matadores y una barba sucia. Era de fracciones toscas, al igual que su complexión. Su pelo era lacio y traía un corte mullet  el cual lo hacía ver más sucio. A pesar de su complexión robusta no parecía estar ejercitado, apuesto a que debajo de esa playera andrajosa no tenía nada. En cambio, yo no era tan alto como todos los matones de la escuela pero una de las cosas que más le agradezco al internado es mi nueva figura. Me encontré con Ronnie para entrar juntos.

ROSANNA (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora