Una historia situada en los 80's.
Brooke Anders es un niño común y corriente de la secundaria J. Werner School en Detroit. Con tan solo una amistad, trata de sobrevivir día a día a los comentarios de los demás bravucones de su escuela. Además de no...
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Llegó el lunes y todo volvía a la normalidad. Clases aburridas, comida promedio y charlas interesantes con amigos. Me arreglé para ir a la escuela y realice mi rutina diaria... no había lunares nuevos.
-Hola cariño.- Mi mamá me dio un plato lleno de alimentos de extraña procedencia.
-¿Qué es esto?- dije mirando el plato.
-Huevo con calabaza y algo de chayote.- mire a mi mamá asqueado y ella suspiró.
-Tienes que comer más saludable.- prosiguió.
-Si pero no así.- abrí mis ojos señalando el plato.
-Brooke...- Me amenazo con la mirada, como si tuviera tres años.
Termine de desayunar y tuve que concentrarme para tragar y que no vomitara, mi mamá me haría comérmelo.
-¿Me haces un favor después de la escuela?
-Si, ¿Cual?
-Ve a recoger una blusa que deje en la tintorería, ¿si? Aquí está el comprobante.- asentí y agarre mis cosas.
Cuando llegue a la escuela no vi a Ronnie por ningún lado, de hecho lo había notado algo extraño estos días. Incluso no me espero afuera de su casa para llevarlo. Pero si me encontré a Ferbert.
-¿Qué hay?- dije saludándolo.
-Hola Brooke.- dijo algo triste.
-¿Pasa algo?
-Nada, solamente reprobé historia. -hice una mueca. A Ferbert solamente le importaba su historial académico, era uno de los únicos que conocía que aplicaría a Yale o a Harvard.
-Qué mal. Yo solía reprobar seguido.
-Si pero tenías más años por delante para recuperar tu promedio. Este es el último.
-Conociéndote, se que lo lograrás.- le di un par de golpes en la espalda y el sonrío.
-Gracias Brooke.
-Ademas solo es historia, ¿no es así?
-Si, así es. Solo es historia, ¿que más da?
-Así se habla... Oye, ¿de casualidad has visto a Ronnie?- Ferbert negó con la cabeza. Era raro, no me había dicho nada, incluso cuando regresamos del RMB. Seguro había agarrado un resfriado.
-Te veré después, tengo que ir a mi clase.- despedí a Ferbert y me dirigí a mi clase yo solo.
Fue un día de escuela algo extraño sin Ronnie. No pude reírme de la gente o contar lo que había pasado en mi fin de semana. Tampoco vi a Rosanna, lo que se me hacía raro. Esa niña llevaba una asistencia perfecta.
Después de la escuela me dirigí a recoger lo que me había encargado mi mamá. La tintorería estaba a unos 10 minutos, por lo que no me dio tiempo de escuchar las canciones que quería. Deje mi Mustang frente a la tintorería y me baje. Me acerqué al aparador y pregunte por la blusa.
