ROSANNA (en pausa)

Capitulo 13

Al término de la escuela esperé a Ronnie recargado en mi Mustang. Le había dicho que ahí nos veríamos para ir de compras. Esperé unos minutos y llego sonriendo.

-¿Qué pasa Romeo?- dije burlándome de él.

-Nada.- Se encogió de hombros y se metió al coche.

-¿No me vas a contar?- dije arrancando el coche.

-Claro... es Olivia. Ella es, ah, una diosa.- recargó su cabeza sobre la ventana.

-Wow, ¿tanto así?

-Más que eso.

Me quede atónito por lo enamorado que estaba Ronnie. Quien hubiera pensado que aquel chico raro con una forma peculiar de caminar conseguiría a alguien del calibre de Olivia. Me alegro por él, siempre escuche sus historias fallidas de amor y sus intentos inútiles de enamorar a las niñas. Y ahora, sin luchar, había conseguido a un bombón.

-¿Y Rosanna?- preguntó de pronto.

-Eh, ahí sigue.- conteste seco.

-Hace rato no pareció alegrarse por tu aparición.- rodé los ojos porque me molestó que me lo reiterara.

-Lo se. Pero no lo se.- Ronnie quedó confundido.

-¿Como es eso?

-Sé que actuó rara pero no se por que.

-¿Estas seguro que si hablaste con ella ayer?

-Tampoco alucino cosas.- dije algo enojado pero no con Ronnie sino con la situación.

-Qué difíciles son las mujeres.- Dijo Ronnie y yo resople.

-Claro que lo son.- reí.

Me estacioné en el centro comercial y nos bajamos. Decidimos ir por un helado antes para mantener a nuestro estómago ocupado. Cuando entramos a la tienda Ronnie se emocionó y analizó cada pantalón y sacó que había allí. Yo solamente caminaba en círculos viendo las prendas desinteresadamente. No había ningún traje que me llamara la atención, sin embargo Ronnie ya tenía ambos brazos llenos.

-Me probaré estos primero y saldré por más.- dijo entusiasmado.

-Esta bien.- dije jugando con las mangas de los sacos.

Me quede rondando por ahí hasta que algo llamo mi atención. En cuanto a mis gustos de moda, no suelen ser tan "normales" ni los que todo mundo tiene sino más bien me gustaban cosas muy diferentes e incluso demasiado raras para ser verdad, o es lo que dice mi mamá. Me acerqué y descolgué el gancho en el que estaba colgado y observé el traje. Este será, pensé. Era un traje azul marino de una tonalidad oscura con rayas grises tenues que formaba pequeños cuadros. Me acerqué al espejo y me lo sobrepuse. Busque los pantalones, los cuLes eran del mismo diseño y los metí al probador. Salí Justo cuando Ronnie se estaba viendo al espejo.

-Qué galán.- dijo volteando a ver. Ronnie se hizo a un lado para que yo me pudiera ver también.

-No cabe duda que seremos los conquista chicas.- reí.

-Claro, ¿cuando no?- respondí.

Ya en la fila para pagar nuestros trajes, divisé una repisa llena de moños de todos los colores. Le di un golpe a Ronnie para que volteara a ver. Me acerqué y busqué uno con la misma tonalidad de gris que el de mi traje. Cuando lo encontré hice un gesto de felicidad y lo compré junto con lo demás.

-¿Te pondrás moño?- preguntó Ronnie.

-Se que no voy a aguantar con él ni una hora pero se verá bien.- dije caminando mientras mecía mi bolsa de compras.

-Esta bien.- Se encogió de hombros.

Invite a Ronnie a mi casa después pero tenia que ir al Roller House. Me pregunto si iría pero lo que había dicho Connor Wells me había hecho dudar, pero si no iba no vería a todos, incluyendo a Rosanna, si es iba.

-¿Irá Rosanna?- pregunte.

-Había dicho que si.- dijo Ronnie subiéndose al Mustang.

-Espero que si.

-Entonces si iras.

-Creo que si.- sonreí y nos fuimos directo al Roller House.

Cuando llegamos había mucha gente, era el segundo lugar que más se llenaba después del Rocket Milkshake Bar. La única diferencia era que había más chicas en el Roller House, lo cual a veces me hacía sentir fuera de lugar. Alik saludó a Ronnie (porque no creo que me estuviera saludando a mi) y nos acercamos con todos. Estaba Jasper el amigo de Ronnie, unas chicas que nunca había visto, Ferbert, Olivia y... Rosanna. Saludamos a todos y en especial a Rosanna. Me acerqué a ella a saludarla personalmente y seguía comportándose extraña.

-Bueno, a patinar.- dijo Olivia y se llevó a Ronnie.

Yo no tenía muchas ganas de patinar así que me quede afuera. Todos se metieron a la pista mientras yo los veía desde afuera. Note que Rosanna no tenía patines y que se había ido a sentar a la mesa, era mi oportunidad perfecta para ir a hablarle.

-Hey.- dije sentándome a su lado.

-Hey.- dijo tenuemente, apenas y la pude oír.

-¿Qué pasa? Has estado extraña estos días.

-Lo siento, muchas cosas en mi mente.- Rosanna se alejaba poco a poco de mi y apenas y me veía a los ojos.

-Es como si de pronto no me quisieras hablar, como si te hubieras arrepentido de entablar aquella conversación tan agradable. ¿Sigue en pie lo del baile?- sonreí para animarla pero ni se inmutó. Solamente se encogió de hombros.

Me quede ahí sentado esperando a que dijera algo pero no lo hizo. De verdad no sabía lo que le pasaba. Seguramente ella se sentía demasiado para mi, lo cual era cierto, pero entonces ¿por que me había hablado?

-No entiendo.- dije algo enojado y al fin volteo.

-No tienes que entender, ya te he dicho mi razón.- dije frunciendo el ceño.

-¿Muchas cosas en mente? ¿Y no puedes organizarlas?

-No.

-Rosanna, mira si lo qué pasa es que te da pena que te vean hablando conmigo porque no soy como tú y tus amigos, está bien. Puedes decírmelo.

-¿Como yo y mis amigos? ¿A que te refieres Brooke?- dijo algo molesta.

-Populares con populares y bichos raros con los de su propia especie.- Me voltee hacia el otro lado igualmente molesto.

-¿Crees que todo está clasificado así? Pues te equivocas. No puedes juzgar con tan solo ver.

-Pues si no me das una explicación yo empezaré a suponer cosas.

-Olvídalo.- Se paro rápidamente y se fue. En ese momento me quise pegar contra la columna de metal que había al lado de mi. ¿Acaso estaba loco? Empeore las cosas más de lo que ya estaban, ahora ya nunca me volvería a hablar. Bien Brooke.

Salí de ahí lo más pronto posible, no debía haber ido. Si no fuera por mi bocota no estaría en esta situación. Llegue a mi casa y lo primero que hice fue colgar mi traje para que mañana estuviera reluciente. No estaba mi mamá, como de costumbre, para que le enseñara lo que me había comprado. Deje el dinero sobrante sobre su buró y me encerré en mi cuarto. Por primera vez me dieron ganas de hacer tarea, supongo que mi cerebro exigía distracciones, así que saque mis libros y escuche algo de música en mi walkman.