Capitulo 20

6 0 0
                                    

Brooke's POV

Me fui a acostar a mi cama aún con pensamientos abrumadores, los cuales no me podía sacar de la cabeza. Estaba realmente confundido si decirle a mi mamá sobre la carta de mi papá o hacer lo que él decía. Supongo que decirle a mi mamá sería lo correcto pero no se quedaría callada o de brazos cruzados, haría un escándalo, iría a buscar a mi papá y para entonces él se habría enterado de que ignore su mandato. En este momento me sentía entre la espada y la pared, incapaz de hacer algo al respecto.

Escuché como la puerta de mi casa se cerraba; era mi mamá. Era algo tarde así que no entro a mi cuarto para evitar despertarme si es que me encontraba dormido. Ignore el hecho y trate de dormir.

A la mañana siguiente me vestí para ir a la escuela desganado. Me acerqué al espejo y me conté los lunares y baje a desayunar sin antojo. No encontré a mi mamá, como siempre. Ya estaba harto de sus desapariciones últimamente. Me había estado dejando solo todos estos días y no me estaba gustando, menos cuando tenía una amenaza de mi papá pisándome los talones. Agarre mis cosas para ir a la escuela y decidí caminar esta vez, como en los viejos tiempos.

Pase por casa de Ronnie y me detuve. Seguramente ya había emprendido su camino a la escuela pero aún así quise tocar la puerta.

—¡Brooke!—dijo su mamá sorprendida con una sonrisa en su cara.

—Hola señora Tucker, ¿está Ronnie?— dije buscando detrás de su hombro. Su sonrisa desapareció instantáneamente.

—Si está, pero no irá a la escuela. Ha estado muy enfermo últimamente.— Se encogió de hombros. —Probable un tremendo resfriado.

—Ya veo. ¿Puedo pasar?— la mamá de Ronnie suspiro.

—Pero no te acerques tanto, no queremos contagios.

Entre a su casa y me encontré con un desorden gigantesco. Los hermanos chicos de Ronnie seguían en casa, ya que primaria entraba una hora más tarde. Estaban jugando con todos sus juguetes y destruyendo media casa, pero a su mamá no parecía importarle. Su casa era de un piso así que era extensa, por lo que el cuarto de Ronnie se encontraba hasta el final del pasillo. Su casa era un poco más humilde que la mía, además tenían que mantener a seis hijos. Sus papas eran algo negligentes tanto con la casa como con los hijos. Cada uno iba a la escuela y recibía comida pero en cuanto a su aspecto y a sus modales parecía haber una falta de atención por parte de sus papás. Ronnie era el segundo, por lo que ayudaba a sus papas en lo que podía pero ahora se nota que está en cama. El pasillo era largo y desde él se podía ver su jardín ya que éste era de cristal. Tenían más jardín que casa, pero desafortunadamente era mas tierra que pasto; descuidado y marchito. Habían unos viejos juegos con unos columpios en los que jugábamos Ronnie y yo cuando éramos pequeños, ahora son solo escombros de madera podrida, ni se molestaron en deshacerse de ellos. Llegué al final del pasillo y toqué la puerta de Ronnie.

—¿Quién?— dijo una voz ronca y desganada, casi sin aliento.

—Ya llegó por quien llorabas— dije riendo mientras abría la puerta. Su cuarto era un desastre. Había ropa y pañuelos por todo el piso. Las cortinas aún se encontraban cerradas haciendo que la oscuridad causara un ambiente sombrío.

—Hola— dijo Ronnie enfermo entre sus sabanas.

—¿Que hay?— me acerqué lo suficiente para mantener una distancia y no contagiarme. Ronnie logró sentarse con esfuerzo haciendo una mueca de dolor. Cuando lo vi, no me pareció un resfriado.

—Ronnie— pare a observarlo. —Por Dios santo, ¿que tienes?— no se veía nada bien. No había tanta luz en el cuarto pero si pude notar que su tono de piel era blanco, tenía ojeras moradas alrededor de los ojos, su nariz era roja como una manzana y sus manos temblaban de frío.

ROSANNA (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora