Capítulo 7

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Entré a mi casa y al cerrar la puerta pude oír los gritos de mi mamá en el teléfono. No sabía si había hablado a alguna tienda para quejarse y desaburrirse o si de verdad se estaba peleando. No quise saberlo, tenía tarea que hacer y había estado fuera todo el día. Entre a mi cuarto y quite la ropa que estaba encima de la silla para poder sentarme. Ese montón de ropa pasaba de un lugar a otro, dependiendo en donde me quisiera sentar; pasaba de mi cama a la silla, de la silla al escritorio, del escritorio a mi cama... Abrí el libro donde tenía que hacer la tarea y me quede viendo a las letras un par de minutos. La haré en la noche, pensé.

Me puse mis audífonos y metí un cassette de Van Halen a mi walkman. Espere a que la cinta se regresara para poder escucharlo. Me quede viendo al techo jugando con mis pies hasta que pude escucharlo. Cambie un par de veces las canciones hasta que sonara una que tuviera ganas de escucharla. (🔈Click en multimedia) Finalmente se puso la de "Panama" y la dejé. Moví mi cabeza al ritmo de la canción al igual que mis pies. Empecé a imitar el sonido de la batería y de los varios instrumentos con mis brazos y manos. Entre más segundos pasaban mi cuerpo iba acelerando su intensidad, hasta que estuve de pie saltando y agitando mi cabeza por todo mi cuarto. Salte a mi cama y  simule que cantaba a todo pulmón en un concierto. Cuando estuve arriba de mi cama pude ver el desastre desde otra perspectiva así que, junto con la inspiración de la canción, comencé a levantar. Di un salto enorme desde mi casa hasta el piso. Iba bailando por cada esquina mientras recogía ropa, zapatos, libros, cassettes, entre otras cosas. Recogí mi guitarra y antes de colgarla fingí tocarla como si fuera Eddie Van Halen (el guitarrista). No me acordaba de lo bien que se sentía hacer esto de vez en cuando. No pude llevarme nada de dispositivos al internada y ahí compartíamos cuarto entonces no tenias privacidad, en especial yo. Además de que siempre tenias que estar haciendo algún tipo de actividad, no podías quedarte haciendo nada en tu cuarto como lo estaba haciendo ahora. Y en las noches apagaban todo y a quien se le sorprendiera vagando por ahí, le tocaba castigo físico al día siguiente. 

(Pausa la canción)

En medio de mi show, mi mamá entro a mi cuarto sin avisar. Me di cuenta por el azotón que dio la puerta contra la pared. Pare en seco y me quite rápidamente los audífonos. Creí que me iba a decir algo como "¿a qué se debe esta limpieza de cuarto?" O "mira que bien te sentó el internado", pero lo único que me dijo fue "deja de estar haciendo tanto escándalo y brincoteando que se escucha todo Brooke". Yo solo rodee los ojos y volvió a cerrar la puerta. Ni si quiera noto mi buena intención de ordenar. Me quede meditando un momento, deje mi walkman en la cama y baje a ver qué sucedía con mi mamá.

Me asome un poco para que no notara que estaba ahí. Estaba sentada con los codos sobre sus piernas y las manos sobre la cara. Se veía estresada.

—Mama.—dije sentándome al lado de ella. —¿estás bien?— ella solo volteo a verme y me acaricio el pelo mientras sonreía gentilmente.

—Ya sabes que siempre estoy bien para ti Brooke.

—Pero no necesito que estés bien para mi. Necesito que estés bien para ti y así yo estaré bien.— Se le salieron unas cuantas lágrimas.

—Hazme caso hijo. No te quiero hundir conmigo.

—Pero al menos te voy a poder rescatar.

—No, tienes mejores cosas en la que pensar. Sigue ordenando tu cuarto.— alce las cejas en señal de asombro. Entonces si se había dado cuenta. Hice una mueca y la abracé.

—Hay galletas.— Me dijo señalando la cocina.

—Lo se, me comí una en la tarde, deliciosas.— sonreí y subí a mi cuarto de nuevo después de agarrar otra galleta.

Me acosté en mi cama y me quede ahí viendo los pósters que tenía pegados en el techo. Esta situación me frustraba. Sabía que a mi mamá le estaba pasando algo, no sabía si del trabajo o personal, pero algo le pasaba. Ya estaba lo suficientemente grande como para ayudarla, al menos eso creía. Y por más que le preguntaba ella lo negaba. Así pasaba siempre, nunca me dejaba ayudarla y ella se hundía sola cuando tenía la posibilidad de salir.

Me senté y mientras observaba a mi alrededor pude ver en la basura una tarjeta que al principio no fui capaz de reconocer. Quizá entre todos los bailes y brincos que di no vi que tiraba a la basura. Me acerqué y la agarre. Y cuando la voltee mi ceño se frunció. Mi boca hizo un gesto de enojo y refunfuñe. Era una de las tarjetas de navidad de mi papa de hace dos años. Mi mamá me la ha deber dejado aquí mientras estaba en el internado. Quizá esta era una de las razones por las que estaba frustrada, por la gran "ayuda" y "presencia" de mi papá. Lo único que hacía por nosotros era mandarnos estas estúpidas tarjetas con su nueva familia, en su casa enorme con miles de juguetes. Mientras nosotros vivíamos aquí en uno de los barrios pobres de Detroit, con dificultad para salir adelante. Ella hacía todo por mi y mi papá solamente mandaba tarjetas, patético.

La rompí y me asegure que se hundiera entre toda la basura. Cuando vi el reloj, ya era hora de hacer la tarea y como no tenía nada que hacer, la hice. Estaba bastante fácil, no se comparaba con las tareas que dejaban en el internado. Metí el libro a mi mochila y me fui a cambiar para meterme a la cama. Me lave los dientes y me cepille el pelo, haciendo que éste se esponjara. Había sido un día largo pero no estaba cansado, estaba acostumbrado a que me explotaran al máximo con pocas horas de sueño. Esto era como el paraíso para mi. Cuando estuve en mi cama me acomode y cubrí mi cuerpo hasta la barbilla con las colchas. La cama me abrazo y la almohada se sentía como una nube. Fue hasta este momento que agradecí verdaderamente estar de vuelta en casa.

ROSANNA (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora