Capítulo 2

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Un cigarro. Toda la mañana estuvo ansiando por eso y por alguna razón había esperado hasta el momento de entrar a la sala de ensayos. Sacó el cigarro y encendedor, el solo gesto de poner el cigarro entre sus labios le recordó la noche anterior, la noche en que por fin sus labios habían probado los de Aoi. Paraíso.

Sintió una punzada en el corazón, la ignoró y prendió el cigarro ¿Por qué no volteó cuando escuchó a Aoi llamarlo? Ni él mismo sabía, pero rectificó que fue una buena decisión cuando escuchó una voz femenina llamando al pelinegro, razón por la cual Aoi no había ido tras él. En parte fue un golpe de suerte ¿Qué harían? ¿Hablar? ¿Tratar de llegar a un acuerdo? ¿Volverse amantes? Uruha sonrió ante el pensamiento.

La puerta de la sala de ensayos se abrió de repente, Uruha ni se molestó en ver quien era, solo siguió fumando mientras sacaba su guitarra del estuche.

—Uruha —lo llamó en un suspiro la voz de Aoi.

El castaño alzó la vista. 

—Hola —saludó alegremente. No tenia razones para no hacerlo, si quería olvidarlo, lo mejor era tratarlo como si nada, acabaría acostumbrándose y todo saldría bien—. Parece que se nos hizo temprano —sonrió aun mas. Sonrisa falsa.

Aoi frunció el ceño al ver al castaño tan feliz, había querido seguirlo la noche anterior, tenía toda la intención de hacerlo; sino hubiera sido por su novia, quien casi a la fuerza lo metió de nuevo al bar.

—¿Podemos hablar? —durante la noche no había podido conciliar el sueño en solo pensar que decir, en pensar como arreglar las cosas, en fantasear en que tal vez él y el castaño tenían una oportunidad.

—¿De qué? —Uruha lo miró como si de verdad estuviera confundido.

—Anoche...

—Anoche no pasó nada —lo interrumpió—. Tomé un taxi y llegué a mi casa sano y salvo, así que no te preocupes —le guiñó un ojo.

El pelinegro tomó aire y apretó los puños. 

—Sabes perfectamente que no me refiero a eso —el castaño le dio la espalda con el pretexto de afinar su guitarra.

—Creo que usaré el afinador, no tengo muchas ganas de estar lidiando con las cuerdas —fue la respuesta que obtuvo.

Aoi se desesperó, de verdad que Uruha sabía como sacarlo de sus casillas; algo que irónicamente amaba del castaño. 

—¿Alguna vez tomas algo en serio? —le preguntó cruzándose de brazos, claramente ofendido. Por primera vez estaba dispuesto a hablar de esto, dispuesto a que algo ocurriera, pero el castaño solo parecía querer dar vueltas.

—Descubrí que si no me tomo la vida tan en serio logro sufrir menos —Uruha ni siquiera se molestó en mirarlo, seguía afinando la guitarra como si estuviera teniendo una platica sobre automóviles.

Aoi soltó una carcajada. 

—¿Esa es tu excusa? Hacer las cosas a tu manera y que todos los demás se jodan ¿no? 

—Básicamente, soy un egoísta, ya deberías saberlo —Uruha se alzó de hombros, esto que intensificó la ira del pelinegro; no podía evitar querer molerlo a golpes y estaba a punto de hacerlo cuando Kai entró en la sala.

El baterista borró de inmediato su sonrisa al mirar a sus compañeros, era claro que algo sumamente incomodo estaba ocurriendo. Miró a Aoi quien tenía la mandíbula apretada y los puños cerrados mientras veía a un despreocupado Uruha de espaldas.

—¿Interrumpo? —preguntó Kai un poco inseguro.

El castaño se giró para verlo y sonrió como si nada. 

Orgullo, miedo y negación [the GazettE fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora