Orgullo, miedo y negación [the GazettE fanfic]

Capítulo 13

Sobre todas las cosas: NUNCA TE ARREPIENTAS DE LO QUE HICISTE MIENTRAS TOMABAS ALCOHOL.

Aoi dio vueltas en la cama, definitivamente no podría dormir mas. Abrió los ojos, el sol se colaba por la ventana, pues la noche anterior no se habían molestado siquiera en cerrar las cortinas. Bostezó y se talló los ojos, se giró una ultima vez, solo para quedar frente a él.

Aun dormía profundamente. No podía imaginar otra criatura que fuera tan hermosa, tan perfecta, absolutamente estaban hechos el uno para el otro. No existía duda de eso en su corazón, sin embargo, aun estaba el miedo. Aun sentía temor de perderlo, no quería, se rehusaba; pero es que la gente suele ser tan complicada a veces, las situaciones pueden malentenderse, todo puede pasar, sus amigos eran la prueba viviente de aquello.

Quería tocarlo, pero no quería despertarlo, se conformó solo con verlo y sonreír ante la visión—. Te amo —no pudo evitar musitar—, te amo como nadie jamás lo hará ni lo ha hecho. Eres perfecto, amo cada cosa que haces, como tocas la guitarra, cuando sonríes porque algo te salió bien. Dios, esa sonrisa no se compara con ninguna, simplemente cuando sonríes siento que podría morir en paz, solo por haberte visto sonreír. Me encanta lo increíblemente despistado que eres, vives en tu propio mundo. La forma en la que te concentras cuando compones, cuando tocas una parte de una canción que te gusta. La manera en que tratas de ocultar lo mucho que te emociona hacer algo, cuando juegas futbol y regresas tan enérgico. La manera en que te decepcionas si sientes que alguien no te comprende o te entiende; cuando eres frío y quieres que crean que eres indiferente cuando en realidad es que eres tímido. La forma en la que te molestas por tener que enseñar tus piernas y aun así lo haces, porque estas comprometido con lo que haces. Cuando tocas la guitarra y deslizas tus dedos sobre las cuerdas, siento que me derrito, siento que no hay nada en el mundo y lucho, lucho por no perderme en el sonido que provocas, porque sé que lo haces con el corazón, que transmites todo lo que sientes cuando tocas. Amo como te ves con cualquier cosa, así sea un pantalón o los atuendos que debemos usar por el trabajo. Amo la forma en la que bailas en el escenario y las tonterías que dices cuando estas pasado de copas. Me encanta cuando juegas con Reita y pareces niño chiquito, aunque no lo hagas mucho porque te da pena; como dices el comentario acertado en el momento justo. Me encanta lo perfeccionista que eres y a la vez eres un caos. Tu mirada, esa mirada que me hace saber que en tu corazón solo hay espacio para mi, que solo quieres amarme a mi; la mirada mas hermosa y mas triste que he visto en mi vida. Me recuerda tanto a la mía, por eso quiero estar contigo siempre, ser el motivo de tu sonrisa. Que jamás tengas que sufrir de soledad porque estoy yo a tu lado, abrazarte y reconfortarte. Quiero ser yo quien te de las fuerzas para vivir cada día, quiero que esas melodías tan hermosas de la guitarra sean para mi. Que solo tengas ojos para mi, que seamos tan felices juntos, tanto que parezca un cuento de hadas —Uruha seguía sin despertar—. Quisiera que hubiéramos sido lo suficientemente valientes para estar juntos desde el principio; si hubiéramos dejado atrás todos nuestros miedos, hubiéramos sido tan felices desde hace ya tanto tiempo —hablaba en voz baja para no despertar al castaño—. No me dejes nunca Kouyou, ya no sé como vivir sin ti. Te necesito y no me da vergüenza aceptarlo, eres la droga mas dulce que jamás haya probado, eres el cielo. Eres el principio y el final. Después de ti no hay nada, nada. —besó sus labios con delicadeza.

Uruha se movió ligeramente, el beso lo había despertado. 

—¿Tan rápido ya es de día? —preguntó perezosamente aun con los ojos cerrados—. No me quiero levantar —gruñó abriendo los ojos lentamente—. ¿Qué pasa? —su novio no decía nada, solo estaba mirándolo, sonriendo.

—Te amo —se limitó a decir Aoi—, tan simple como eso. Y me encanta poder decírtelo —besó la nariz de castaño.

El primer guitarrista se sonrojó ante el comentario, se sentía en un sueño, un sueño del que no quería despertar nunca. Pero en algún momento tienes que despertar ¿no? Un horrible presentimiento se acomodó en su pecho, causándole una punzada.