Capítulo 21

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Reita entró a la habitación, su amigo dormía profundamente. Lo observó varios minutos antes de despertarlo, se veía intranquilo, parecía estar teniendo una pesadilla. Sabía perfectamente lo que estaba soñando, o más bien, con quien estaba soñando. Al parecer las personas que se quieren olvidar se aferran hasta en los sueños. Se acercó a su amigo, y lo agitó suavemente para despertarlo, pero el otro no reaccionaba.

—Shima —lo agitó con mas fuerza, el otro parecía no poder despertar—. Shima —volvió a llamar. El castaño abrió los ojos bruscamente, estaba sudando y respiraba agitadamente.

—Aki —pronunció con la voz quebrada. Se sentó en la cama y se abrazó de su mejor amigo—. Ya no quiero seguir soñando —cerró los ojos. 

Todas las noches durante los últimos dos meses había soñado lo mismo, la escena del intento de violación de Tora se repetía una y otra vez en su cabeza; sin embargo tenia un final distinto, Aoi llegaba y lo salvaba, creía en él, no se iba. Estaba con él.

Reita lo abrazó con fuerza, varias noches se había despertado al escuchar el llanto del guitarrista mientras soñaba, solo lloraba de esa forma, mientras estaba despierto hacía como que estaba bien, se tragaba todo eso que sentía; pero Reita lo conocía demasiado y notaba que estaba mal. Le dio a Uruha un beso en la frente, se sentía tan frustrado, quería partirle la cara a Aoi y no podía, no podía decirle la verdad pues se lo había prometido al castaño. En tanto, tenía que soportar como el pelinegro le hacía desaires a su mejor amigo, lo trataba de manera indiferente o incluso de forma grosera. Todo esto sabiendo que Uruha no merecía ese tipo de trato ¿Por qué su amigo no quería ser feliz? ¿Por qué se negaba a decirle a Aoi la verdad?

Uruha se separó suspirando, se talló los ojos. 

—Parece que nunca voy a volver a dormir tranquilamente —sonrió irónicamente.

El bajista solo se dedicó a mirarlo, pretender que estás bien cuando en realidad no lo estás, al final te cobra una factura muy alta. Solo esperaba estar presente cuando Uruha se desmoronara, quería estar ahí para apoyarlo y hacerle saber que no estaba solo.

—Iré a preparar el desayuno —dijo el rubio levantándose—. No te tardes, quiero hablar contigo —le dijo saliendo por la puerta.

Durante los últimos dos meses, Reita y Uruha estaban viviendo juntos en el departamento del castaño. Inmediatamente después de que salieron de la casa de campo, Reita empacó sus cosas y salió del departamento que compartía con Kai sin decir una palabra. No podía hablar con él, ¿para qué? De por si verlo era una tortura, hablar con él sería suicidio. Intercambiaban palabras casi monosilábicas durante los ensayos y durante la composición de las canciones que estarían en su próximo sencillo; aunque la mayor parte de las melodías ya estaban escritas desde antes de que se fueran de "vacaciones".

La semana próxima sería el lanzamiento del sencillo, comenzaría la promoción y para ese momento él ya no estaría en Japón. Con ese pensamiento terminó de hacer el desayuno, dos minutos después llegó Uruha y se sentó con pesar en el comedor.

—Todavía no me acostumbro a verte cocinar —comentó Uruha cuando Reita puso los platos sobre la mesa y se sentó.

El bajista se limitó a hacer una mueca, había sido Kai quien le había enseñado a cocinar, bajo la excusa de que no se podía alimentar de sopas instantáneas para siempre. Sin embargo casi no cocinaba, Kai era quien se encargaba de eso, otra cosa que extrañaba horrores del baterista. Lo extrañaba en cada cosa que hacía o veía, hasta ver la tele le hacía sentir mal.

Terminaron de comer en silencio, cuando Uruha estaba a punto de levantarse, Reita lo llamó. 

—Quiero que hablemos —dijo serio.

Orgullo, miedo y negación [the GazettE fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora