Reita se tiró sobre el sillón exhausto, sus párpados pesaban y sus rodillas temblaban; quien sabe cuántas horas de diferencia eran o cuantas horas había perdido en el avión o ¿ganado? Quién sabe. Tampoco era que le importara mucho, solo necesitaba descansar y acostumbrarse al nuevo horario, sin mencionar el calor. Quién pensaría que Australia era tan caliente, bueno, era obvio. Deliraba del cansancio.
Refunfuñó cuando se tuvo que levantar para tomar una cerveza del refrigerador, lo único que había en dentro del aparato, después compraría víveres y lo demás. Ahora solo necesitaba que el líquido milagroso entrara a su cuerpo. Por fin volvió a sentarse, sintió como sus piernas se relajaban poco a poco. Se estaba quedando dormido sin siquiera proponérselo. Cada vez mas, se perdía mas en aquel sueño.
—¡¡AHHH!! —gritó cuando el timbre de su nueva casa sonó estrepitosamente, causándole un susto de muerte. Respiró agitadamente tratando de tranquilizarse antes de ir a abrir.
La casa no era muy grande, era de un solo piso y dos habitaciones; suficiente para uno. En realidad se había sorprendido de lo barato que había salido, tal vez se debía a que el lugar no era habitado por tantas personas, incluso si tenía bastante turismo.
Abrió la puerta con desdén, aun con la cerveza en la mano, apenas había alzado la vista para ver quien llamaba cuando un rayo pelirrojo se le fue encima. Logrando que casi tirara la lata de alcohol.
—¡¡¡¡¡BIENVENIDO!!!!! —gritó con voz aguda.
—Sayuri, mi cerveza —dijo aun un poco mareado. La chica aun permanecía colgada de su cuello e hizo una mueca al escuchar el comentario.
—Claro, no me ves en años y lo que te preocupa es tu cerveza —chasqueó la lengua ofendida—. No has cambiado en nada Aki-chan —se cruzó de brazos recargándose sobre el sillón.
Reita negó con la cabeza sonriendo de lado.
—Estoy cansado, no pienso bien —se dio golpecitos en la sien.
Su visita rió.
—Quiero que me digas que haces en Costa Dorada y luego te dejaré dormir —amenazó con una mirada que desde que Reita recuerda, le causaba escalofríos.
El bajista había conocido a Sayuri en el instituto, era compañera de clases de él y de Uruha, posteriormente había sido muy buena amiga de la banda hasta su partida a Australia, unos meses después de que Reita empezara su relación con Kai. Ella fue su primera opción en el momento en que pensó en salir de Japón, y así fue, su amiga le buscó la casa, el precio e hizo los preparativos para que se pudiera mudar, sin necesidad de estar viajando de un país a otro.
—Ya te dije que estaba harto de Japón —sentándose de nuevo en el único sillón disponible.
Sayuri alzó una ceja.
—Akira, eres el bajista de una banda exitosa. Odias el calor, no sabes hablar inglés y tu comida favorita es japonesa ¿me quieres decir que todo lo que hay en Japón te tiene harto? —se sentó a su lado robándole la lata de cerveza y dándole un trago.
—Quería tomar un descanso de la banda, no odio el calor, tu serás mi intérprete y puedo vivir comiendo hamburguesas —se recostó—. No le veo el gran problema —puso las manos detrás de la nuca y cerró los ojos.
—¿Te acuerdas cuando saliste huyendo de Kanagawa? —Reita abrió los ojos de golpe—. Estabas convencido que amabas a Shima y que él nunca te correspondería. Te fuiste, según tu para olvidarlo y él, mi novio en aquel entonces y yo tuvimos que perseguirte hasta Tokio —sonrió ante el recuerdo—. Cuando terminaste con Nao, le propusiste a Kai que se fueran de vacaciones a Europa y ahora estas aquí —se miraron.
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Orgullo, miedo y negación [the GazettE fanfic]
RomanceEmpezar de nuevo no es fácil. Aunque tu compañero de banda esté ahí por ti, siempre tendrás miedo que lo malo se repita. Uruha confía en Aoi pero no es capaz de dejar ir sus miedos. Aoi es demasiado orgulloso para seguir detrás de Uruha.