«Cuando el amor se reprime, el odio ocupa su lugar»
-Havelock Ellis.
CAPÍTULO 12. EL INICIO DE UNA GUERRA ENTRE DOS HERMANAS.
—Hola —Jenna casi me mata del susto. Su media caballera rubia asomó por la puerta—. Lo siento, estaba abierto —Asentí como si eso significara algo—. ¿Estás bien?
—Claro —Cogió aire—. ¿Qué quieres? —pregunté cortante, esperando que intuyera que era la última persona a la que quería ver aquel día; pero no lo hizo. El resto de su cuerpo se coló en mi habitación y cerró la puerta tras ella.
—Hablar.
—¿Tiene que ser ahora mismo? ¿No podemos hablar después de cenar? —O, mejor, nunca.
—No. ¿Me has visto cara de querer esperar cuatro horas para hablar? —Dudé si responder—. Evidentemente, no. Si quisiera hablar contigo después de cenar, hubiera venido después de cenar. ¿No crees?
—¿Tienes que ser siempre tan borde?
—¿Yo? ¡Has empezado tú! —Suspiró—. Mira, da igual. Lo diré, me odiarás y ambas continuaremos con nuestras vidas; pero necesitas que alguien te diga la verdad y evite que sigas haciendo el gilipollas detrás de un cabrón que va a romperte el corazón.
—¡Oh, dios santo! —Otra vez la misma serenata—. ¿Es que nunca te cansas? —Suspiré—. Eric no es ningún cabrón y yo no soy ninguna gilipollas. Creo que la única gilipollas eres tú. Guárdate tu verdad y déjanos tranquilos a los dos. ¿Puedes largarte de mi habitación?
—No me iré hasta que me escuches —Jenna dio un paso al frente—. Eric es un cabrón, no es el chico perfecto, Ayla, no es ni la mitad de encantador que parece. Sus encantos y atributos son más falsos que el tono pelirrojo de la tía Charlotte.
—Ni siquiera lo conoces... No sabes de lo que hablas.
—¿Y tú lo conoces mejor? Por favor, nos conocemos desde que éramos niños. Tú lo conoces desde hace dos meses y ya has perdido completamente le culo por ese tío. No lo conoces, Ayla. Y te está utilizando, él y su padre te están usando.
—Pero qué dices, Jenna. Por favor, vete. Solo estás celosa de que me eligiera a mi por encima de ti.
—No me gusta Eric, joder. Créeme no es mi tipo, soy más de...
—No me interesan tus mentiras —la interrumpí—. ¿Por qué te empeñas en joder lo único bueno que me ha pasado? ¡Podrías tener a quien quisieras! ¿Por qué no puedes dejarme tenerlo a él? ¿Por qué tienes que ser una zorra todo el tiempo?
—A violado a chicas, Ayla. Las droga y abusa de ellas.
—Sí —Me reí—. ¿Y qué más, Jenna? Por favor, tus intentos de separarnos rozan lo patético.
—Te va a romper en mil pedazos, joder —La empujé fuera de mi habitación—. ¿Por qué no puedes escucharme un segundo?
—Porque no me da la gana.
Cerré de un portazo la puerta y me apoyé en ella intentando calmar el creciente odio que sentía por mi hermanastra. No entendía que le había hecho a ella para que me odiara hasta el punto de intentar separarme de Eric con una mentira tan cruel. Pero yo sabía la verdad. Eric no era así, nunca haría algo así. Lo sabía. Lo conocía. Él no era esa clase de persona, no era un monstruo. Eric era perfecto, demasiado perfecto y yo era suya.

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Efímero
Teen Fiction¿Conoces la sensación de no encajar en ninguna parte? ¿De ver como todo el mundo sigue hacia delante y tú te quedas estancada en un mismo punto? Así me sentí yo cuando mi madre murió, pensé que las cosas cambiarían a mejor tras su muerte; pero topé...