Una Chica Diferente

Capítulo 6

El amor, la adorable versión de los cuentos de hadas, son solo mentiras, crueles mentiras que engañan a los niños desde pequeños, yo ya no creo en esa pendejada del amor, nadie te acepta como eres, ni tu mejor amigo, ni la sociedad, y mucho menos tus padres; gracias a Andrew logré darme cuenta de esto, de no ser por él seguiría cegada, creyendo que él u otra persona me quisiera, así como soy. Estoy harta que las personas a mí alrededor hagan lo que les plazca con mis sentimientos sin importar que, así que ahora les devolveré ese regalo que con tanto amor y generosidad me dieron una vez. A ver quién es la estúpida ahora.

Estaba tan mal yo, no por querer volverme una mala persona porque estaba harta que me lastimarán, sino por mi abuelo. Después de dos días de espera, y análisis y miles de pruebas y exámenes médicos, se determinó que mi abuelo tenía un tumor en una vértebra de la columna vertebral, y era uno maligno, había una posibilidad de que fuera cáncer, y si no se le extraía de inmediato perdería la movilidad de sus piernas para siempre; pero... Debido a la avanzada edad de mi abuelo, corría el riesgo de que muriera en la sala de operaciones, así que mi abuela tuvo que firmar cientos de papeles para autorizar la operación.

El día siguiente mientras estaba en el colegio, la operación se estaba llevando a cabo, tenía un terrible presentimiento. Una llamada me saco de mis pensamientos, era mi mamá para decirme que todo había salido bien, y que le darían de alta a mi abuelo dentro de dos días, que ahora en la tarde iríamos a verlo. Eso me tranquilizo un poco, sin embargo aún sentía ese presentimiento, era como si algo me dijera que por ahora todo estaba bien, pero en un futuro las cosas empeorarían.

Me concentré en terminar mi día escolar, fuimos al hospital, mi abuelo estaba inconsciente, pero aun así lo tomé de la mano y sentí su calor, su pulso, aún estaba lleno de vida y le pedí a Dios que no se lo llevará, necesitaba a mi abuelo, lo quiero muchísimo, mi mamá me dijo que ya debíamos irnos a la casa.

Al llegar a casa empezó a llover, pero no como a mí me gusta, podría decir que les tengo fobia a los rayos y truenos, y lamentablemente esa tormenta no fue de mis favoritas, y duro toda la santa noche. Mi único consuelo fue tener conmigo a mi oso de peluche, fue mi primer regalo de navidad un oso Pooh, con el que duermo abrazada de él cada noche (aun teniendo 15 años lo hago). Cuando sonó mi despertador pude ver que el pobre oso tenía rasgado el suéter, esa fui yo la noche anterior con los rayos y truenos, estaba asustada y obviamente el oso sufrió el resultado de mi miedo. Le cosería el suéter al volver del colegio; me baño, me visto, me atraganto el desayuno y literalmente corro al auto.

Después del recreo mi mamá me llama y me dice que mi abuelo lo han vuelto a meter a la sala de operaciones porque al parecer le ha dicho a su enfermera que no sentía las piernas; sabía que tenía un mal presentimiento, me siento mal; pero no le dije nada, y solo me limito a no pensar mal de mí misma.

La operación tuvo que ser abortada, era eso o mi abuelo moriría dentro del quirófano, pues en la primera operación perdió sangre y como no se había recuperado de esa perdida, era riesgoso, y su sangre es una de las más difíciles de conseguir –A (A negativo), y como en el hospital no podían hacer nada por él, lo enviaron a la casa. Lo único que nos dijeron los doctores fue que mi abuelo, tenía cáncer, en estado cuatro, lo tenía en la los tejidos de la columna vertebral, pero como lo tocaron había riesgo que se regara por el resto del cuerpo, así que le hicieron una referencia al ION (Instituto Oncológico Nacional) donde le harían más exámenes y lo que temía, radio, y quimio terapia, para minimizar el riesgo de que el cáncer creciera; la familia no podía creer lo que estaba pasando, era irreal, todo esta noticia fue como una granada, nos llegó a todos.

PERO que negativa! Nunca jures con él corazón roto, y nunca prometas estando feliz.