Capítulo 18

3 1 0
                                    


Andrew tenía razón, no pude dormir en toda la noche; por dos razones, una saber que le dijeron a mi abuelo que ya está muerto y vivo, me destrozó el corazón, y una felicidad estúpida por ese beso con Andrew. Peligrosa combinación: alegría y dolor.

Me puse a revisar mi celular, entre a Instagram y publique una foto:

Y escribí este mensaje: le agradezco al destino por esta noche maravillosamente dolorosa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y escribí este mensaje: le agradezco al destino por esta noche maravillosamente dolorosa. A los tres segundos llega el primer like, y es de Andrew (está despierto a las 3:15 a.m.). Pasaron cinco segundos y me escribe.

- Andrew: te dije que no podrías dormir.

- Yo: está bien puesL. Han desahuciado a mi abuelo.

- Andrew: no puede ser...eso debe ser horrible.

- Andrew: lo lamento Atemis, de verdad.

- Andrew: sé que no estás para bromas, pero el beso también influye en eso de no poder dormir.

- Yo: en parte sí... pero me preocupa mi abuelo.

- Andrew: lo entiendo. Yo tampoco puedo dormir. Que locura ¿no?

- Yo: algo así...

- Andrew: ¿No estás bien verdad?

- Yo: No.

- Andrew: si tan solo estuviera contigo, te abrazaría para consolarte.

- Yo: ¡Andrew!... ¿De verdad crees todo lo que me dijiste y me escribiste en la carta?

- Andrew: nunca hable más enserio en toda mi vida.

- Andrew: sé que quizá no me creas, pero estoy jodidamente enamorado de ti. Lo lamento.

- Yo: ....

- Yo: ¿Se supone que debo decir algo?

- Andrew: ¡tú siempre! Me cortas el rollo.

- Yo: era la idea. Tu lado cursi terminará dándome diabetes.

- Andrew: ¿muy raro no?

- Yo: considerando que eres la persona menos cursi que conozco, debe ser un halago que me digas eso, así que gracias. Debería irme a dormir, me ha dado sueño. Descansa.

- Andrew: yo también debería dormir, gracias. Hablamos mañana.

Estoy en la oscuridad de la sala y dejo caer unos cartapacios que estaban sobre la mesita de centro. Al levantar los papeles del suelo, veo un logo que me resulta extrañamente familiar, es el logo de la empresa donde trabaja Alejandra. La curiosidad me gana y abro el portafolio, dentro encuentro unos formularios que tienen mi nombre, mi número de cédula, mi dirección de casa, mi edad, todos mis datos personales están en esas hojas. Cuando las leo bien y con calma hay un párrafo que dice: "Viaje a Europa por quince días, países: Francia, Alemania, Grecia, España e Italia. Reservado para el 5 de enero del 2016 hasta el 15 de enero del 2016, vuelo 793 a Francia, puesto 58b. Persona a viajar: Atemis Borjard."

El asombro está en mí, no me creo lo que estoy leyendo... intimide a la mujer creyendo que ella se estaba acostando con mi papá, y es la que tramita mis papeles para irme de viaje por quince días a Europa. Los acomodo como los encontré en un principio y subo a mi habitación, me pongo un pijama y me quito la cadenita de oro y a mi mente viene el momento que pase con Andrew hace unas horas y se me eriza la piel. Me acuesto a dormir, abrazo a mi pooh quien yacía a mi lado izquierdo, y caigo en un profundo sueño.

***

- Hija tienes unas ojeras muy grandes, ¿Dormiste bien anoche?

- La verdad no, estaba leyendo – miento – debo decirles algo...

- ¿Qué paso? – dice mi mamá y mi papá al unísono.

- Ayer mi abuelo se puso malo en la casa y lo llevaron al ION... - se me quiebra la voz – lo desahuciaron.

- ¡QUE! – grita mi madre incrédula – no puede ser.

- Lo sé – admito – no me lo podía creer, por eso no dormí mucho.

- Tenemos que ir a verlo – interrumpe mi papá.

- Termina de desayunar y sube a vestirte – me dice mi madre.

Y así lo hago, subo me baño y me pongo una ropa rápidamente. Mis hermanos los hemos dejado donde mis abuelos paternos y vamos al hospital donde se encuentran mi abuela y mis tías. Vemos a mi abuelo en una cama y a un doctor al lado de mi abuela, al parecer está hablando con ella; a medida que me acerco escucho la conversación.

- Pero si se le opera podría vivir más tiempo ¿no? – pregunta mi abuela esperanzada.

- Sra. Si se opera o no igual se va a morir – responde sin corazón.

- ¡Como se le ocurre decir eso! – alzo la voz enojada.

- Jovencita esto es cosa de mayores – responde con tono tranquilizador.

- No, él es mi abuelo y me importa su salud, como va usted a decir eso... no está hablando con un objeto inerte.

- La verdad es que si ya no se....

No le dejo continuar hablando y mi mano derecha se va directo hacia su nariz con mi puño cerrado... me frustra que sea tan seco para decir las cosas, con esas palabras mi abuelo murió, murió su conciencia, sus ganas de vivir. Solo lo veo en el suelo, con su bata de doctor toda ensangrentada y el tabique de su nariz roto como resultado. Me llena de satisfacción verlo así, aunque mi madre me saca de ahí. Dice que soy muy violenta.

- ¿Cómo se te ocurre hacer eso? – me regaña.

- Se lo merece – digo cruzándome de brazos.

- Quizás – la hago dudar – pero no puedes golpear a las personas así por así.

- Da igual, ya tiene su tabique fracturado.

Me siento en una silla, ha espera que me den un resultado acerca de mi abuelo, veo el doctor que pasa con un pañuelo blanco en su nariz y entra a una puerta que dice "Urgencia tipo 2" demora aproximadamente unos 15 minutos y sale con una vendita en la nariz, me mira de reojo y desaparece por otra puerta... yo solo puedo pensar "te lo ganaste por idiota"

Me la pase aburrida durante dos horas y finalmente fuimos a casa. Lo primero que hice fue llamar a Alejandra.

- Hola Alejandra – digo en tono hostil – ya sé que viaje, estas planeando para él Sr. Borjard. Uno a Europa por quince días a cinco países distintos.

- ¿Cómo lo supiste? – pregunta sorprendida.

- Eso no importa – digo restándole importancia – es para su hija Atemis Borjard.

- Si, como regalo de quince años... yo sólo hago los tramites

- Lo sé. Gracias por tu colaboración. Caso resuelto. Adiós.

Tengo que hablar con mis padres, con mi abuelo desahuciado no pretendo moverme del país. Si el llegase a.... Estando yo fuera del país, nunca me lo podría perdonar.

Una Chica DiferenteWhere stories live. Discover now