Capítulo 21

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Estaba en mi cama y estallé en llanto, no podía contener mi dolor, estaba totalmente destrozada. Sólo ayer lo vi lleno de vida, y hoy despierto con la terrible noticia de que ha fallecido... por una parte estoy feliz pues él ha sufrido mucho y al menos así descansara. Murió él, murió el cáncer, murió la persona que más amaba en esta tierra. Arrojaba cosas sin parar, mi almohada, mi peluche, mis chancletas, todo... quería golpear algo o a alguien, necesito descargar mi ira y mi dolor de alguna manera.

Cuando me siento agotada de gritar y de arrojar cosas, me levanto para ir a mi baño, me cepillo los dientes, y me miro en el espejo. Veo a una chica con sus ojos rojos, con las mejillas grandes y coloradas, veo tristeza y dolor, no sé cómo reaccionar a la muerte, me miro perdida en el espejo, no sé cómo me pondré cuando vea su cadáver, cuando este sin él en este mundo... me meto a bañar y lloro bajo la ducha, mis lágrimas caen por mis mejillas y se combinan con el agua tibia que cae de la regadera, maldigo al mundo, al cáncer, a la muerte...

Salgo y me pongo una camiseta gris sin mangas, un pantalón a la rodillas y bajo para desayunar (aunque la verdad no tengo hambre) me encuentro a todos en la mesa, el silencio es horrible... muy abrumador, e incómodo. No hablo porque no tengo ganas de hacerlo, mi mamá esta tan callada como yo, se le nota en los ojos que también estuvo llorando. Termino mi desayuno en silencio, y subo a mi habitación, leo la carta y el poema de Andrew, me sacan una sonrisa en estos momentos difíciles. Hablar con él me distraería de mi dolor.

- Hola Andrew

- ¿Estás bien?

- No – susurro.

- ...

- Murió mi abuelo Andrew, esta mañana – digo intentando no llorar.

- Lo siento mucho

- Por eso nos llamó a todos ayer, se estaba despidiendo.

- Si, fue su último buen día... ¿Quieres que vaya a tu casa?

- Si puedes venir te lo agradecería mucho. Necesito compañía.

- Llego en un rato.

Su casa y la mía no están tan lejos; así que demoró unos veinte minutos en llegar, yo no quise salir de mi habitación así que mi papá lo dejo pasar y subió.

Abre la puerta y me ve sentada en la cama, me regala una sonrisa a la que yo se la devuelvo. Se sienta al lado mío y me toma de la mano.

- Lo siento mucho, te debes sentir horrible ¿no?

- Asiento – no sé qué hacer, duele mucho.

- Llorar – dice en un susurro.

Recuesto mi cabeza en su hombro y lloro por mi abuelo, él solo me acaricia y me dice que todo estará bien, que él estará mejor. Que le vea el lado positivo, descansará, no tendrá más dolor, no más medicamentos. Dejé de llorar a la media hora después y hablamos un poco.

- ¿Porque no llamaste a Iván? – dice mirándome a los ojos.

- Necesito a alguien como tú en estos momentos.

- ¿Alguien como yo? – pregunta alzando una ceja.

- Si, alguien que me comprenda, que sea un excelente amigo y ...

- ¿Y? – deja flotando la frase en el aire.

- Alguien que me ame.

- ¡Amèn! – grita- me alegro que te hayas dado cuenta.

Una Chica DiferenteWhere stories live. Discover now