Capítulo 25: Esos te quiero.

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Al llegar a casa solo me recosté, mi teléfono sonó y el nombre de Alfred resaltaba, no sabía que me pasaba, mi corazón late muy rápido, oprimo el botón verde y puedo escuchar un "¿Hola?", la voz de Alfred sigue siendo la misma... pero no contesto a su pregunta.

- (T/N) ... ¿estás ahí?

- ¿Si?

- Oh, gracias a dios, pensé que Lu contesto y que me colgaría, sabes estamos preocupados. También quería decirte que... bueno... si tú...

- ¿Si yo?

- Si... si... tú quieres, ¿Por qué no te quedas aquí unos días? Se que es complicado, y no es fácil, pero realmente, enserio, te digo ENSERIO, quiero que estés aquí.

- ¿Estás bien Alfred?

- No lo sé, me siento extraño.

- ... Al... -mi corazón se oprime, la voz de Alfred suena triste, como si en cualquier momento fuera a llorar, y yo no podría hacer nada para evitarlo-.

- ¿América? –la voz de Canadá se escucha a lo lejos- ¿Qué haces?

- ...

El sonido cuando de "piiiit" suena y no escucho otra cosa, termino la llamada, abrazo mis piernas y mi otra yo solo me mira.

- Tenemos que arreglar esto.

- ¿Cómo?

- No lo sé.

- Ni yo...

- Ja, quiero estar ahí, abrazarlos y decirles que estaremos bien.

Me acomode en mi cama, para poder descansar cerré los ojos, por alguna razón me sentí extraña, como si... me estuviera ahogando... y una imagen del mar estaba frente a mí, pude ver a una pelinegra, ella estaba diciendo varias palabras y pude ver un anillo caer al mar, aplausos sonaron y una dulce voz dijo: "Lo siento, pero sería mejor morir ahora que hacerte daño después". El agua rodeaba todo el cuerpo de la joven, trate de tomarle la mano, aun así... esto probablemente era un recuerdo.

Volteé para ver a las personas, su cara de impresión... y ahora al verlo mi corazón latió fuertemente, y pude sentir las gotas saladas recorrer mis mejillas, Italia... cerré mis ojos fuertemente, no quería ver esa cara de tristeza, miedo, desesperación... y ahora estaba en una pequeña casa.

- Vamos pequeño, tienes que ser bueno –una rubia con risos le hablaba a un pequeño perro- tenemos que demostrar que somos fuertes como tu asombroso amo –se me hizo un nudo en la garganta, ¿será la oro de Gilberth?

Pude ver como caminaba en la casa, su vestido se veía gastado, su caminar era lento, vi cómo se detuvo en la ventana y observaba fuera, los segundos pasaban lentos, el sonido de su cuerpo cayendo al suelo me asusto, atrajo al pequeño cachorro a sus brazos, dándole un abrazo suave, se escuchaban pequeños sollozos y su voz... su voz estaba quebrada, no podía entender bien sus palabras, lo único que llegue a entender fueron escasas palabras al azar, tales como: "no quiero, él estará bien, lo extraño, está vivo... lo está".

Leves "toc, toc" se escucharon, mi piel se puso de gallina, ¿Por qué me mostraban esto?, la joven rubia se levantó, limpio los rastros de lágrimas en sus mejillas y se dirigió perezosamente a la puerta, al abrirla sus ojos brillaron, ahora entendía... más bien estaba entendiendo... la guerra... ella estaba en la época de guerra, y ahí frente a ella estaba un joven soldado, su traje militar azul marino con una cruz lo hacía ver muy galante; los brazos de la joven no tardaron en rodearlo, sus labios chocaban con las mejillas de aquel joven prusiano, una sonrisa se dibujó en mí, aunque los golpes que tenía Prusia en su cara con cada beso podía sentir el alivio de él en su rostro, pero ella no se estaba dando cuenta... no se daría cuenta que detrás de aquel joven que es el amor de su vida, muchos soldados con uniforme distinto tenían sus armas apuntándolo, baje la mirada, no quería ver lo que pasaría... no quería ver más muertes... porque sabía que aquel joven de traje azul no moriría, que los que morirán serian...

Borrador (HetaliaxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora