Gimnasio.

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BaekHyun está a muy arrepentido de haber pagado una membresía en el gimnasio, estaba tirado en la máquina de pesas, debió haber sabido que ser flojo y flacucho durante muchos años tendría sus repercusiones en su repentina decisión de hacer ejercicio, no estaba acostumbrado ni a subir escaleras, pero después de que su novio lo dejara por alguien con una apariencia menos de fideo decidió que era momento de ejercitar. Pero apenas llegó al gimnasio, su instructor le dio la paliza de su vida y eso que según era una rutina de alguien que recién comienza, pero estaba acabado, su cuerpo temblaba y sentía que el alma dejaría su cuerpo en cualquier momento, suspiró y miró la pared de espejos, su vista se dirigió automáticamente a un chico que corría en la caminadora, con la mirada en algún punto desconocido y audífonos en los oídos, era hermoso, su piel parecía de porcelana, sus cabellos eran más negros que el carbón y sus labios estaban rojos naturalmente, tal vez era el calor del ejercicio, pero esos delgados labios no dejaban de verse apetecibles, lo vio poner pausa a la máquina y bajarse mientras secaba su cuello y frente con una toalla, caminaba en su dirección con la mirada en su teléfono, desconectó los audífonos y comenzó a enredar los, el cerebro de BaekHyun entró en una especie de alerta y se apresuró a tomar la pesa y levantarla, cuando el bonito pasó frente a él fingió haber hecho mucho ejercicio.

—Y cien— dijo para luego soltar un exagerado sonido de satisfacción.

El chico le miró durante un momento.

—¿Hiciste cien?— arqueó una ceja— Hacerse bolita sobre la máquina es una buena estrategia para hacer cien— le sonrió suavemente.

BaekHyun sintió el calor subir a su cara—Es una buena estrategia.

—Seguro que lo es.

Le guiñó un ojo y fue a los vestidores, Baek observó sus manos, tal vez ya tenía un propósito para ir al gimnasio.

(...)

Su cuerpo era maravilloso, en dos meses ya había mejorado bastante, tal vez no podía levantar cien veces una pesa, pero ya podía cargar cosas un poco más pesadas que antes y ni se diga de su coqueteo con el chico de la caminadora, quien ahora sabía, se llama SeHun, miel sobre hojuelas.

—SeHun, ayúdame a probar algo — le llamó cuando SeHun terminó su tiempo en la caminadora.

Baek se tiró en el suelo y se acomodó para hacer lagartijas.

—¿Qué debo hacer?— preguntó SeHun.

—Verte bonito sobre mi espalda mientras trato de hacer lagartijas. — sonrió coqueto.

—No estoy seguro de que sea buena idea —formó una mueca.

—Oh vamos, prometo que todo estará bien.

Con algo de dudas SeHun se sentó en la espalda de BaekHyun, elevó los pies y se sujetó de la camisa.

—Voy a comenzar.

Comenzó a descender, el menor cerró los ojos con fuerza, trató de relajarse y sorpresivamente ascendieron con facilidad, miró la nuca de BaekHyun, em mayor parecía cómodo llevándolo sobre su espalda.

Hicieron treinta y cinco lagartijas de esa forma, pero eran suficientes para que SeHun vira lo fuerte que BaekHyun era.

—Eso fue genial— ayudó a Baek para que se levantara y le palmeó los hombros— Eres muy fuerte.

—No exageres, no soy demasiado fuerte, pero debo admitir que me pareció agradable poder tenerte en mi espalda y hacer ejercicio mie tras me animas.

—Siempre puedes pedirme que te ayude— la alegría que emanaba el menor le dio la valentía de invitarlo a salir.

—¿Y si quiero pedirte una cita?— preguntó.

—Pues seguiría aceptando.
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Hunnie's PlaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora