Amo de la traición.

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-¿ehh?- Arienelis no pudo comprender a lo que refería ¿como podían ser la misma si ella estaba viendo a Aritesa frente a ella?, no tenia sentido alguno.

-eres muy idiota, por eso todos te molestaban ¿lo sabias?- dijo Aritesa después de soltar un largo suspiro -pero no te culpo, nunca te dieron la oportunidad de mejorar- cuando dijo eso el rostro de Arienelis hizo una mueca de dolor y tristeza.

-yo..- Arienelis fue interrumpida por Aritesa.

-no te preocupes yo entiendo- Aritesa formo una sonrisa rígida, aunque se veía aterradora sabia que era una sonrisa sincera.- te lo explicare mas claramente.- Arienelis asintió.

- aunque no se muy bien los detalles y algunos datos son completamente desconocidos por mi te diré lo que aprendí sobre nuestra magia cuando vivía.....- fue interrumpida por Arienelis.

-¿nuestra?, pero si yo no soy compatible con ninguna magia- dijo con molestia.

-bueno si me dejaras explicar tal vez podrías entender, aunque en realidad es fácil de explicar porque pensaron que no tenias magia, buscaban tu afinidad a la magia de 5 elementos, pero tu y yo tenemos una magia única....-

-.... la magia de las sombras- Arienelis completo la oración.

-exactamente aunque no estoy completamente segura, mi magia es sin duda una que controla las sombras sin embargo cosas como la oscuridad de un corazón o las malas vibras de las personas también pudo verlas y controlarlas hasta cierto punto, por lo que creo que el nombre de magia negra se adapta mejor....- dijo con seriedad.

-pero.. ¿si tenia magia porque nunca pude usarla?- pregunto en confusión.

-¿sabes el tiempo que me llevo poder despertar completamente mi magia y el tiempo que me llevo controlarla?, ¿tu crees que tu quien prestaba mas atención a no ser atemorizada que a defenderte podrías usar la magia a su antojo? o ¿acaso estas subestimandome?- Arienelis se aterrorizo con la mirada de Aritesa, entendía lo que decía así que negó con la cabeza, Aritesa soltó un pesado suspiro.

-¿ahora si me dejas continuar?, si me vuelves a interrumpir lo lamentaras, como emperatriz es una gran ofensa que me interrumpas, ¿entendiste?- dijo con una voz aterradora, Arienelis se limito a asentir.

-bueno....- hizo una pausa, soltó a Arienelis y empezó a caminar lentamente alrededor de ella por del vació - cuando aun era miembro de la guardia real se nos encomendó ir a una misión en el reino Morbelns, nos adentramos a un bosque llamado Alupia para conseguir amatista- Arienelis tenia una cara muy tonta, Aritesa soltó un pesado suspiro y siguió- es un mineral que sirve para la creación de armas mágicas, lo que decía.... es que en el bosque había numerosas cuevas profundas que tenían el mineral, mientras los recolectores buscaba el mineral en las cuevas los guerreros se dividieron en dos, unos cuidando las entradas de las cuevas y otros eran escoltas de los recolectores dentro de ellas, yo fui una de esos escoltas-

-umm.. disculpa... Arit....¡emperatriz Aritesa!... pero seria mejor si va al punto ¿no lo cree?- dijo dudosa, Arienelis miraba el suelo mientras apretaba sus manos en su pecho, Aritesa la miro levantando una ceja y chasqueo la lengua.

- el ¡punto!- exclamo- es que caí en una grieta en una de las cuevas, cuando caí fui atrapada entre espinas en la oscuridad sin poder hacer nada, mis poderes fueron inutilizados- bajo su mirada, Arienelis se sorprendió cuando la escucho ¿que no fue eso lo que ella paso antes de entrar en el sueño?

-¿como escapaste?- pregunto preocupada.

-.... las espinas entraron profundo en mi carne, estuve a punto de morir.....- llevo su mano a su pecho justo donde esta su corazón y levanto su rostro lanzando una mirada decidida - en ese momento no me rendí, no moriría por algo tan estúpido, no hasta ver logrado mi sueño me dije a mi misma, tome el mango de mi látigo aun con las espinas perforando mi carne, lo apreté lo mas fuerte que pude tratando de soltar mi brazo de las espinas si lo lograba podría salir de esa situación, no importaba como, lo haría-

Arienelis solo podía mirarla con asombro, la decisión se desbordaba de su fría mirada casi podía ver como brillaba en su corazón, su estomago empezó a arder, algo dentro ella también quería mostrarse ante su determinación. Aritesa comenzó a caminar hacia Arienelis.

-fue cuando apareció ante mi el hada de la traición, el es quien controla las espinas que nos atraparon- siguió caminando hacia Arienelis mirándola a los ojos.

-¿el hada de la traición?-

- si, esas esferas que viste en realidad son hadas, representan los elementos mágicos pero el hada de la traición es esencialmente diferente ya que es el representante de una voluntad que fue desterrada hace mucho tiempo- se detuvo a unos pasos de Arienelis

-entonces esa esfera negra es...-

-el hada de la traición, solo hay una en su tipo y una vez escoge a su amo lo sigue hasta en la muerte, muy contradictorio tomando en cuenta su nombre, cuando la conocí me contó que se había quedado en ese lugar porque no recordaba donde estaba su amo pero que lo había sentido en mi y desde entonces el vivo en el látigo con el que suprimí a cada soldado al que me enfrente-

cuando lo menciono, el látigo apareció en medio de ellas, tenia un mango largo de madera tallada y una lengua* hecha de las enredaderas espinosas entrelazadas adornada con pequeños capullos negros.

-para poder usar magia los humanos deben tener características que a las hadas les atraigan, de ahí la afinidad mágica, entre mas hadas tengas mas fuerte es tu magia sin embargo las hadas no son visibles para los humanos, solo se juntan según el espíritu del humano- Aritesa tomo el látigo, y los capullos florecieron en hermosas rosas negras apenas visibles en el vació oscuro donde estaban. - cuando me convertí en el amo del hada de la traición obtuve la capacidad de verlas y me sorprendí al saber que las hadas de las sombras no existían-

-¿no existen?, ¿como es eso posible? si las hadas dan los poderes porque no existen- dijo exaltada.

-no lo se, pero estoy segura que tiene que ver con el que el hada de la traición nos haya reconocido como su amo, si el día de hoy pudimos unirnos de nuevo fue gracias a ella quien actuó como puente entre nosotras-

-esto me confunde mucho..... aunque me cuentes todo esto sigo sin saber el porque dices que somos mitades- se llevo la mano a su frente.

-¿eh?, ¿no te lo había dicho ya?-

-no-respondió cortante.

-bueno cuando desperté completamente mis poderes de sombra unas voces en mi cabeza me hablaron, tu espíritu esta a la mitad y hasta que no encuentres la otra mitad nunca seras un humano común y corriente, me dijeron- Aritesa levanto los hombros y sus manos en seña de incredulidad, aunque tiene una aptitud tan fría y noble le gusta ser mezquina.

-........que estúpido....- contesto Arienelis.


¡¡La Emperatriz Bastarda!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora