Verdad o consecuencia

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Celeste.

Llevo dos cervezas más y voy ganando las cartas. Soy buena en esto, debería comenzar a apostar dinero pero siempre que lo propongo todo se echan para atrás.

—Cele, si gano te invito a cenar —me dice Ezequiel, recostándose en el sillón. No está confiado, solo sabe que va a perder y ya se resignó.

La puerta de la biblioteca se abre y entra Lorenzo con varios chicos más, entre ellos Fabián y el idiota de Fernando, por suerte es él solo y no viene con el idiota del amigo. Genial. Vine a esta parte de la casa porque en la biblioteca es donde se refugian los anti sociales, las que quieren llorar y los que quieren tener conversaciones profundas mientras fuman marihuana, no para cruzarme gente indeseada. 

—¿Ya ganaste? —pregunta Lorenzo, juntando las cartas del suelo.

—¡No! —contesto, mirándolo molesta por arruinar todo. Ezequiel lanza su mazo fastidiado y los demás se ponen de pie, abandonando el juego así como así—. Estábamos jugando.

—Si y ya terminaron. Ahora pasemos a hacer algo en verdad divertido, que no sea un juego para mayores de cuarenta años —me contesta Lorenzo y lo miro ofendida. Las cartas no son solo para viejos, es para todo el mundo con un poco de inteligencia.

Lorenzo se sienta en el suelo y los demás lo imitan. Algunas chicas se acercan al ver que trae tequila. Yo me quiero ir, pero cuando me levanto, Ramiro me convence de quedarme. Fabián también se sienta pero tiene la decencia de hacerlo bien alejado de mí.

—¿A que jugaremos ahora? —pregunta una de las chicas.

—Ya se: a verdad o consecuencia —dice otra y yo pongo los ojos en blanco. ¿No había nada más trillado?

Al parece a otros les parece una gran idea porque terminan eligiendo ese juego. Que gente estúpida, por dios.

—¡Bien, comencemos! Primero beban todos, así estamos todos bien puestos —propone Lorenzo y me parece sensato. El problema es que yo ya bebí demasiado, así que decido pasar del tequila y terminarme mi vaso de cerveza.

—¿Quien comienza? —pregunta Alicia.

—Lancen una moneda —propone Ramiro.

—Mejor una botella —dice Fabi y agarra una cualquiera, comprueba que este vacía y la recuesta en el suelo, en medio de la ronda. 

La hace girar.

Señala primero a Cecilia.

—¿La harás girar de nuevo? —pregunta ella, un poco nerviosa de que la haya apuntado a primeras.

—No, para ahorrarnos tiempo, ya que yo la gire te haré la pregunta —contesta, encogiéndose de hombros. Algunos se quejan, pero él no les presta atención—. Bien, Ceci ¿verdad o consecuencia?

—Mmm, verdad.

—¿Es verdad que te comiste a Sebastián de quinto, segunda?

Ella abre los ojos espantada, mientras que todos la miramos curiosos porque es lo que queremos saber hace un buen tiempo, cuando comenzó a esparcirse el rumor.  

—Fue solo un corto beso —confiesa y todos exclamamos—. Pero ya no estaba con Rocío —se apresura a aclarar.

—Si claro, justifícate —dice Alonso.

—Es verdad —chilla ella, enojada.

—¡Siguiente! —anuncio, cansada de que le den tantas vueltas. Creo que estoy un poco con pocas pulgas, la idea es divertirse y reírnos de los demás, pero no logro relajarme del todo.

La lección© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora