Nicolás.
Al otro día paso nuevamente por Magda y vamos juntos al colegio. Como salió con sus amigas tiene un aspecto bastante deplorable que le ha costado cubrir con mucho maquillaje. Pero la resaca no se tapa con nada.
—Última vez que hago esto. No salía entre semana desde hacía mucho tiempo —se queja, bebiendo agua de una botella que compramos en el camino—. ¿De qué te ríes?
—Nada, es que te ves fatal.
—No me lo recuerdes. No se como voy a poner una buena cara delante de Griselda.
—Si te duele mucho la cabeza tengo ibuprofeno guardado allí —le digo señalando con la cabeza la guantera.
—Gracias, esperaré a llegar.
Llegamos al instituto y entramos por separado. Magda se dirige rápido al salón de preceptores y yo voy de camino a la sala de profesores porque tengo esa primer hora libre antes de dirigirme a mi clase con segundo año. No pasan ni diez minutos que Magda vuelve a buscarme y me pide que cubra a la profesora Berenis que le tocaba con los de cuarto porque tuvo una emergencia y no pudo asistir. A pesar de que ya me había hecho la idea de no hacer nada durante ese tiempo acepto, después de todo ella me lo podrá devolver más adelante.
En el salón los estudiantes no se han organizado, están conversando a los gritos, tirándose cosas y escuchando música sin cascos. Sin embargo, es poner un pie dentro para que todos se queden en silencio. Sé que soy el profesor guapo del instituto, pero también soy uno de los que más respetan, me ha costado conseguirlo pero siendo tan joven no me quedaba otra que hacer notar mi autoridad. Me acerco al escritorio y observo que Irene no llegó aún.
—Apresúrense —les grito al resto de los chicos que se quedan platicando con sus amigos fuera de los bancos. Los que faltaban se acomodan. La puerta se abre y entra Irene. Trae una terrible cara acompañada por un aura extremadamente negativa que advierte a cualquiera a no acercarse a ella. Una vez sentada en su banco, levanta sus ojos hacia mí. No hay expresión alguna en su rostro, creo que ni siquiera me está mirando. Se lleva el dedo a la boca y comienza a morderse las uñas, sonriéndole a Celeste a su lado.
Supongo que no le ocurre nada que no sea un mal dormir.
Franco entra veloz, empujando a otra chica que lo insulta y yo me agarro la frente ante la idea de lidiar con todos durante dos horas, quienes parecen haberse levantado con el pie izquierdo.
Franco se acerca a Irene y ésta lo ignora. Carla se me acerca para preguntarme algo y me distraigo. A los minutos sus voces se elevan y cuando levanto la vista, observo a Irene, Franco y Celeste peleando.
—Deja de ser tan cagona y mírame a la cara —grita él muy cerca del rostro de Irene. Ella se mantiene mirando hacia adelante con las manos en la frente como si se estuviera conteniendo de darle una paliza. Celeste está detrás de él, con una mano en la cintura aguardando a que libere su banco. Me mira con una expresión que dice «¿No harás nada con este pendejo?».
—Franco, vete a tu asiento —le ordeno alzando la voz.
—Un momento, estoy hablando algo importante —farfulla como si fuera uno de sus compañeritos. ¡Lo que me faltaba!
—La clase ya comenzó, lo que tengas que hablar lo haces en el receso.
—Que un momento, es algo importante sobre una asignatura —me miente.
—Tienes dos minutos para sentarte o te amonesto —añado, mirándolo fijamente—. Estoy hasta las pelotas de estas cosas —murmuro por lo bajo, aunque algunos logran escucharme. Franco se aleja a regañadientes.
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La lección© [COMPLETA]
RomancePasiones desbocadas, juego con drogas, un intento por madurar y la tendencia a meterse en muchos, muchos conflictos une a estos personajes que asisten a la escuela Sagrada Familia. ¿Su objetivo? Tratar de sobrevivir a los vaivenes de la vida y no mo...