Baño.

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Emilio y Joaco caminan por la banqueta, dirigiéndose hacia el edificio donde ambos viven. Emilio aún sigue sorprendido de hace unos minutos cuando le Joaco le dijo dónde vivía.

- Nunca te había visto por aquí antes. Y pues yo también vivo en esos departamentos. Qué loco ¿no? 

- Nos acabamos de mudar. Mi hermana, yo y mi Papancho. 

Emilio se detiene en seco y se gira a mirar al contrario. 

- Espera ¿Tu familia es la que se acaba de mudar?

- Sí. 

- Eso explica mucho - Y sí. explicaba mucho el por qué aquél chico era tan peculiar. Aún recuerda el no encuentro que tuvo con esa familia a través de una puerta. 

Mientras lo mira de reojo lo ve ahí, tan calmado, con una sonrisa que no se borra de su rostro y bueno, Emilio nunca antes se ha sentido tan curioso por un simple rostro, pero parece no poder despegar la vista de aquél. Se obliga, como puede, porque seguramente es raro su comportamiento aunque a Joaco no parece molestarle, sigue prendado de su brazo mientras caminan. La lluvia casi ha cesado y eso ha calmado a al castaño, al parecer. 

- Tus zapatos están todos mojados - comenta Emilio solo para romper el silencio, que, si bien no es incómodo, ha durado ya bastante. 

Joaco mira hacia abajo y, en efecto, observa sus zapatos completamente empapados al igual que sus calcetines, no se había dado cuenta pero ya comienza a sentir el agua escurrirse entre sus dedos.

- ¿Es eso un problema? - por la expresión del menor, Emilio supone que sí, además, le había comentado algo de ser alérgico al agua, primera vez que escucha algo así. 

- Hay que darnos prisa - Responde Joaco simplemente y tira del brazo de Emilio para caminar a mayor velocidad. 

- Va-vale - Sigue su paso siendo prácticamente arrastrado e intentando cubrir al chico con el paraguas. Poco le importa que a diferencia del ajeno, él no solo tenga los zapatos empapados, sino la espalda y sus rizos estén pegados su frente por la misma razón. Ya luego se pondrá a pensar por qué tiene tantas consideraciones con alguien que apenas conoce - Ya es en la esquina - levanta el brazo y apunta con un dedo hacia el edificio. Supone que solo queda dejar a Joaco en la entrada y ya está. Están por cruzar la calle cuando un sonido hace que se detenga. 

Mamarre mamarre.

- Ay, aguántame. 

- ¿Que te qué?

Joaco observa como el rizado se zafa de su agarre y busca en el bolsillo trasero de su pantalón algo. Ya ha escuchado ese sonido antes, con Papancho así que ya se hace una idea de lo que el chico está buscando, lo cual le recuerda que no consiguió el teléfono que Renata pidió.
En efecto, Emilio saca su teléfono celular y responde colocándolo sobre su oreja. 

- Ajá. Sí, ya voy. Me encontré con el vecino. Sí sí. No, no él. Pues no, siempre no lo mataron. A ver. Es que si tú vieras Investigation Discovery habrías creído lo mismo que yo. Vale ma. Ya voy. 

Cuelga y se girar a mirar a Joaco, para decirle algo, pero observa algo en él. 

- ¡Qué pasa?

- Dame tu teléfono. 

- ¿Qué?

- Que me des tu teléfono. 

La seriedad con la que lo dice y mira, comienza a asustar un poco a Emilio. 

- ¿M-me estás asaltando? - Se aferra al aparato y da un paso hacia atrás, ocasionando que la poca agua que gotea del paraguas caiga justo en la cabeza de Joaco ¿Por qué le pasan estas cosas?  ya sabía que el niño era raro. 

J04K0 (Emiliaco) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora