Despertar contigo.

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Cuando Emilio despierta, tarda en caer en cuenta dónde se encuentra, se aferra a la almohada que tiene a lado, pues en su mente aquél olor le parece dulce y le causa tranquilidad. Rueda sobre el colchón abriendo lentamente los ojos y soltando un bostezo que suena más como un quejido quejido, hasta quedar boca arriba. Lo que menos espera ver en vez del techo, es un par de ojos abiertos de par en par observándolo acompañados de una sonrisa de oreja a oreja.

- AHHHHHHH

Arroja la almohada hacia al rostro del contrario y cae de la cama, golpeando su espalda contra el piso.

- ¡¿Cuánto tiempo llevas mirándome así?! - dice sobándose lo que en el futuro resultará en un morete.

- Como media hora - el más pequeño lo observa desde arriba de la cama, sentado en flor de loto, jugando con las sábanas de la cama.

Emilio no sabe muy bien qué responder ante la actitud de su amigo, quien dice las cosas con tal naturalidad que lo desconcierta. Simplemente se lleva una mano al pecho y niega con la cabeza - creo que me va a dar un infarto.

Dichas palabras bastan para cambiar al instante la expresión de Joaco, quien en seguida comienza a negar con la cabeza y se lanza sobre él.

-¿Pero qué...?

- ¡No, no, no! No quiero que te de un infarto. Se RCP. - se coloca a horcajadas sobre Emilio y lo coge por sorpesa de ambos brazos, colocándolos a la altura de su cabeza, para luego colocar sus manos sobre el pecho del mayor

- ¿Qué chingados? Joac...

- Aplicando compresiones torácicas.

- Basta, basta - Emilio repite una y otra vez mientras intenta apartar las manos de Joaco, tomándolas entre las suyas, sin embargo, no quita a Joaco de encima de él, y se queda ahí tirado boca arriba, más confundido que antes. Entrelaza sus manos con las ajenas y hace contacto visual, soltando un suspiro - Estoy bien, estoy bien ¿vale?

- ¿Estás seguro? - Joaco lo observa, aún no convencido - Puedo checar tus signos vitales - Lentamente, acerca su rostro al de Emilio, inspeccionándolo. Libera una de sus manos, llevándola a la mejilla de Emilio, para tomar su temperatura, mientras la otra la mantiene entrelazada - Bueno, tienes la cara algo caliente...y roja.

El rostro de Joaco está demasiado cerca del suyo y eso debería molestarle a Emilio, pero no lo hace. Apenas y escucha la voz de Joaco, pues está demasiado concentrado en el tacto de su piel contra aquella mano.

¿Desde cuando la piel de Joaco es tan suave? ¿Desde cuándo sus pestañas son tan negras y largas?

Abre la boca para decir algo, aunque no sale nada de ella. Inconscientemente lo agradece porque no sabe qué puede haber respondido.

- ¡Joaco, Papancho quiere saber si van a desa...!

La puerta se abre de golpe a la vez que una voz femenina se escucha .

- ¡¿Qué carajo están haciendo?! - la chica lanza la mochila que llevó a la pijamada al suelo y se voltea cubriéndose el rostro con las palmas de sus manos como si hubiera visto una escena de película de terror.

- ¡Renata! nada, nada - Emilio se retuerce debajo de Joaco, intentando que se quite de encima y ahora está cien por ciento seguro que tiene el rostro como semáforo.

- ¡Ay pero qué trauma me va a quedar de por vida! Necesitaré terapia.

- Que no estábamos haciendo nada. - por fin se quita de encima a Joaco, quien solo se queda en la esquina con la cabeza inclinada intentando analizar la situación - Me caí de la cama y Joaco...

J04K0 (Emiliaco) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora