Capítulo 21: Recuerdos

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Después de un rato Jimin volvió a dormir; cansado, confundido. Me siento extraño al estar a su lado y ver cómo no recuerda nada de mi, de nosotros y todo este tiempo que hemos estado juntos y todo lo que hemos pasado.
Me pongo de pie y salgo de la habitación; camino hasta afuera de la casa y me apoyo contra el barandal, veo a Julieth acercarse a mi lentamente con una sonrisa, su vestido blanco ondea con el viento, al igual que su cabello. Camina hasta mi y se apoya en el barandal junto a mi.

— ¿Como esta Jimin? — pregunta mientras observaba a la nada.

— Bien — respondo —, confundido, esos monstruos le han dicho muchas mentiras.

— Típico de ellos — dice ella riendo —, creen que mintiendo y engañando lograrán algo.

— Es lo único que pueden hacer

— Me gustaría saber cuál es el motivo por el cual hace esto — dice ella.

— Yo igual — digo y observo a otro lado pero quizás ya lo sé.

Cuando empezo todo esto; el primer día en esa cabaña fue importante aunque no me haya dado cuenta de eso, ese hombre había sido expulsado de su clan. Era un Nefda, el me engañó por una razón, sabía muy bien que mi destino era encontrar a Jimin y cuando finalmente pasó lo entendí. Él era su padre; después de que la madre de Jimin fuera asesinada por su propio clan él fue expulsado del clan Nefda para vivir en soledad y agonía. Él sabía que mi destino era salvar a Jimin de los Ocior, él no podía cuidar de su hijo y buscaba con desesperación alguien que fuera amable, compasivo y que fuera capaz de dar todo por alguien. Entonces me eligió a mi; aún no entiendo por qué, por que yo. No lo entendí hasta después de mucho tiempo; desde ese día no volví a verlo nunca más. Quizás su maldición acabo y finalmente descansó en paz.

—¿En que piensas? — pregunta Julieth.

— En muchas cosas hermana — suspiro— en muchas cosas.

— Me alegra tenerte hermano — dice ella y sonríe golpeando mi hombro —, creo que convertirme en vampiro fue lo mejor que pude hacer.

— Y gracias a eso tengo en quien confiar — sonrío —, eres una gran hermana.

Julieth, ella ha estado desde que mis padres murieron... Desde que yo los maté, ella a estado ahí, huí con ella desde de que los aldeanos nos atraparon en el camino de salida, nos fuimos lejos y comenzamos una nueva vida junto al clan Nefda. Poco a poco llegamos a hacer muchas cosas juntos.

— Deberías entrar — dice ella — ve con Jimin, cuida que despierte tranquilo.

— Tienes razón — digo comenzando a caminar hacia la habitación —, gracias Julieth, por todo lo que haces por mí.

— Gracias a ti por existir — dice ella sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa y sigo mi camino a la habitación donde Jimin se encuentra; abro la puerta y lo veo aún dormido, camino hasta la cama y me siento a su lado. Observo cada centímetro de su cuerpo, sus labios gruesos y rojos, su cabello desparramado.

— No sabes cuánto te amo Park Jimin — murmuro y sonrío —, cuando llegue el momento estaré aquí para ti, para protegerte.

Te amo...

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El Príncipe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora